Monday, September 29, 2008

Review: El Villano

Un instructor alemán de budismo está en el Perú. Llegó el jueves, así que teníamos planeado para el viernes (día que había pedido libre a cuenta de vacaciones) llevarlo a almorzar a la Feria de Lima. Yo me dirigí al lugar con mi hermana Gladys, quien también se encuentra en Lima, y cuando estábamos a un par de cuadras me llamó Alvaro para avisarme que había un cambio de planes por la cantidad de gente haciendo cola afuera del cuartel San Martín. Igual bajamos del micro para evaluar con nuestros propios ojos qué tan grave era el asunto, dimos media vuelta y tomamos un taxi hacia el plan B: El Villano.

Alfonso e Ingrid son fanáticos de este restaurante barranquino. Yo he ido varias veces a La Onceava, que queda al frente, siempre pensando "la próxima voy a El Villano" pero hasta ahora no había habido oportunidad. El local es chico y estaba lleno. Cuando llegamos nos encontramos con Alvaro, Suemi y Polaco (ellos dos terminaron almorzando con Angel y Brenda en el Pardo's) y esperamos un rato hasta que se desocupó una mesa. Luego llegaron Holger (el instructor), Lucy, Ingrid y Alfonso y pedimos los platos comunales. Holger es alérgico a los mariscos con coral, así que pedimos:
cebiche de pescado, conchas negras y pulpo
tiradito a las dos cremas
pulpo al carbón
tacu tacu de calamar y pulpo
jalea de mariscos sin langostinos
pescado a la chorrillana

Aparte Alfonso pidió dos platos para los no alérgicos:
cebiche de pescado, langostinos y calamar
arroz con cangrejo

Tomamos chicha, Gladys y yo una chela cada una. La comida estuvo buenaza, en especial los cebiches, el tacu tacu y el arroz con cangrejo. Al final pedimos un suspiro y un tres leches para probar, el primero estaba mejor que el segundo pero nada espectacular. Los precios están en el promedio de restaurantes de esa categoría (25 - 30 soles el plato), finalmente pagamos 50 soles cada uno invitando a Holger.

El Villano
Dirección: Prolongación Venegas 261, Barranco
Teléfono: 2474624

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Tuesday, September 23, 2008

Review: El Coral

El domingo, una vez más, se dio la oportunidad de tachar un registro en la lista de restaurantes pendientes por visitar. Ya que teníamos que ir a polvos azules, se me ocurrió almorzar en Oh Calamares, que queda cerca de Canadá con la Vía Expresa. Según mi lista el horario de atención de este lugar incluye domingos pero nos dimos con la sorpresa de que estaba cerrado. Sin mi lista a la mano traté de hacer memoria y recordar qué otro sitio cercano quedaba por visitar. Se me ocurrió ir al restaurante de Javier Wong, pero tampoco estaban atendiendo (en realidad no toqué la puerta pero no había un solo carro cuadrado afuera).

La decisión entonces fue aplicar el plan B e ir a un sitio conocido (y bueno): El Italiano. Avanzamos una cuadra por Canadá para chequear por si acaso un restaurante de pescados que había visto desde el micro, pero no estaba en esa esquina, así que doblamos por Campodónico para bajar hasta la altura de El Italiano. Luego de haber avanzado unos cuantos metros vimos un toldo azul a la izquierda con carros cuadrados fuera. El toldo anunciaba un restaurante de pescados y mariscos llamado El Coral, nombre que no me sonaba para nada. Nos acercamos un poco y vimos gente de la colonia entrando y saliendo así que pensé "esto tiene que ser bueno". Cruzamos la pista para ver el sitio más de cerca, las pizarras que anunciaban los menús de lunes a viernes (S/. 8.50) tenían además, entre los platos a la carta, comida japonesa. La decisión era clarísima.

