Monday, March 29, 2010

Preparando mi viaje a Lima

Faltan sólo 2 semanas para viajar a Lima, ¡por fin! Poco a poco me estoy mentalizando para que no me choquen tanto cosas como el caos vehicular, los choros, las combis, los taxistas-asaltantes, la suciedad, etc. Cada vez que me doy cuenta de que me estoy estresando por esas cosas me acuerdo de la comida.

Definitivamente no me va a alcanzar el tiempo para comer todo lo que quiero, así que estoy tratando de priorizar. He vuelto a hacer una lista de restaurantes, en la cual están marcados los que ya visité y los que quisiera visitar.

El problema que he encontrado para tomar ciertas decisiones de dónde comer qué día y con quién es que la mayoría de restaurantes limeños no tiene página web. Me parece increíble, sobre todo ahora que me he acostumbrado a lo contrario. Y de las pocas páginas de restaurantes que existen casi ninguna consigna precios y horarios de atención. Hacer una página no cuesta mucho (económicamente puede costar cero soles, si se utiliza un blog por ejemplo) y no es mandatorio actualizarla a cada rato. Basta con cambiar el menú, horario de atención, teléfono, etc., cuando se requiera. Estoy convencida de que tener la información en Internet, por más sencillo que sea el formato, es una ventaja competitiva para cualquier negocio. Cada vez somos más los marcianos que no vamos a un sitio si no encontramos los datos en la web.

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Cena para 20

El sábado pasado tuvimos una reunión en el centro budista para discutir los resultados del evento de Lama Ole. La idea era celebrar el éxito del evento después de la reunión con una cena preparada por algún voluntario. Por supuesto, me ofrecí y empecé a pensar en posibles opciones. Pronto me informaron que otras dos personas se habían apuntado para ayudar, así que mis opciones se volvieron más ambiciosas. Hablando con uno de los cocineros para esa noche acerca de mis opciones, le mencioné comida marroquí y le encantó la idea. Así que empecé a buscar en Internet recetas que pudieran ir bien juntas y alimentar a vegetarianos y carnívoros.

El último número confirmado de comensales fue 24. Con esa cantidad de gente ya tenía una excusa realmente buena para probar varias de las recetas de las muchas que había elegido. Este fue el menú:

Entradas, servidas con pan tipo turco:
- Aceitunas con limón encurtido
- Puré de berenjena (receta de The View from Fez)
- Taktouka - ensalada cocida de tomate y pimiento morroneado (receta de The View from Fez)

Platos principales:
- Ensalada dulce de zanahoria rallada (receta de Food by Country)
- Ensalada marroquí cruda (receta de Lahcen’s Moroccan Cooking)
- Ful - habas en salsa de tomate (receta de The View from Fez)
- Tagine marroquí de albóndigas de cordero (receta de The View from Fez)
- Tagine de pescado con limón encurtido y chermoula (receta de The View from Fez), servido sobre cous cous
- Tagine de pollo con almendras y guindones (receta de Food by Country), servido sobre cous cous
- Tagine marroquí de vegetales (receta de Summer Tomato, adaptada de Mark Bittman), servido sobre cous cous

Postre:
- Ensalada de frutas con agua de rosas (receta de Narda Lepes)
- Ensalada de naranjas, dátiles y almendras (receta de Narda Lepes)
- Té de menta marroquí (estaba planeando prepararlo de cero pero encontramos bolsitas filtrantes en el supermercado)

Yo había comprado algunas de las cosas (los limones encurtidos y pasta de ají en Coles, agua de rosas y agua de azahar en Fiji Market, carne de cordero molida y filetes de pescado en Norton Plaza). Dejé esas cosas junto con los garbanzos remojados, bols, tazas y cucharas medidoras, y mi delantal que dice "beer o'clock" en el centro y fui a Foodworks a encontrarme con Guy. Había casi todo lo que necesitábamos. Nos encontramos con Bonnie en el camino al centro (me había enviado un mensaje de texto diciendo que llegaría tarde). Una vez ahí, Bonnie y yo empezamos con las tareas de preparación, Guy fue a comprar el resto de las cosas y cerveza para los cocineros.

Pegué mis cuadros en la pared: una tabla con una fila por ingrediente y una columna por plato, que indicaba la cantidad de cada ingrediente requerido por cada plato y cómo debía ser preparado (en tajadas, sin pepas y picado, rallado, etc.) y el cronograma que indicaba quién iba a hacer qué a qué hora. También imprimí las recetas, las cuales estaban en el counter para fácil revisión de la persona a cargo de cocinar un plato en particular.

Realmente la pasamos bien cocinando juntos (estoy segura de que la cerveza, los Doritos y el guacamole fueron responsables de parte de la diversión), y aún cuando Bonnie me odió por hacerle pelar, despepitar y picar 30 tomates, sé que disfrutó la experiencia. Alvaro llegó tarde de su trabajo voluntario y también ayudó.

Se suponía que la reunión empezaba a las 6, pero la gente llegó un poco tarde. Eso nos dio tiempo para dejar todo casi terminado. Gladys, quien fue la primera no cocinera que llegó, también nos ayudó. La reunión empezó pero no me quedé mucho rato, tenía que estar en la cocina ocupándome de los últimos detalles, dejado todo listo.

Cuando la reunión terminó empezamos calentando las entradas. Las adorables Tatiana y Taeko nos ayudaron lavando durante toda la noche. Mientras que los invitados comían empezamos a calentar los platos de fondo. Al mismo tiempo preparé el cous cous en un bol enorme. Por algunos minutos experimenté la adrenalina que extraño tanto de trabajar en una cocina. El estrés estaba al máximo, pero era el buen tipo de estrés, el que te vuelve totalmente alerta y eficiente (y sudoroso). Cuando todos los fondos estuvieron servidos en platos enormes para que la gente se sirva me tomé un descanso.

Gladys me había servido un plato, así que sólo me senté y disfruté la cena. Estaba medio repleta por los Doritos, cerveza y todas las veces que había probado la comida mientras cocinaba, pero aún quería experimentar cómo los comensales estaban percibiendo la comida en su totalidad (si eso tiene sentido).

Al final algunas personas que habían confirmado nunca llegaron. Sobró comida pero no tanta como había pensado al comienzo. Dejé que la gente conversara y tomara por un rato antes del postre. Para mi sorpresa, comieron las ensaladas de fruta (yo también comí, aún cuando eso significó que ya no habría más espacio para cerveza). Yo diría que hicimos un muy buen trabajo.

