Wednesday, December 23, 2009

Mi primera Navidad en Sydney

Hoy es 24 de Diciembre, pero no parece. Estoy en Sydney, al otro lado del mundo que casi todo el resto de mi familia. Las diferencias en la oficina son notorias. No hubo fiesta con orquesta cortesía de la empresa, aunque sí hicimos intercambio de regalos (Kris Kringle, como le llaman acá) con piqueos y trago, además de harta comida rica y tragos ilimitados en un bar cercano a la oficina. De más está decir que no extrañé el baile para nada. Pero lamentablemente no hubo nada más. Ni grati, ni pavo, ni panetón. Días libres sí, pero no los voy a tomar porque quiero "ahorrarlos" para gastarlos después.
Otra diferencia de este año con todos los anteriores es la cantidad de regalos que tuve que comprar: 2. Poca cantidad + tiendas no tan llenas gracias a la resaca de la crisis financiera = happy shopping.
Ayer salí de la oficina y mientras caminaba a la estación con mi billetera en la mano (para no demorarme al sacar el ticket del tren) me di cuenta de que algo faltaba: la angustia de que te roben antes de Navidad. Inmediatamente pensé "sin grati no hay razón para que los choros se pongan moscas" pero no creo que sea solamente eso, sino que en general hay más seguridad acá. Por ejemplo, hoy el gimnasio al que voy no abrió porque aprovecharon las fiestas para cambiar la alfombra de un área. Fui al parque a entrenar y dejé mi tomatodo de la Cruz Roja encima de una banca. Una hora después, recogí la botella y me fui a la casa. En Lima habría desaparecido a los 5 minutos.
Antes mencioné que las empresas no suelen regalar panetón a sus empleados, pero no porque no haya panetones, sino porque no hay ese tipo de goyerías. Hay hartos panetones acá, de todas las marcas y tamaños. No he visto panetones con la marca del supermercado, pero fácil hay. Hay genuinos panetones italianos y la diferencia de precio no es tan ridícula como la que se encuentra en Lima. Ayer vi que vendían panetoncitos en Priceline, que es una cadena de farmacias. Pero me parece que acá son más tradicionales los kekes de Navidad (Christmas cake), que vienen de la herencia inglesa. Por lo que he visto, es como lo que conocemos como keke inglés pero más denso. Aunque no lo crean, ni Alvaro ni yo hemos probado panetón ni Christmas cake en Sydney. Y me estoy manteniendo firme en el propósito de no hacerlo.
Hoy la cena de Navidad será diferente. Mucho más ligera que las cenas tradicionales de mi familia (pavo al horno, ensalada rusa, arroz -con aceitunas y pasas en los últimos años-, puré de manzana, panetón y chocolate caliente). Gladys y yo vamos a cocinar pavo enrollado con un relleno de pecanas, arándanos secos y manzana. El acompañamiento serán 3 ensaladas. Y no habrá panetón ni chocolate caliente (impensable con 29 grados centígrados). El postre será un triffle crumble de mascarpone con fresas, cerezas y manzana, receta creada por Christophe de elgourmet.com.
Tengo dos razones para evitar el panetón a toda costa: la primera es que hace demasiado calor para tomar chocolate caliente y panetón sin chocolate no es panetón. La segunda es que honestamente no le encuentro mucha gracia al panetón, hay otras cosas mucho más ricas con las cuales sí da gusto tirar al tacho los esfuerzos por comer sano y entrenar duro.
Sin embargo, sé que en Julio, cuando me esté muriendo de frío y me acuerde de que todos los supermercados de Lima venden panetones con empaques que dicen "Feliz 28" (¿serán los panetones que sobraron de Navidad reembolsados?) me va a provocar comer panetón con chocolate caliente. Asi que creo que voy a comprar un panetón con fecha de vencimiento lo suficientemente holgada como para consumirlo alrededor del 28 de Julio.

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Monday, December 07, 2009

Dream Theater - Black Cloud & Silver Linings Tour 2009

Hordern Pavilion, Sydney (05/12/2009)

El sábado pasado vi a Dream Theater por tercera vez en mi vida. Una bastaba para morir tranquila, pero he tenido la buena suerte de que hayan incluido a Sudamérica en su penúltima gira y Australia en la última.

Obviamente, la primera vez fue la mejor. A pesar de que pasamos varias horas haciendo cola bajo la lluvia y tratando de protegernos con bolsas de basura de Mac Donald's, a pesar de que el sonido no estuvo tan bueno, a pesar de que pudimos comprobar que los argentinos son mucho más grandes, fuertes y recios que nosotros, la emoción de verlos tocar de tan cerca y de escuchar TODO el Scenes From A Memory... no tiene precio. Ver a Jordan Rudess en la esquina del Sheraton, quedarme idiota sin saber qué decir y tomarme una foto con él fue un super bonus.

La segunda vez fue muy distinta en varios aspectos. Las entradas ya tenían un precio "normal" (no super rebajadas como la primera vez, cuando seguramente los organizadores estaban tanteando la respuesta del público), el concierto fue en un sitio cerrado (el Luna Park), como teníamos entradas numeradas no hicimos cola desde temprano, esta vez tuvieron teloneros (no muy buenos, por cierto). Esa vez fuimos más peruanos en la mancha porque Iron Maiden tocó pocos días después. Muchos vieron a Dream aprovechando el viaje para ver a Maiden, en mi caso fue al revés. El concierto fue espectacular. Tuvieron mucho mejor sonido y vimos todo perfecto, paraditos en nuestros sitios como público japonés. Igual tocaron dos días seguidos y no cagaron ninguna canción (ya aprendieron a no tocar These Walls en vivo).