La carta tiene más o menos lo mismo de las de otros restaurantes del rubro: causa con pulpa de cangrejo, pulpo al olivo, tiraditos, cebiches, jaleas, chicharrones, chaufas, saltados, etc. Además, como ya lo mencioné, también hay sopas y platos japoneses. En materia de postres y bebidas andan un poco caídos: no hay postres en el menú pero sí una vitrina de D'Onofrio y hay unos cuantos vinos malos en exhibición.

Pedimos un tiradito a la crema, un tacu tacu relleno de mariscos y una jarra de chicha. De cortesía nos dieron cancha (con un chifle y medio de yapa) y chilcano que estaba rico y con trocitos de pescado. El tiradito estaba muy rico en esta versión que jamás había probado ni se me había cruzado por la mente. El tacu tacu también estuvo buenazo y super contundente. Terminamos repletos, tanto que no pudimos terminar media jarra de chicha, pero no con la sensación de indigestión que se obtiene al comer en otros sitios.

La cuenta fue bastante económica considerando la cantidad y calidad de la comida:
Tiradito a la crema S/. 16
Tacu tacu con mariscos S/. 20
Jarra de chicha S/. 7

El restaurante queda en la Av. Campodónico, aproximadamente a 2 cuadras de la Av. Canadá. Pondré la dirección exacta cuando encuentre la boleta.

[Edit]

¡La encontré!

El Coral
Dirección: Av. Esteban Campodónico 281, Urb. Santa Catalina, La Victoria
Teléfono: 4721468

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Monday, September 22, 2008

Review: La Rejita Chiclayana

El jueves pasado fui a almorzar con dos patas de mi área a este restaurante que queda cerca del cruce de Petit Thouars con Juan de Arona. Es uno de esos lugares en los que cayó alguien de casualidad buscando algo que almorzar y se convirtió en un point frecuente.

Como su nombre lo indica, la especialidad del local es la comida norteña. Nosotros fuimos con la esperanza de comer arroz con pato pero no había (lo preparan sólo algunos días de la semana). Tienen varios tipos de menú: light (9 soles), criollo (7 soles), marino (14 soles) y platos a la carta (16 soles en promedio).

Yo pedí un menú criollo y escogí entre las opciones: sopa de choros y cabrito a la norteña. La sopa estuvo malísima, como cualquier sopa de menú misio sin absolutamente nada de sabor a choros y sólo dos choritos nadando entre fideos canuto recocinados, trozos de papa y verduras. El segundo estuvo rico, con el típico sabor de los secos norteños, aunque abundante en almidones (yuca y arroz) y escaso en carne. Era de esperarse por el precio del menú, que también incluía refresco y mazamorrita de piña.

El menú marino que pidió uno de mis amigos se veía mucho más contundente (jalea de entrada y arroz con camarones de segundo) y con pinta de tener muy buena sazón.

Mi otro amigo pidió menú criollo como yo, pero escogió la ensalada de palta (con lechuga, tomate y pepinillo) y el escabeche de pollo (los que me conocen saben que no me gusta pero según él estaba rico).

Queda pendiente una visita a alguno de los 5 locales de este restaurante para probar el arroz con pato y dar una opinión mejor fundamentada.

La Rejita Chiclayana
Dirección: Av. Petit Thouars 3562, San Isidro
Teléfono: 2637252

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Wednesday, September 17, 2008

Purificación acuosa

Esta mañana me levanté como tantas otras a las 5:20. Fui al ñoba, me cambié y bajé a eso de las 5:45 con mis implementos para hacer postraciones. Una vez en la gompa escuché como agua que corría, como un caño abierto. Prendí la luz y vi el tremendo charco en el piso, no entendía qué pasaba, vi que el agua caía por la pared donde está colgado el árbol de refugio, subí al segundo piso y vi que también estaba mojado. Me pregunté si el agua vendría del baño de Javier pero abrí la puerta que da a la escalera externa y me di cuenta de que venía del tercer piso. Subí corriendo (ya había dejado mis cosas en el sofá cama del family room), el charco era aún mayor en la azotea. Entre todos los pensamientos que se agolpaban en mi cabeza estaba el deseo de no haber sido la culpable de semejante catástrofe. Felizmente, no fue así: el origen de todo fue la manguera de ingreso de agua de la lavadora de Rashid, la cual no funciona pero tenía la llave abierta. Resulta que dicha manguera estaba empatada a otra más corta y por el peso del agua se zafó.