Lo único de lo que me arrepiento es de no haber tomado ni una sola foto. La próxima vez, quizás.

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Thursday, March 25, 2010

Quiero choclo!

Al contrario de lo que pasa con algunas frutas y vegetales que saben más o menos igual donde quiera que vayas (lo cual es una afirmación un tanto amplia, así que mejor diré: en Australia o Perú, tal como lo describe mi lista de comparación de comida), tales como zanahorias, naranjas y arvejas, me he dado cuenta de que el choclo causa un gran shock en las papilas gustativas de la mayoría de peruanos que vivimos en el extranjero.

De acuerdo con la Oficina de Turismo de Perú, actualmente se cultivan más de 55 variedades de maíz en nuestro país. Supongo que gran parte de ellas se cultiva/usa en la sierra, pero aún siendo limeña he estado constantemente expuesta al menos a 9 variedades:
- choclo
- maíz morado
- mote
- mote seco, usado para algunos tamales y humitas
- cancha
- maíz gigante del Cuzco
- jora
- canchita
- choclo bebé

En Sydney, si vas a un supermercado típico encontrarás a lo mucho dos tipos de choclo: el dulce amarillo y el bebé. Un día fui a Woolworths (una de las cadenas de supermercados más grandes) y vi choclo blanco, muy similar al que se vende en Lima. Luego vi el letrero que decía "sweet corn". Si al amarillo sólo le dicen "corn" no puedo imaginar qué tan dulce debe ser el otro.

Cocino un montón, casi todos los días, pero la razón por la cual generalmente no preparo platos peruanos es porque no puedo imitar el sabor con ingredientes locales. Me he atrevido a usar choclo australiano en algunos platos (tiradito, cebiche, solterito, arroz con pollo) y he notado cómo un ingrediente puede cambiar un plato por completo. Algunos meses atrás tuve una revelación: me di cuenta de que podía usar choclo bebé en lugar del otro. La mala noticia es que es carísimo, así que no lo uso cuando lo requiero en grandes cantidades.

Lo cual me lleva al almuerzo de ayer. Pensé que había tenido otra revelación cuando algunas semanas atrás (o meses, no recuerdo) decidí que la dulzura del maíz amarillo no sería un problema para preparar pastel de choclo, ya que en Perú le agregamos azúcar a la masa. Igual le agregué azúcar, pero la mitad de lo que decía la receta. Probé la masa de choclo y el relleno con pasas por separado, ajusté los niveles de sal y pimienta y pensé que lo había logrado. Luego lo horneé y después de cortarlo y poner las porciones en tapers probé un poco, como siempre. Estaba demasiado dulce. No sólo eso, sino que la textura no era la correcta. Eso se debe a que el choclo acá es puro dulce y agua. Me olvidé de sacar el pastel de choclo del taper con cuidado, lo cual explica la foto.

Pastel de choclo (corn pie)

Alvaro sugirió usar choclo bebé la próxima vez, lo cual resultaría en una versión super cara de nuestro humilde plato tradicional. No, gracias. Esperaré hasta llegar a Lima, después de todo sólo faltan 18 días para mi viaje.

Para el almuerzo de hoy usé el relleno que sobró en unos ajíes grandes que venden acá (una versión no picante de nuestro rocoto relleno, sin el queso Paria) y confirmé que el problema con el pastel de choclo fue el choclo. El relleno quedó muy bien en el ají.

Mirando "el lado amable" (como diría el Chavo), hace un par de días fui a Fiji Market, un lugar donde compro yuca congelada y plátanos verdes cada vez que los
necesito para cocinar comida peruana. Estaba buscando algunos ingredientes que necesitamos para una cena marroquí en corredores que no había visitado antes (usualmente agarro mi yuca o plátanos y salgo al toque antes de marearme con el aroma saturado de las especias), cuando derepente encontré la esquina latinoamericana, un espacio relativamente pequeño con cosas en su mayoría mexicanas (salsas picantes, cajeta, nopalitos, etc.), algunas cosas colombianas/venezolanas y... cancha! La compañía Quilla Foods la tuesta acá en Australia, y creo que el mote que usan proviene de Bolivia. No sabía tan bien como la cancha recién tostada que sirven en las cebicherías buenas, pero he visto que venden mote sin tostar en su tienda online, así que compraré pronto.

Cancha

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Wednesday, March 17, 2010

Review: Cafe Sophia

La semana pasada nuestra amiga peruana Carina viajó desde el norte de Australia para participar en parte del tour de Lama Ole. Estuvo en Sydney por unos días y se fue el domingo. Tomamos desayuno con ella esa mañana en Cafe Sophia, que queda cerca del centro budista, en donde se quedó a dormir.

Alguien me había recomendado ese café antes, pero debido a que mis desayunos son pequeños y cortos usualmente no los tomo en cafés, como lo hace un montón de australianos. De hecho, creo que el desayuno del domingo pasado fue mi segundo desayuno de café en los 10 meses que tengo viviendo aquí. Volviendo al tema, Matt sugirió ir a Sophia porque la comida es rica y es un negocio familiar con buena vibra y servicio al cliente.

Eran casi las 11 am y estaba lleno, uno de los dueños nos dijo que esperemos y alistó un par de mesas para nosotros. Mientras tanto pedimos nuestra comida. Alvaro pidió tostada francesa con tocino y plátano y un latte.

Cafe Sophia - French toast, bacon, banana



Yo pedí frejoles horneados hechos en casa con huevo pochado y tostadas y un cappuccino con leche de soya. Normalmente no habría pedido frejoles pero realmente quería comparar frejoles horneados bien hechos a los enlatados que nos dieron en el hotel de Canberra.

Cafe Sophia - Homemade baked beans, poached egg, toasted sourdough



Los frejoles estaban deliciosos, el huevo pochado perfecto. La combinación con hojas de eneldo y las tostadas tibias con mantequilla fue alucinante. Probé la tostada francesa de Alvaro con un poquito de tocino, un pedacito de plátano y un chorrito de almíbar, estaba rico pero mis frejoles estaban mejor. O de repente lo que pasó es que tenía antojo de un desayuno/brunch salado esa mañana.

Ese fue el fin de esta tragadera que empezó con el evento de Lama Ole. Sé que podría y debería restringirme a comer inteligentemente siempre pero por el bien de mi cordura me doy un descanso de vez en cuando. Este en particular tuvo un resultado de 1 kilo de más en la balanza (por supuesto que eso no significa mucho en términos de grasa/masa muscular, pero es una de las medidas más fáciles de controlar), el cual ya eliminé. Fue relativamente simple porque no dejé de entrenar, es por eso que he decidido inscribirme en mi viejo gimnasio tan pronto como llegue a Lima para tratar de mantener mi peso dentro de límites razonables, es decir que espero poder entrar en mi ropa de oficina tan pronto como vuelva.