Me fui del Perú preguntándome cómo serían las futuras aventuras musicales ahora que ya no tenía mancha para viajar a Argentina. Sí, sí, ya sé que se supone que en Australia hay muchos mejores conciertos que en Sudamérica pero es una sensación distinta. Es la emoción colectiva de miles de tercermundistas que así nomás no tienen la oportunidad de ver a los músicos que idolatran. Hay, por ejemplo, una gran diferencia entre lo que sentí al ver a Maiden en Lima y lo que sentí cuando los vi en Santiago y Buenos Aires. La energía de la gente es directamente proporcional a la cantidad de tiempo que ha estado privada de buenos conciertos. Con eso en mente no sabía bien que esperar. Un buen día estaba leyendo mi correo y vi el newsletter de Ticketek. Al escanear rápidamente la sección de conciertos vi las palabras mágicas: Dream Theater. 5 de Diciembre en Sydney. Compré las entradas al toque.

Los meses que siguieron pasó lo que había estado sospechando: era como si no hubiera ningún concierto. No había nadie con quién emocionarme, Alvaro estaba tan metido en su curso de TAFE que no tenía idea de nada de lo que pasaba alrededor. Unas semanas atrás la gente de Lima empezó a enviar mails sobre el concierto de Metallica allá y extrañé compartir la expectativa con alguien.

En fin, el día llegó. Estábamos muertos porque el día anterior habíamos estado en un cumpleaños. Yo, además, estaba resaqueada. Dormimos una hora antes de salir de la casa y nos fuimos al paradero del bus. Ahí nos encontramos con algunos patas que iban a tomar el mismo bus para ir al concierto y me acordé del boliviano. Llegamos al Hordern Pavilion, había un huevo de gente pero la mayoría iba a otro local (el sitio donde está el Hordern tiene varios centros de convenciones y campos deportivos). La cola para Dream era corta, esperamos unos minutos y abrieron las puertas a la hora anunciada (7 pm).

La llegada a la puerta fue uno de esos momentos en los que uno entiende por qué no existe un segundo mundo. Nadie te empuja ni trata de meterse. Las personas de seguridad no te rompen la entrada, sólo la escanean. No te miran ni te tocan ni te quitan la cadena con la que sujetas tus llaves. Puedes llevar tu cámara y todo lo que te de la gana, menos botellas. Creo que incluso había gente entrando con comida. Me sentí rara.

Una vez dentro del local no había ambulantes vendiendo gaseosa, sánguches ni canchita. Habían varios puestos bien surtidos de alcoholes variados (chela, vino, licores premezclados), jugos, agua, bebidas energéticas, sánguches de varios tipos, wraps, snacks, etc. Y LOS PRECIOS ERAN LOS MISMOS QUE EN LA CALLE!! No lo podía creer. Había merchandising también pero no compré nada de Dream porque el único polo para mujer era blanco.

A las 7:45 en punto empezaron los teloneros: Pain Of Salvation. Son una banda sueca interesante, en la primera canción el sonido estuvo malo pero lo arreglaron para el resto del set. En general son buenos músicos y showmen, la música no aburre gracias a la versatilidad en las melodías vocales y a ciertas partes en algunas canciones donde cada quien sigue un beat distinto logrando un caos armonioso (para los que estamos acostumbrados a eso). El turno de Pain Of Salvation terminó a las 8:30 en punto, salimos a comprar algo de comer y un cd de los suecos.

Regresamos a nuestra posición (sección Petrucci: a pocos metros del extremo derecho del escenario). El lugar estaba medio vacío, lo cual me preocupa porque eso puede significar que Australia no esté incluida en la próxima gira de DT. Unos cuantos minutos antes de las 9 los plomos empezaron su chamba y la expectativa crecía. Como siempre, un telón negro nos ocultaba lo que ocurría en el escenario. A las 9 en punto sonó el clásico track introductorio (el tema de Psicosis) y luego el comienzo de A Nightmare To Remember. En el compás donde entra toda la banda cayó el telón. Euforia colectiva. Esta vez no tomé tantas fotos porque quise concentrarme más en el concierto. Las pocas que tomé están en Facebook. El sonido estuvo impecable, la decoración del escenario bastante simple (extrañé las hormigas del Chaos In Motion tour), los videos más o menos. Han hecho animaciones 3D para algunas canciones y unas especiales del "mago" Rudess. No me gustaron mucho las de Rudess, la idea es bacán porque en un momento toca un solo con una pista sonando en paralelo y en la pantalla se ve a Rudess a la izquierda y al mago animado a la derecha, cada uno tocando su parte. Pero la animación en sí es medio pobre.


Este fue el setlist, que me pareció bastante corto después de haberlos visto 2 días seguidos en las 2 oportunidades anteriores:
A Nightmare To Remember
A Rite Of Passage
Hollow Years (extended version)
Keyboard solo
Prophets Of War
Mirror
Lie
Wither
The Dance Of Eternity/One Last Time
Solitary Shell (extended with guitar & keyboard solo)
In The Name Of God
The Count Of Tuscany

Otra cosa que me llamó la atención fue ver a un bouncer de los que están frente al escenario pasar con una botella de agua para darles de tomar en la boca a los que se estaban deshidratando en las primeras filas. Nunca había visto nada igual. En general la gente es bastante tranquila, no sé si porque se trataba de Dream Theater. Lo malo es que hay patas altísimos y patas que huelen a alacrán.

A las 11 en punto (hora anunciada) terminó el show y todos tranquilitos se fueron a sus casas, algunos en carro, otros caminando, otros (como nosotros) en bus y tren. No sé si hay un equivalente al Krypto por acá, si lo hay seguramente algunos la siguieron ahí.

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