Luego de cerrar la llave bajé corriendo a buscar una escoba, vi que el agua había entrado a la cocina, saqué lo que pude de agua hacia el jardín y subí nuevamente a la azotea con escoba y recogedor en mano. Anteriormente, gracias a la lluvia, nos habíamos dado cuenta de que los sumideros en la casa están super mal ubicados: en los puntos más altos del suelo. Intenté llevar el agua al sumidero pero era obvio que sería mucho más rápido usar un balde vacío de pintura. Al cabo de unas cuantas llenadas me di cuenta de que no podría sola y fui a despertar a Alvaro.

Alvaro empezó a sacar el agua del segundo piso, no sé si despertó a Hugo y Lucy o ellos se despertaron solos pero se encargaron del primer piso. En un momento bajé a ayudar a Alvaro a sacar el agua del cuarto de Javier (el único cuya habitación se vio perjudicada) y luego volví a intentar dejar el tercer piso lo más seco posible. Paré a las 7:05, hora de la ducha para salir a trabajar. Ya estaba todo bajo control, sólo quedaba esperar a que se sequen los cojines y algunas otras cosas que se mojaron.

Viendo el vaso medio lleno, fue una buena limpieza la que hicimos hoy. Viendo el vaso medio vacío, nos espera una cuentaza de agua el próximo mes.

Monday, September 15, 2008

Review: Chifa Yi Yi

Ayer domingo tuvimos una reunión de coordinación en el centro. Después de eso meditamos un toque y tras una breve deliberación acerca de qué cenar decidimos ir al chifa recomendado por Polaco y Suemi: Yi Yi. Es más ficho y más caro que los chifas promedio, aproximadamente como el Choy Tac.

Pedimos un menú para dos que fácilmente puede alimentar a tres personas con hambre: arroz chaufa, tallarín saltado con pollo y kam lu wantán, cada uno en un plato "colmado". Para tomar pedimos una tetera de té jazmín (filtrante). Siguiendo las enseñanzas de nuestro maestro en comida china pedimos palitos y tazones.

Terminamos totalmente llenos con el plato de tallarín casi completo y un poco de chaufa, los cuales fueron envueltos para llevar. El veredicto final fue el siguiente: el chifa es rico pero no tanto como el Nuevo Mundo. Además es más caro. Finalmente, la sensación post-tragadera no es tan liviana como la que tenemos luego de comer en nuestro chifa favorito.

La cuenta:
Menú B2 S/. 32
Tetera té jazmín S/. 5

Chifa Yi Yi
Dirección: Av. Benavides 3939 Urb. Chama, Surco
Teléfono: 2733939 - 2733888

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Review: Bircher Benner

El sábado en la noche que andábamos en Miraflores, me empezó a dar hambre y no quise esperar a llegar a la casa para comer algo. No quería comer nada pesado así que se me ocurrió probar de una vez el restaurante vegetariano Bircher Benner. Queda en Larco, cerca del Tayta, también en un segundo piso al cual se accede por una angosta escalera de madera antigua. Al pie de esta escalera hay un letrero que dice "Bircher Benner. Fina cocina vegetariana". Eso de "fina cocina" me hizo pensar que sería un restaurante fichón, pero no, es bastante parecido a los vegetarianos de Javier Prado y Alcanfores. Como esos otros dos lugares, tiene repisas donde se exhiben productos naturales alimenticios, medicinales y de belleza.