Cafe Sophia
7 Swanson St
Erskineville NSW 2043
(02) 9519 1565


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Tuesday, March 16, 2010

Viaje corto a Canberra - día 2 de 2

Incluyendo reviews: Zipp Restaurant Bar, My Cafe, Dobinsons Bakery Cafe

El sábado nos despertamos a las 6 am. Nos alistamos para ir al gimnasio y bajamos. Desafortunadamente había dos tipos ahí, así que fue un poco difícil usar las máquinas, pesas, etc. Nos quedamos un rato pero luego le sugerí a Gladys ir de vuelta al cuarto para hacer un poco de planchas, sentadillas, etc., ahí.

Aproximadamente una hora después estábamos listas para el desayuno. Mi experiencia hasta el momento había sido que los buffets de desayuno son estándares, de modo que por lo menos son decentes. Estaba muy equivocada. Después de servirnos un vaso de agua y uno de jugo decidimos empezar con avena. Me encanta la avena y nunca había comido una que no me gustara hasta el sábado pasado. Yo le puse encima albaricoques secos, pasas, nueces, manzanas deshidratadas y fruta fresca (sandía, melón, piña). Gladys probó su avena primero y me dijo que algo andaba mal. Estaba excesivamente dulce. No sólo la habían mezclado con frutas secas sino que no la habían remojado en agua o leche, sino en yogurt endulzado.

Zipp Restaurant Bar (Mantra hotel, Canberra) - Porridge (way too sweet), dried fruit, nuts and fresh fruit.


La segunda ronda fue salada. Me serví huevos revueltos, los cuales estaban perfectamente cocidos y sazonados, frejoles horneados de lata (no entiendo por qué ofrecen comida enlata en un hotel que definitivamente no es barato), un hash brown (masas de papa rallada fritas) y un croissant. También había tocino y salchichas chiquitas que no probé. Habría sido realmente bueno si hubieran incluido tomates horneados y champiñones, como en la mayoría de restaurantes que ofrecen buffet de desayuno. Los huevos y el croissant fueron las únicas cosas en el plato que me gustaron.

Zipp Restaurant Bar (Mantra hotel, Canberra) - Scrambled eggs, CANNED baked beans, hash brown and croissant.


Las bebidas "calientes" incluían una selección (limitada) de tés, café aguado y frío en termos, leche entera y leche descremada.

Zipp Restaurant Bar (Mantra hotel, Canberra) - Cold, watery coffee with milk.


Nos dimos cuenta un poco tarde de que había una mesa en una esquina con diferentes tipos de pan de molde, tostadoras y cosas para untar. Comí un crumpet (pan con forma parecida a la mitad de abajo de un pan francés) con mantequilla de maní y mermelada de frambuesa, Gladys comió una tostada multigranos con mantequilla y mermelada.

Zipp Restaurant Bar (Mantra hotel, Canberra) - Toasted crumpet, peanut butter and raspberry jam.


También había panqueques y facturas. Las facturas dulces estaban ricas, seguro las compraron en el mismo proveedor de los croissants. Los panqueques estaban demasiado dulces; a pesar de ser dulcera sólo pude comer un pedacito.

Zipp Restaurant Bar (Mantra hotel, Canberra) - Sweet pastry, way too sweet pancake with syrup.


A estas alturas y aún cuando habíamos dejado comida en los platos, ya estábamos llenas. Pero sabíamos que tendríamos que hacer cola por al menos 1.5 horas para entrar a la exhibición, así que hice un último esfuerzo y comí un raisin toast (pan de molde con pasas y usualmente canela, tostado) con mantequilla. No sé de dónde salió el pan pero la tajada era super gruesa y sabía a comida realmente barata. Para nada rico.

Zipp Restaurant Bar (Mantra hotel, Canberra) - Terrible raisin toast with butter.


Bien alimentadas (en términos de cantidad pero no calidad), fuimos a la recepción para preguntar cómo llegar a la galería. La recepcionista de turno esa mañana carecía de expresión alguna y habilidades de servicio al cliente, y sólo nos dijo "la mayoría de la gente va en taxi". Habíamos estado pensando en ir caminando pero luego nos dimos cuenta de que gastaríamos preciosos minutos y tomamos un taxi. Nuestro amigable conductor nos preguntó si habíamos tomado desayuno en preparación para la hora y media o dos horas de cola. Asentimos.

Llegamos a las 9:15 am. Había dos colas, una para la gente con entradas y otra para la gente que recién las iba a comprar. A primera vista la cola para gente con entrada no se veía tan larga pero en realidad llegaba hasta el jardín de la siguiente galería, la cual es un edificio separado rodeado de grandes jardines.

National Gallery of Australia (Canberra) - Queue for Masterpieces from Paris


Algunos minutos después de que llegamos ya había una gran cantidad de gente haciendo cola detrás de nosotras.

National Gallery of Australia (Canberra) - Queue for Masterpieces from Paris


A las 10 am, la hora oficial de inicio de la exhibición para público no VIP, la cola empezó a moverse lentamente. Llegamos a la puerta de la galería a las 11:00 aproximadamente, y nos dimos cuenta de que había más cola dentro de la galería. Eventualmente llegamos al primer cuarto de la exhibición (había seis en total) y aún cuando estábamos cansadas y había colas en frente de la mayoría de pinturas, fue realmente una gran experiencia. No sé si volveré a tener la oportunidad de estar tan cerca de una obra de arte original, y de poder apreciar todos los detalles en color, forma, volumen y profundidad que hacen la diferencia entre corriente y excelente.

Por supuesto que la galería ofrece otras exhibiciones pero estábamos demasiado cansadas para visitarlas. Hicimos una última cola para pagar los recuerdos que compramos (Gladys compró un libro de la exhibición y yo una impresión de mi cuadro favorito de Van Gogh, "Noche Estrellada"). Luego de eso nos sentamos por 5 minutos y caminamos los casi 3 kilómetros que nos separaban de Manuka, según la guía uno de los dos suburbios que todo amante de la comida debe visitar (el otro es Kingston).

