Wednesday, September 23, 2009

Dust in the wind

Anoche hubo tormenta. Es la segunda vez que me agarra una tormenta en la calle (la cuarta si contamos otras dos lluvias realmente fuertes pero sin truenos ni relámpagos). Llegué a la casa totalmente empapada y con el paraguas roto. Después de ducharme y cenar, me acosté esperando que el clima se arregle durante la noche. Alvaro me había dicho que habían pronosticado vientos de 100 km/h, algo no tan descabellado en este país. Me levanté temprano, así que no me sorprendió que aún estuviera oscuro. Sin embargo, antes de salir de la casa me asomé por la ventana y vi que todo estaba naranja, como si la luz del sol estuviera pasando a través de una cúpula de ese color. Al salir me vi inmersa en una especie de nube, parecía una de esas mañanas limeñas con 99.9 (periódicamente puro) % de humedad, sólo que no se trataba de agua, sino de polvo. El viento soplaba fuerte en distintas direcciones y la visibilidad no era muy buena. Llegué al gimnasio y me soné la nariz, en el papel pude ver el polvo naranja que cubrió a Sydney esta mañana, causando la cancelación de viajes en ferry y algunos vuelos.

Mientras regresaba a la casa para bañarme e ir a trabajar vi al pata del bar Town Hall limpiando las lunas del local. Pobre iluso. Había gente con mascarillas o pañuelos cubriéndoles la boca y nariz. Leí en internet que las farmacias estaban haciendo un negociazo con las mascarillas y medicamentos para la alergia y vías respiratorias. Ahora que el clima volvió a la "normalidad" (ya se asentó el polvo, pero el viento sigue soplando), supongo que los negocios de lavado de carros también están haciendo su agosto.

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Picnic time

Uno de mis recuerdos de infancia es jugar a la comidita con los sets de picnic que mis hermanas y yo teníamos. Jugabamos en el jardín de la casa porque nunca llegamos a ir a un picnic de verdad, ni uno solo en 31 anos de vivir en Perú. En cambio, sólo llevo tres meses y medio en Sydney y ya he ido a dos, que dentro de dos semanas serán tres. Los picnics son una de las muchas tradiciones australianas relacionadas con el aire libre, especialmente porque hay hartos parques y playas públicas con todas las facilidades del caso (mesas, parrillas, tachos, baños, etc.).

El primer picnic al que fuimos fue en la playa Edwards, al costado de Balmoral Beach, en Mosman, al noreste de Sydney. La pasamos mostro con algunos amigos de Skillmax (curso gratuito de cómo mejorar la búsqueda de trabajo para migrantes) y sus parejas/familias. Nos organizamos los días previos vía Facebook y no faltó nada: una mesa enorme (cortesía de los contribuyentes); el mantel (Susy); jamones, queso, pan, jugo, vino y copas descartables (Susy, Virginia y Eduardo); dips, chips de maíz, galletas saladas, vino y vasos descartables (yo); pizza hecha en casa, ensalada y gaseosa (Andrea y Alice); pie hecho en casa, platos y cubiertos (Tobi y pareja); más queso y vino (Angélica). De más está decir que sobró comida y vino. Ese día el clima no se enteró de que aún era invierno y el termómetro marcó 28 grados.

El segundo picnic fue el domingo pasado en el parque de Lane Cove. Fue el baby shower de Santiaguito, el hijito de Néstor y Fanny, programado para la segunda semana de Octubre. Fuimos un montón de peruanos (algunos con hijos) y algunos venezolanos. Había empanadas, triples, causa, panes con chorizo, ensalada de frutas (fresas, kiwi, melon y uvas), cheesecake, gaseosas, jugos y las chelas de ley. Cuando ya nos íbamos a ir nos enteramos de que había arroz con leche pero ya no quedaba espacio para más!

El plan era jugar voley pero para mi buena suerte la pelota estaba medio desinflada. Lo que sí hicimos fue pasear en bote, hicimos tres grupos de cuatro personas. El mejor remador fue Alvaro en su primer turno, supo mantener la dirección y avanzó bastante rapido. Los demás hicimos nuestro mejor intento; fue divertido ver gente remando al revés o en zig zag, los patas descansando mientras las chicas remaban, etc.

Despues de "parquear" los botes, los próximos papás abrieron los regalos entre los clásicos "ooohhh!" de los asistentes. A Santiaguito le esperan buenos regalos, incluyendo una alcancía! Aproximadamente a las 5 nos fuimos del parque, pensamos volver otro día para hacer una caminata (nos han dicho que hay rutas de 2, 5 y 24 horas).

El próximo picnic será el 11 de octubre con la gente de la empresa, estaré posteando los detalles más adelante.

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Review: Cafe Cinque, Newtown

La semana pasada Gladys y yo fuimos a un taller de cuidado personal natural en la biblioteca de Newtown. En Australia la gente es mucho mas "verde" que en Sudamérica y hay montones de entidades que organizan talleres y charlas gratuitas como ésta. Nos encontramos frente a la biblioteca después del trabajo y fuimos a comer algo antes de entrar. Mi idea era probar el café Satellite Espresso, que queda a pocos metros de la biblioteca y ha sido muy recomendado por miembros de la sangha. Para mala suerte estaba cerrado (atienden hasta las 4 p.m.), así que caminamos hacia King Street para buscar otro café cercano, de preferencia BBB.

Revisamos los menúes en Citrus, Cinque y Newscaf y decidimos probar el último. Unos segundos después de sentarnos, uno de los mozos se acercó y nos anunció amablemente que la cocina estaba cerrada. Con un café cerrado y otro a punto de cerrar, me pregunté por enésima vez "por qué las tiendas en esta ciudad tienen que cerrar tan temprano?". Por supuesto que sé la respuesta: porque la explotación descarada de los empleados no existe en el primer mundo. Fair enough.

Regresamos a Cinque y volvimos a revisar el menú que nos entregó el amable mozo. En este punto cabe mencionar que la amabilidad no es una virtud que abunde en las personas que prestan servicios, con excepción de ciertos migrantes como los Tailandeses. Gladys pidió una tortilla espanola y un latte (café con leche), yo una ensalada de beterraga asada con lentejas y un chai. Las bebidas llegaron pronto, mi taza era enorme (como las de Friends) y el té estaba bien rico, aunque super calórico (bien dulce y cremoso). Gladys me dijo que su latte estaba normal. La comida llegó unos minutos despues. La tortilla de Gladys estaba rica, tenía chorizo o algún tipo de salchicha. Vino acompañada de pan tostado con mantequilla, lo cual no le gustó a Gladys, quien no es muy partidaria de esta costumbre Australiana de ponerle mantequilla a todo. Mi ensalada estaba más o menos, las lentejas estaban un poco secas y sin mucho sabor. El resto de ingredientes (beterraga asada, cebolla, hojas verdes y yogurt) estaba bien pero la falta de gusto de las lentejas disminuyó el sabor del conjunto.

Habíamos estado chequeando los postres, que se veían mejores que el estándar en Australia, pero la comida estuvo bien taypa y no nos quedó espacio para más.

Los precios fueron los promedio para una comida de café, mi ensalada costó $12 y el té $4.50. El servicio fue bastante bueno. Aún cuando no se trató de una comida memorable, no descartaría volver a Cinque, especialmente para probar los postres.

Cafe Cinque
Dirección: 261 King St Newtown NSW 2042
Teléfono: (02) 9519 3077

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