Al revisar la carta vimos que los precios sí van con lo de la "fina cocina": me pareció un poco caro así que había que pedir algo para medir la relación calidad-precio. Pedí un pastel de acelga, Alvaro una "milanesa" con papas fritas y extractos mixtos (manzana, beterraga y zanahoria) para los dos. Me paré a mirar qué había en los estantes y el mozo volvió de la cocina anunciando que ya no había pastel de acelga, así que lo cambié por uno de choclo. Luego de un rato llegó la cortesía de la casa: rebanadas de pan integral con un dip de yogurt, palta y perejil.

Luego llegaron los platos. El pastel de choclo dejó mucho que desear, tanto en cantidad (dos rebanadas con ensalada de lechuga y rabanito) como en preparación (demasiada harina, parecía hecho en pastelería misia). La milanesa de Alvaro estaba normal, como cualquier otra milanesa vegetariana. Además de las papas fritas tenía una ensalada de lechuga y tomate, a la cual adicioné mis rabanitos. El extracto estaba muy rico pero un poco caro (7 soles) para el tamaño del vaso.

No recuerdo los precios exactos pero la cuenta salió 40 soles, lo cual me pareció elevado para la cantidad y calidad de los platos. Comprendo que el margen de ganancia en un restaurante de este tipo debe ser por plato y no por volumen de ventas, pero como más rico en el vegetariano de Alcanfores y más barato.

Bircher Benner
Dirección: Av. Larco 413, Miraflores

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Feliz cumple Mauricio!

Este año Mauricio quiso pasar su cumple (el sábado 13) haciendo postraciones. Su meta era 17 malas, Hugo le propuso hacer 20: 5 desde la 00 horas, 10 más en la mañana y 5 después del almuerzo. Yo no los acompañé desde el principio porque llegué cansada de la casa de mis papás. Cuando bajé a tomar desayuno el sábado a las 11 ya habían arrancado. Poco después de las 11:30 busqué un espacio en la gompa que ya estaba medio llena con Lucy, Hugo, Mauricio y María Luisa postrándose, Javier en Mandala, y Rocío y Rosa en Mente de Diamante. Arranqué con postraciones, luego bajó Alvaro también a postrarse y finalmente Alfonso con su mochila de Mandala. Cerramos a la hora de almuerzo, yo había hecho 5 malas; Lucy, Hugo y Mauricio las 10 que tenían programadas.

Javier, Rashid, Alvaro y yo almorzamos en la casa, los demás salieron con Mauricio. En la tarde partimos nuevamente Alvaro con Mandala y yo con postraciones, también estuvieron Javier y Alfonso "mandaleando" y Carlos haciendo Mente de Diamante. Finalmente, después de bajar el almuerzo, Lucy, Hugo y Mauricio cumplieron su saldo de 5 malas.

Después de todas esas horas de sudor y meditación lo lógico era darse un baño y caer desmayado, pero no! Cerraron la noche con trago en la casa, en Huaringas y en una fiesta en Miraflores. Alvaro y yo salimos un rato de compras pero el sueño (y en mi caso la gastritis) no nos permitieron acompañar al resto.

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Tuesday, September 09, 2008

Review: Pun Kay y Village (dos sopitas orientales)

Por fin fuimos a Pun Kay! Ya no vivimos tan cerca como para llegar al toque a pie, pero un breve viaje en coaster nos llevó al enigmático restaurante oriental el sábado por la tarde, después de una reunión en el centro. Con hambre y una gastritis terrible, lo único que se me antojaba era una rica sopita en algún lugar donde hubiera garantía de comida sana.