Una vez más nos vimos rodeadas de grandes casas con amplios jardines, hartos árboles, unos cuantos autos estacionados y cero personas. Cuando llegamos a Manuka no había una sola tienda y temimos que habíamos sido vilmente engañadas. Caminamos hacia el inicio de Franklin Street y nos sentimos aliviadas cuando vimos gente y tiendas. Sin embargo, casi todos los restaurantes estaban cerrados (algunos cierran a las 2:00, otros a las 2:30), así que nuestras opciones eran limitadas.

Luego de revisar los menús de los sitios disponibles decidimos quedarnos en My Cafe, el cual estoy casi segura de que también aparecía en la guía. El servicio era medio lento pero eventualmente ordenamos un plato con cordero para Gladys y una hamburguesa especiada de lentejas y macadamias para mí. También pedimos cerveza, y después de varios minutos de tomar y conversar se acercó una mesera distinta para avisarnos de que no tenían el plato que había elegido Gladys. En su lugar, pidió un sandwich de pollo, tocino y tomates secos.

La comida demoró bastante en llegar, la cocina era realmente pequeña y todo lo que veía salir de ella eran hamburguesas de res. Cuando llegaron nuestros platos yo ya había terminado mi cerveza, así que pedí otra (que se demoró en llegar). Gladys había pedido su sandwich en una focaccia pero se veía como un pan común y corriente. Tenía tomate fresco además de unos cuantos tomates secos y papas fritas como acompañamiento. Gladys me dijo que el pollo estaba frío.

My Cafe (Canberra) - Chicken, bacon and sundried tomatoes "focaccia"


My hamburguesa especiada no sabía como tal. Estaba esperando un sabor de medio oriente que no encontré.

My Cafe (Canberra) - "Spicy" lentil and macadamia burger


El guacamole que supuestamente iba encima de la hamburguesa era realmente un pedacito deforme de palta. La ensalada, que pensé que era parte del acompañamiento junto con las papas fritas, era reealmente unas cuantas hojas de lechuga en el sandwich.

My Cafe (Canberra) - "Guacamole" on lentil and macadamia burger


Pagamos $14.50 y $14.90 por los sánguches, una vez más no fue una ganga para la calidad de la comida. Decidimos de nuevo evitar el riesgo de pagar $8.50 por un postre y tomamos un taxi al centro de la ciudad. Fuimos al centro comercial a comprar comida para el bus de retorno. Comimos un pie ahí, luego Gladys compró galletas que no comió y yo un sandwich Chicken Caesar en pan focaccia, que terminó siendo la única cosa realmente rica que encontré en Canberra (lo compré en Dobinsons Bakery Cafe, el pie también era de ahí pero no fue la gran cosa). Lo gracioso es que lo obtuve en el patio de comidas de un centro comercial.


Zipp Restaurant Bar
84 Northbourne Ave
Braddon ACT 2612
(02) 6243 2528


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My Cafe
87 Grimwade St
Mitchell ACT 2911
(02) 6295 6632


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Dobinsons Bakery Cafe
Bunda St
City ACT 2601
(02) 6257 5966


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Monday, March 15, 2010

Viaje corto a Canberra - día 1 de 2

Incluyendo reviews: Gus' Cafe, Babar Cafe & Bar, Kistchen, Brasserie, Debacle

El viernes pasado, después de haber dormido pocas horas después de una buena fiesta en el centro budista, Gladys y yo nos levantamos y partimos hacia la estación Central para agarrar el bus de las 9 am hacia Canberra. Escogimos esa hora porque a) era más barato y b) queríamos aprovechar el tiempo al máximo en nuestra corta estadía en la ciudad capital. Seguimos la sugerencia de un amigo que vive ahí y escogimos Murrays, y tengo el placer de reportar que es una muy buena compañía de transporte.

El propósito de nuestro viaje era asistir a la exhibición Masterpieces From Paris en la Galería Nacional de Australia. Se trataba de una gran oportunidad para ver obras maestras originales de Van Goh, Toulouse-Lautrec, Gauguin, Monet y otros, por sólo $25. El precio de nuestras entradas estaba incluido en el paquete de hotel que compramos.

Nos encontramos con una amiga del centro en el bus, quien amablemente se ofreció a moverse a otro asiento porque ya no quedaban más filas con dos asientos juntos. Habíamos empacado nuestro desayuno para comerlo en el bus, sánguches que yo había preparado con pan multigranos de Rise, jamón y queso suizo de The Deli on King, lechuga y mermelada de cuatro frutas sin azúcar. Adicionalmente, llevé una manzana y almendras y Gladys una tajada de keke de plátano. Leí un poco, dormí un poco y observé el paisaje con harto verde, montones de árboles, algunas vacas, etc.

El terminal del bus estaba a pocas cuadras del hotel que habíamos reservado: Mantra on Northbourne. Caminamos ahí, sorprendidas de la limpieza, tranquilidad y cantidad de árboles que hay en Canberra. Respirando ese aire frío, seco y no contaminado nos sentimos como si estuviéramos en las montañas del Perú.

Llegamos al hotel a las 12:30 pm. La recepcionista nos informó que nos habían "subido de categoría" de la suite que habíamos reservado a un departamento y nos dio las llaves del cuarto. Me olvidé de confirmar si el cuarto tenía dos camas separadas como había pedido en el formulario de reserva, y cuando llegamos al cuarto encontramos sólo una cama tamaño queen. Gladys llamó a recepción, en resumen le dijeron que el sofá en la sala era un sofá-cama y que tendríamos que esperar si queríamos que nos "bajaran de categoría" a un cuarto con dos camas. Debido a que estábamos cortas de tiempo, nos quedamos ahí.

Después de dejar nuestras cosas y revisar una guía de entretenimiento buscando lugares donde comer, fuimos a chequear las instalaciones del hotel: piscina temperada, sauna y gimnasio. El acceso a ellos era a través de las escaleras para incendios, llegar ahí le da a uno la sensación de ir a un estacionamiento subterráneo, con todo ese concreto y falta de luz natural.

La piscina se veía limpia, no vi el interior del sauna porque no tenía intenciones de usarlo, pero sí estaba muy interesada en el gimnasio. Era pequeño, como la mayoría de los gimnasios de hotel en los que he estado (a excepción del que está en el Intercontinental de Nueva Delhi), con unas cuantas pesas (que llegaban sólo hasta 10 kilos), máquinas, un aparato combinado para hacer barras/dips/silla romana, un par de fajas para correr, una máquina de remo, una máquina elíptica y una colchoneta. Todo era bastante viejo y la alfombra estaba realmente sucia, como si no la hubiesen aspirado por lo menos en el último mes. (Dicho sea de paso, cuando caminamos del ascensor hacia la escalera para incendios nos dimos cuenta de que la alfombra del primer piso estaba toda manchada a causa de una inundación o algo similar). También había un televisor viejo en un rack, aire acondicionado y agua en botellón que preferimos no tomar, por si las moscas.

Nos fuimos del hotel y caminamos unos cuantos cientos de metros hacia el centro de la ciudad, que realmente está compuesto de unas cuantas cuadras con tiendas, cafés y restaurantes. Decidimos tomar un café en uno de los sitios recomendados en la guía: Gus' Cafe. El lugar estaba lleno, así que parecía una buena alternativa. Los cafés no estaban baratos ($3.80 por un latte y $4.70 por un cappuccino con leche de soya), así que esperamos lo mejor. El latte de Gladys era realmente pequeño. Mi cappuccino tenía un tamaño promedio pero estaba demasiado caro para lo que era. Unos pocos minutos después vimos a Matthias y Niels pasar con sus mochilas; acababan de llegar de Sydney. Nos acompañaron con té y café, y conversamos un rato.

Debido al tamaño del latte, Gladys aún necesitaba cafeína, así que cuando se fueron los chicos cruzamos la pista para buscar un lugar más económico donde tomar un segundo café. Encontré otro lugar recomendado: Babar Cafe & Bar. Se veía un poco como un restaurante de comida rápida, había una familia en la mesa de al lado comiendo pizza y pasteles. Los cafés estaban un poco más baratos: $3.20 por un cappuccino normal y $3.60 por el de soya. Desafortunadamente el sabor no era bueno: estaban amargos. Miré a los baristas y me di cuenta de que eran super jóvenes (probablemente demasiado jóvenes para tomar café), así que sugerí buscar baristas mayores la próxima vez.

Hasta el momento no teníamos un muy buen concepto de la escena gastronómica de Canberra, comparada con Sydney parecía sobrevalorada y de menor calidad (comparada con Lima, a uno le hace pensar seriamente en vivir a punta de pan con mantequilla).

Fuimos de regreso al hotel y nos pusimos la ropa de ejercicio: era tiempo de usar las instalaciones del hotel y "sacarle el IGV" a la plata que habíamos pagado por el cuarto. Entrenamos por una hora, luego fuimos de regreso al cuarto para ducharnos y ponernos nuestras ropas de baño. Bajamos de nuevo a la piscina, el agua no estaba helada pero tampoco tibia. Nadamos un poco, pero nos aburrimos rápido (estoy segura de que estar atrapadas en un sótano tuvo mucho que ver con ello) y regresamos al cuarto para otra ducha. Nos vestimos con ropa más abrigadora esta vez, debido a que la temperatura había empezado a disminuir, y partimos con el rumbo opuesto esta vez, buscando más sitios recomendados.

Esa área de Canberra es más "industrial", con algunos distribuidores de vehículos, etc. Chequeamos cuatro restaurantes y decidimos quedarnos en Kitschen, que tiene un menú de comida australiana moderna con influencias italianas. Pedimos "pan de hierbas" de entrada, más Penne Chorizo con pollo y salsa napoletana para Gladys y una torre de vegetales a la parrilla con polenta para mí. El "pan de hierbas" llegó y lo comimos sólo porque nos moríamos de hambre (ya eran las 5:30 pm y no habíamos almorzado realmente). Una mejor descripción en el menú debió haber sido: "cuatro tajadas de pan blanco remojado en mantequilla con unas cuantas hojas de hierbas secas encima". Pagamos $5.90 por eso.

Kitschen - "Herb bread": White bread slices soaked with melted butter and a very little herbs on top.


Un rato después llegaron los platos de fondo. La pasta de Gladys se veía bien, con escamas de queso parmesano encima, pero la porción parecía un poco pequeña para el precio ($16.90).

Kitschen (Canberra) - Penne with chorizo.


Mi plato también se veía pequeño, sobre todo considerando que costaba $19.90, pero el emplatado era interesante. En el fondo del plato había un portobello, luego un pedazo de polenta, luego berenjena, otro pedazo de polenta, más berenjena, más polenta, pimiento y zucchini, con una cucharada de queso fresco búlgaro encima. En los lados del plato había un poco de pesto y de salsa napoletana. Desafortunadamente, sólo las salsas y el queso tenían sabor. Había estado con antojo de polenta por algún tiempo pero ésta estaba totalmente desabrida. Los vegetales, idem.

Kitschen (Canberra) - Vegetable stack with polenta wedges, pesto, napoletana sauce and Bulgarian fetta.


Nos vimos tentadas a pedir postre pero decidimos que era muy riesgos. Nos fuimos y comenzamos a caminar en dirección a la casa Mahamudra (el centro budista en Canberra), hacia el noroeste de donde estábamos. Caminamos por 40 o 45 minutos, llamando a Matthias cada 10 para confirmar si iba a estar ahí. Nunca respondió, así que continuamos caminando. Recordé que Mark una vez dijo que la casa Mahamudra estaba en "el Newtown de Canberra". Mientras caminábamos pasando casas grandes con jardines enormes y sin gente nos preguntamos si era cierto o si se trataba de una estrategia de marketing.

Finalmente llegamos a la zona "movida" del suburbio. Menos de una cuadra con unas cuantas tiendas, un café, un pub, una oficina de correo, un restaurante grande, una farmacia y un centro médico. Ah sí, y una pared con graffiti. La casa Mahamudra estaba cerrada, así que nos sentamos en una banca para esperar a que fueran las 8 pm, la hora oficial de meditación. Estábamos a unos cuantos metros de la puerta del centro, de manera que no podíamos ver si las luces estaban prendidas o no, chequeamos a las 8:10 aproximadamente y estaban prendidas. Cuando entramos saludamos a Wanda y su hija Mika, Rob y Maika. Meditamos con ellos y aceptamos la generosa oferta de Rob y Maika de llevarnos de vuelta al hotel en su carro.

Todavía era temprano, alrededor de las 9:30 pm, y se nos antojó un vaso de vino tinto y algo para picar, para combatir el frío. Revisamos el menú en el restaurante del hotel, pero no tenían piqueos, así que regresamos al centro de la ciudad. Nada ahí nos llamó la atención y regresamos al otro lado del hotel, cerca a donde habíamos cenado antes.