Entramos al restaurante y estaba desierto. Nos recibió amablemente el chef y nos acomodó en una mesa chica. En la primera hoja de la carta hay un texto de bienvenida en el que se incluyen las instrucciones que han hecho conocido al lugar: no pida sillao porque los platos son preparados con la sazón justa. Luego de revisar la carta sin sorprendernos mucho por los precios elevados (íbamos prevenidos), escogí una sopa cuyo nombre no recuerdo (tenía fideos y dumplings de cerdo, langostinos y bambú) y Alvaro un pollo 5 colores. El chef anunció que no tenían las almendras que acompañan al pollo, que podían cambiarlas por champiñones. Alvaro estuvo de acuerdo. Además pedimos una porción de chaufa de pollo, té para los dos y, como siempre, palitos en lugar de cubiertos. El chef nos advirtió que una porción de arroz sería insuficiente para los dos pero dijimos que así estaba bien. Aceptó nuestra decisión "con respeto" como él mismo dijo y nos dijo (varias veces durante la comida) que si queríamos más arroz lo pidiéramos nomás.

Mientras esperábamos la comida comentamos el aspecto del local, que aún se ve como una casa. Hay mucha madera en todos lados, incluyendo las paredes, que además cuentan con lo que se veía como tapices estampados de flores, que a mí me pareció no solamente hiper out sino fuera de lugar para un restaurante. El salón está separado de la cocina por vidrios, buen síntoma de limpieza, a través de los cuales se ve al chef aplicar todo el fuego de su cocina a los salteados.

Lo primero en llegar fue el té, luego llegó mi sopa. Al poco rato la señorita que atiende las mesas se acercó a preguntarme cómo estaba la sazón de la sopa, a lo que respondí "perfecta". Por un momento se nos cruzó por la mente pedir sillao para ver qué pasaba, pero no valía la pena arruinar el almuerzo. Luego llegó el plato de Alvaro, tan abundante que tuve que ayudarlo. Era pollo en cubos con verduras (brócoli, champiñones, ají, creo que zucchini y algo más) y una salsa salada muy rica. El arroz vino en un bol. Era el típico arroz frito chino, sin tanto color y sin tanta huevada como los chaufas criollos. Alvaro y yo nos servimos en los platos y empezamos a comer con los palitos, el chef no pudo evitarlo y se acercó a enseñarnos que la combinación plato-palitos no va, que se come bol-palitos o plato-cubiertos. Trajo otro bol y nos sirvió lo que había en los platos.

No hubo necesidad de pedir más arroz, terminamos satisfechos pero no con la sensación de pesadez que da comer en ciertos sitios. La cuenta salió 50 soles, pudo haber sido mucho más de haber elegido otros platos pero éste es uno de esos restaurantes en los que uno no se siente estafado por más alta que sea la cuenta.

Sopa S/. 10
Pollo 5 colores S/. 28
Arroz chaufa S/. 6
Té S/. 6

Después de almuerzo fuimos a visitar a mis papás. Mi mamá había preparado un budín de maicena que comimos en la tardecita. Finalizada la visita, a eso de las 9 pm, teníamos que buscar un lugar donde cenar antes de hacer las compras de la semana. Debido a la gastritis tenía que ser un sitio donde pudiera comer algo no tan pesado y con garantía de buena calidad. La opción lógica fue Village.

Luego de chequear la carta, super extensa y variada, me incliné por otra sopa, esta vez japonesa: sobá. No la tomaba desde los ochenta, cuando iba seguido al AELU con mi familia. Aparte pedí una porción de puré, por si me quedaba con hambre. Alvaro pidió un arroz Village: arroz arrisottado con crema de ají y langostinos (normalmente lleva también calamares, pero no había). Para tomar, jugo de papaya para mí y fresa con leche para él. Todo estuvo buenísimo, super contundente y nada caro: 43 soles en total.

Sobá S/. 11
Arroz Village S/. 16
Puré S/. 6
Jugo de papaya S/. 4
Jugo de fresa con leche S/. 6

Pun Kay
Dirección: Av. Benavides 1949, Miraflores
Teléfono: 4487298

Village
Dirección: Calle Ucello 276, San Borja
Teléfonos: 2244570, 2258111

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Wednesday, September 03, 2008

Review: Sacramento

Hace unos meses cerró La Cava, una tienda de vinos que quedaba en la Av. Camino Real, frente al centro comercial. Rápidamente abrieron un nuevo negocio en ese lugar, al comienzo pensé que era sólo una remodelación porque se mantenía el color marrón de la fachada, pero se trataba de un restaurante: Sacramento coffe shop.