El primer sitio por el que pasamos fue Delissio Brasserie. Tenía vinos por copa y piqueos, así que entramos y nos sentamos en la barra. Meseros ocupados y no tan ocupados pasan por nuestro nado, ninguno nos miró, ninguno nos alcanzó un menú o nos dijo que esperemos para ser atendidas. Ahí fue cuando tuvimos la certeza de que el servicio al cliente en Canberra simplemente no existe. Nos pusimos nuestras casacas y salimos para buscar otro lugar.

Un poco más allá estaba Debacle, que es más un pub que un restaurante. También tenían vinos por copa, pero desafortunadamente la cocina estaba cerrada. Igual nos quedamos y tomamos una copa de vino cada una (las botellas no estaba apropiadamente selladas o refrigeradas, así que el vino no sabía tan bien). En nuestro camino de retorno, aún con un poquito de hambre y un gran antojo por un piqueo, compramos una bolsa de Doritos.

Regresamos al hotel, armamos el sofá-cama y nos acostamos. No pude dormir muy bien porque tenía mucho frío, y estábamos tan cansadas que nos olvidamos por completo de prender la calefacción.


Gus' Cafe
Shop 8 Garema Arcade
Bunda Street
Civic ACT 2601
(02) 6248 8118

Babar Cafe & Bar
9/20 Allara St
City ACT 2601
(02) 6248 6446


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Kitschen
18 Lonsdale St
Braddon ACT 2612
(02) 6247 2946


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Delissio Brasserie
Elouera St
Braddon ACT 2612
(02) 6257 5733


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Debacle
30 Lonsdale St
Braddon ACT 2612
(02) 6247 1314


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Wednesday, March 10, 2010

Review: Pastabella

Pastabella - gnocci Pastabella



Para su cena de cumpleaños, mi hermana quería comida italiana, así que procedió como de costumbre a revisar comentarios en eatability.com.au. Inicialmente pensó ir a algún sitio en Newtown pero no pudo ignorar un lugar con super buenos comentarios en Glebe, a un par de kilómetros de distancia. El lugar se llama Pastabella y casi todos los comentarios enfatizan la frescura y buen sabor de las pastas (hechas en el restaurante) y el tiramisú de la mamá del dueño.

Pastabella es chico y se llena (fuimos un martes en la noche y estaba reventando). Nuestra mesa estaba situada en la terraza, que tenía una vibra más íntima que el resto del restaurante. Gladys ya estaba ahí cuando llegué, mientras conversábamos y revisábamos el menú, llegaron sus amigos. Fue difícil para todos elegir un plato, aún cuando el menú no es muy largo. También habían 3 platos especiales: risotto con cangrejo, raviolli con langostinos y espárragos, y cannelloni con pollo a la parrilla. Después de pensarlo bien, pedí gnocchi Pastabella (pesto + salsa napoletana, en la foto del comienzo de este post), Gladys pidió fettuccine puttanesca, y los demás: lasagna bolognese, spaghetti puttanesca, spaghetti napoletana, spaghetti marinara (con salsa napoletana, la otra opción era salsa cremosa) y cannelloni con pollo a la parrilla.

Pastabella - fetuccine puttanesca.


Pastabella - spaghetti marinara


Pastabella - cannelloni


También pedimos pan al ajo y bruschetta con tomate, albahaca y aceite de oliva. Yo comí pan al ajo, tostado a la parrilla en lugar de horneado, estaba rico. Realmente fue una muy buena idea pedir pan porque la comida demoró bastante en llegar a la mesa. Puedo entenderlo totalmente desde el punto de vista de que preparar comida apropiadamente (en lugar de recalentarla en microondas) toma tiempo, y de que todos los platos fueron servidos al mismo tiempo, como se supone que debe ser. Todos los platos se veían deliciosos, el mío de hecho lo estaba, así como el de Gladys. Yo había llevado un Pinot Noir neozelandés que cayó perfecto con la comida. Sólo hubo una queja sobre la comida, la amiga de Gladys no come picante y su spaghetti marinara tenía ají, aún cuando el menú no lo mencionaba. No terminó su plato, lo cual fue una lástima porque se veía alucinante.

Después de comer y conversar llegó la hora de cantar happy birthday. Pedimos 3 tiramisús para compartir, uno de ellos llegó con chispitas mariposa (viendo los regalos y el prendedor que decía "birthday girl" en el polo de Gladys era bastante obvio que estábamos celebrando un cumpleaños). El tiramisú estaba fresco y sabroso, tal vez no es el mejor que he probado en mi vida, pero se acerca.

Pastabella - tiramisu


Pastabella es definitivamente el lugar para ir en busca de muy buenas pastas. La comida es excelente, los precios no son tan altos, la atmósfera es buena y el servicio es super amigable (sin embargo, no estaría mal que contrataran un mesero para ayudar a la esposa del dueño).

Pastabella
89 Glebe Point Rd
Glebe NSW 2037
Australia
(02) 9566 4488


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Tuesday, March 09, 2010

Review: Doorae

Doorae - fried egg dish, noodles, sides


El martes pasado fue el cumpleaños de mi hermana. Se tomó el día libre en el trabajo, así que fue a mi oficina para almorzar con Alvaro y yo. La idea era ir a algún sitio BBB (bueno, bonito y barato), no tan lejos de mi oficina. Yo tenía algunas opciones: Pulse (ensaladas, hamburguesas y jugos realmente buenos con algunos ingredientes orgánicos), Sagano (comida japonesa), Doorae (comida coreana) y Taste on Sussex (algo así como fusión, con influencia francesa).

Taste fue descalificado debido a las largas colas a la hora de almuerzo. Cuando llegó Gladys fuimos a chequear Sagano, me dijo que le parecía un poco caro, así que nos dirigimos a Doorae. Revisamos el menú y decidimos quedarnos ahí. Creo que fue una buena elección porque las únicas dos mesas que hay en Pulse están afuera, y el día estaba frío y lluvioso.

Alvaro llegó cuando ya nos habíamos sentado y estábamos a punto de ordenar. Escogimos 3 combos de almuerzo para compartir, no recuerdo los nombres o descripciones exactas, pero haré mi mejor intento: el primero era chancho BBQ con acompañamientos servidos en platos pequeños por separado: kimchi (col encurtida al estilo coreano), algas, arroz al vapor, camote en almíbar y "frejolito chino" (brotes de frejol).

Doorae - BBQ pork with sides


El segundo fue carne de res molida con algas, hongos, frejolito chino, zanahoria rallada y cebolla, servido sobre arroz al vapor y "montado" (con huevo frito encima).

Doorae - veggies/minced beef/steamed rice/fried egg


El tercero fue fideos en caldo de cola de buey con vegetales asiáticos.

Doorae - noodles in oxtail broth


Ordenamos las bebidas primero, Gladys y yo tomamos cerveza, Alvaro té verde. El restaurante estaba lleno cuando pedimos la comida y el staff parecía ser eficiente, pero no muy amigable. Cuando los platos llegaron a la mesa, le pedimos a la mesera platos pequeños, debido a que íbamos a compartir. Se le notó un poco molesta pero igual trajo los platos rápidamente.

Cuando llegó la sopa nos dimos cuenta de que necesitábamos bols para compartirla, así que se los pedimos a otra mujer, quien parecía ser la dueña. Con cara de pocos amigos y visiblemente molesta, nos dio más platos (los mismos híbridos entre platitos y bols que nos dieron primero, que sirvieron para la sopa). Después de eso decidimos esperar hasta encontrar una mesera que no estuviera muy ocupada y que pareciera más amigable para pedirle que nos tome una foto.

La comida estaba rica. Fue mi primer encuentro con comida coreana, así que no puedo compararla, pero Gladys dijo que estaba bien. Aunque no demasiado bien. Entre las cocinas asiáticas, sigo prefiriendo la vietnamita. De todos los platos mi favorito fue el chancho BBQ, y el plato de carne molida con huevo frito me decepcionó un poco.

Le llegamos a pedir a una mesera que nos tome una foto, ella lo hizo sin quejarse pero aún así nos fuimos con la idea de que el servicio al cliente no es el fuerte de los coreanos.

Lo bueno es que la cuenta salió sólo $38, incluyendo las bebidas. Eso es re-barato para Sydney.

De regreso a la estación del tren y mi oficina, paramos en Salad Works para un postre saludable: galletas de manzana y pecanas (Gladys y yo) y keke de plátano (Alvaro).

Doorae
209 Clarence St
Sydney NSW 2000
Australia
(02) 9290 1004


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Saturday, March 06, 2010

Risotto de cebada

Barley, beetroot and baby spinach risotto


El domingo pasado fue raro. Mi matrimonio ha tenido más bajas que altas últimamente, así que estábamos deprimidos y físicamente cansados. No fuimos a meditar y almorzar en el centro como de costumbre, y yo no tenía ganas de ir al supermercado. Así que rápidamente revisé en mi memoria qué es lo que había en la despensa y la refrigeradora y decidí que almorzaríamos risotto de cebada.

Alvaro me había pedido que le enseñe algunas tareas de cocina para poder postular a trabajos como ayudante en restaurantes, así que le ofrecí la oportunidad de aprender a cocinar risotto. Un tipo diferente de risotto, pero el procedimiento es el mismo.

Estos fueron los componentes de nuestro almuerzo:
- Aceite de oliva
- 1/2 cebolla roja
- Cebada (aprox 250 gr)
- Vino tinto (aprox 1/4 o 1/3 taza)
- Fondo de pollo (aprox 2 litros)
- Mantequilla (aprox 2 cucharadas)
- Un montón de Parmesano rallado
- 1 beterraga horneada, en dados
- Hojas de espinaca bebé

Le enseñé a Alvaro cómo picar una cebolla. La cortó muy grande pero no importó porque nadie más iba a comer el plato. Luego lo guié a través de todo el proceso:
- Cocinar la cebolla en aceite de oliva a fuego bajo hasta que esté traslúcida.
- Añadir la cebada y cubrirla con el aceite. Cocinar por un minuto. A diferencia del arroz, la cebada no se pone traslúcida (lo que se conoce como arroz anacarado o nacarado), así que es un poco más difícil darse cuenta cuándo el trano se ha sellado con el aceite.
- Añadir el vino, subir el fuego y esperar a que se evapore.
- Añadir dos tazas de fondo, que debe estar caliente, y empezar a mezclar sin parar. Añadir una taza cada vez que el líquido se ha consumido.
- Probar si está listo en la sexta taza de fondo (esa es mi regla general). El grano debe estar al dente. La cebada es más dura que el arroz, así que no lo estaba. Alvaro siguió agregando fondo hasta que estuvo listo.
- Cuando esté listo, agregar sal al gusto (no mucha, porque el Parmesano es salado), apagar el fuego, agregar la mantequilla helada y mezclar rápidamente para emulsionar. Luego añadir el Parmesano (dejando un poco para servir) y mezclar.

Barley added to the transparent Spanish onions


Eran alrededor de las 2:30 pm cuando empezamos a cocinar, así que mientras Alvaro mezclaba yo armé rolls de frejol adzuki dulce: frejoles adzuki que habían sobrado hechos puré y mezclados con azúcar, enrollados en wraps de centeno.

Quick snack: sweet adzuki bean paste in light wrap


Añadimos algunas sobras de verduras al risotto: una beterraga horneada en dados y hojas de espinaca bebé, así como más Parmesano encima. El plato estuvo delicioso y generoso, perfecto para una tarde triste de domingo. Mientras cocinaba, Alvaro mencionó que era peligroso enseñarle cómo hacer risotto, es un plato que le encanta y será riesgoso tener los ingredientes a la mano de ahora en adelante.

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Thursday, March 04, 2010

"Barbie" australiana y mini review (Buzzzbar Cafe)

Zucchini, eggplant, mushroom, capsicum and chicken skewers


Los australianos tienen la misma costumbre de algunos latinoamericanos: el uso exagerado de diminutivos. Se llaman "aussies" a sí mismos, y entre sunnies (de sunglasses, lentes de sol), sickies (sick days, permiso por enfermedad en el trabajo), Chrissy (Christmas, Navidad) y Tassy (Tasmania), tienen barbies (barbecues, parrilladas). Así como los peruanos adoramos nuestras cebichadas y anticuchadas, los aussies aman sus barbies.

Como escribí algunos días atrás, nuestra amiga Julia se fue de regreso a Alemania. La familia con la que estuvo viviendo en Sydney organizó una (adivinen!) barbie de despedida el sábado. Ella me pidió llevar una ensalada, salchichas y, por supuesto, vino. La ensalada llevaba lechuga roja y verde, beterraga horneada, pepino, choclo, palta, culantro, jugo de lima y limón.

Los piqueos fueron un dip buenazo de frejoles y atún, trozos de pan baguette, galletas Sakata con nori y wasabi peas, arvejas crocantes con wasabi. Aparte del merlot que llevé (un sudafricano realmente bueno y barato) había Passion Pop. Después de que se terminó el merlot no tuve otra alternativa que tomar Passion Pop. Trataré en la medida de lo posible evitar esta situación en el futuro a cualquier costo.

Después de unas cuantas horas de tomar, conversar y picar llegó la hora de empezar la parrillada. No sé cómo pero terminé haciendo la chamba porque simplemente no pude alejarme de la comida. Las salchichas fueron servidas a los niños en pan de hot dog con ketchup. Nosotros comimos las brochetas de zucchini, berenjena, champiñones, pimiento y pollo que Julia había armado. Estaba oscuro, así que tuve que usar una linterna para ver si los pedazos de pollo estaban cocidos. Espero que todos hayan quedado bien.

Sausage rolls


Grilling


Aparte de las brochetas y mi ensalada había una ensalada estilo mediterráneo (lechuga, aceitunas, queso feta), papas horneadas y pan al ajo. Y para cerrar con broche de oro, la aclamada pavlova australiana, preparada por nuestra adorable anfitriona, con plátano, maracuyá y mango, y una bola de helado de vainilla al costado.

Las horas pasan volando cuando te diviertes, y ciertamente este fue el caso. Eran las once y pico de la noche y ya no había manera de que encontremos un bus a esa hora. Así que caminamos 3 kilómetros de vuelta a casa, no detenernos en Buzzzbar Cafe para comer más postre. Ya sé, ya sé, esa es la razón por la cual estoy engordando de nuevo, pero recuerden que todos los rehabilitados (los alcohólicos, por ejemplo) nunca dejan de ser adictos, se encuentran en proceso de recuperación de por vida. Mi nombre es Gaby y son una adicta a los postres rehabilitada.

Volviendo al tema, si en algún momento estás en King Street, Newtown, con antojo de postre, no te equivoques y anda de frente a Buzzzbar Cafe. Hemos probado unos cuantos y todos han sido excelentes. Esta vez pedimos un cheesecake horneado con una bola de helado, y lo comimos en cinco minutos porque estaban a punto de cerrar. Somos unos cerdos, lo sé.

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Wednesday, March 03, 2010

Review: La Mint

Comer fuera es inevitable. Aún cuando uno promete cocinar todos los días de su vida (o comer sobras), uno no puede escaparse de las cenas de cumpleaños y parrilladas de despedida. Eso es lo que ha estado pasando últimamente, como cualquiera podría darse cuenta si pudiese ver mi cintura. He comido fuera 6 veces* en los últimos 5 días y ya aumenté varios kilos de grasa.

La primera de esas comidas fue la cena de cumpleaños de Marcelo, el amigo de mi hermana (no es que no sea mi amigo, pero Gladys nos lo presentó). Él escogió La Mint, un restaurante vietnamita/francés en Surry Hills, basándose en los comentarios que vio en Internet y después de haberle dado un vistazo al ambiente del lugar.

Alvaro y yo fuimos los primeros en llegar. Pedimos agua de caño; nos la sirvieron en una jarra con hojas de menta y hielo. Buen detalle. Esperamos a que lleguen los demás mientras revisábamos el menú. Yo ya lo había visto en Internet y, debido a que se trataba de un restaurante vietnamita con influencia francesa, pensé que sería mejor escoger comida vietnamita. Con eso en mente, había llevado un riesling de South Australia.

La Mint - tap water with mint and ice


Conversamos en español e inglés (había australianas, chilenos, peruanos y venezolanos en la mesa), mientras esperamos hasta que casi todos llegaran. No esperamos a Sergio porque estaba atorado en el tráfico.

La mayoría de gente escogió platos vietnamitas, excepto José Miguel que pidió Papillotes aux deux Fromages ("Wantanes crocantes rellenos con queeso Camembert y queso crema") como entrada y Gladys que pidió Oxtail à la Bourguignonne ("Suave y picante cola de buey à la Bourguignonne con zucchini, champiñones y zanahorias"). Alvaro y yo pedimos Vietnamese Campfire Beef ("Carne de res cortada en finas rodajas en un wok caliente en su mesa servida con papel de arroz y una canasta de hierbas frescas"), Halong Bay Style Grilled Prawns ("Langostinos tamaño U8 de Crystal Bay a la parrilla con especias asiáticas servidos con ensalada de mango verde") y arroz al vapor para compartir. Otras personas del grupo pidieron Pavé de Porc ("Un plato exquisito de suave panceta de cerdo, cocida lentamente hasta caramelizarse") y Dalal Lemongrass Chicken ("Pollo a la parrilla con especias vietnamitas, hierbaluisa, ají y hierbas frescas").

La carne que ordenamos vino en un wok que más parecía bol colocado sobre un plato que contenía un líquido inflamable. La mesera encendió el fuego de manera que la carne se calentó un poco (no estoy segura si había suficiente fuego para cocinarla, creo que llegó cocida de la cocina). Tratamos lo mejor que pudimos de enrollar las hierbas y carne en el papel de arroz después de mojarlo con el agua que nos habían traido en un bol, pero nuestros rollos no se veían tan profesionales como los de Marcelo, quien había ordenado el mismo plato. La carne vino con una salsa roja dulce buenaza.

La Mint - Vietnamese Campfire Beef


La Mint, Vietnamese Campfire Beef side vegetables


Los langostinos a la parrilla estuvieron bien, los mariscos australianos son un poco desabridos para nuestro gusto, y la ensalada estuvo muy rica. Sin embargo, para la cantidad y calidad de la comida creo que estaba un poco cara.

La Mint - Halong Bay Style Grilled Prawns


Las personas que comieron el chancho y el pollo dijeron que sus platos estuvieron muy buenos. Pero la opinión general del grupo fue que la comida estuvo rica pero no espectacular, sobre todo porque no era comida tradicional, sino tal vez una adaptación para los paladares occidentales. Si ese es el caso, deberían darse cuenta de que nuestros paladares occidentales se mueren por auténtica comida asiática!

No pedimos postres del menú porque el cumpleañero había recibido muffins y pedazos de torta de sus compañeros de trabajo. Cantamos happy birthday en varios idiomas y versiones y comimos los kekes, que me dejaron arrepentida de no haber ordenado los postres del restaurante.

Después de despedirnos de los que se fueron a su casa y de los que se fueron a juerguear, caminamos hacia la estación de Museum. No pude resistir la tentación y compré un postre "de a de veras" en Gloria Jeans. El postre, llamado Pecado Mortal, es una pila de calorías nutricionalmente nulas compuesta por capas de cheesecake, mousse de chocolate y merengue con crema. Pero sirvió para quitarme el sabor a keke barato.

* La cena y el postre contaron como 2 salidas a comer.

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