El local es chico, con iluminación baja, elegantón. Tiene doble puerta, una en Camino Real y otra en Conquistadores. Daba la impresión de ser caro, así que mis compañeros de trabajo y yo nos pasamos buen tiempo sin animarnos a entrar, hasta que Manuel me pasó el dato de que en el almuerzo había platos a 12 soles.

Anteayer aproveché que no había traido lonchera y le propuse a un amigo de la chamba almorzar ahí. Hay opciones variadas, se puede escoger una carne y un acompañamiento por 12 soles (con 2 acompañamientos, 15 soles). La lasagna tradicional y la tortilla española salen con ensalada fresca. Los platos no son los típicos de menú, hay cerdo, res y pollo en cocciones interesantes (costillas de cerdo glaseadas, pollo apanado en coco, carne de res al pesto, etc.), purés, diferentes tipos de arroz (con pimientos, árabe y otros), etc.

Yo pedí una lasagna griega (de berenjena) que venía sin acompañamiento, mi amigo pidió chuletas de cerdo glaseadas con puré y arroz con pimientos. Ambos platos estaban muy ricos, el único descuido de la gente de cocina fue no lavar las hojas de decoración. Tomé un té verde con piña helado y después de la comida un espresso. El mozo anunció que usan café Britt, lo cual me hizo suponer que estaría muy bueno, pero debe haber algo mal con el barista porque lo sentí super ácido.

En conclusión el lugar es una muy buena opción para comer algo rico y no tan caro en el almuerzo (mi cuenta salió S/. 21.50), el local (ambiente, menaje, iluminación) es muy agradable y la atención es muy buena.

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Tuesday, September 02, 2008

Review: San Antonio

La semana pasada tenía una tarea que cumplir: probar el café San Antonio, como parte de mi búsqueda por el mejor café peruano. Yo no tenía idea que San Antonio servía su propio café, aunque debí sospecharlo dado que hacen su propio helado, que dicho sea de paso, es buenísimo.

Fue así como el sábado en la noche como en tantas otras ocasiones Alvaro y yo caímos en San Antonio de Miraflores. Me dio un poco de pena ya no estar tan cerca (y de la Bioferia, la peluquería Wendy's, el Wong de Panamá, etc.); este aire de nostalgia en una noche tan fría cuando ya quedaban pocos comensales en el salón fue perfecto para tomar un par de cafecitos y abrigarme en el interior cálido de San Antonio.

Primero pedí un espresso y Alvaro un milkshake San Antonio (helado de vainilla con trozos de brownie). Empezamos a tomar mientras revisábamos la carta buscando algo nuevo para probar. Mi primera intención fue tomar una sopa o crema pero iba a ser difícil compartirla, así que escogimos el pastel de choclo con carne y el quiche de poro y jamón. Lamentablemente eran las 11:40 p.m. y ya no había quiches. El mozo sugirió el sandwich de pavo con tanta insistencia que me hizo pensar que esta carne estaba al borde del vencimiento, pero igual aceptamos la sugerencia. Habiendo terminado mi espresso, el cual estaba riquísimo, no tan ácido como otros cafés, pedí un capuccino.

Todo llegó a la mesa bastante rápido. Empezamos con el sandwich, el pan estaba tostado, no sé si fue porque no estaba tan fresco, pero le dio el toque caliente y crocante perfecto. El pastel de choclo sí me decepcionó. Tenía mucha harina, defecto típico de panadería misia, que no esperaba de un establecimiento tan bueno. El capuccino estaba riquísimo y la orejita de chancho que lo acompañaba fue lo que necesitábamos para quedar satisfechos.

A la salida pregunté el precio del café, S/. 22 la bolsa de 250 gramos de café normal y S/. 26 descafeinado. Un poco más caro que los cafés premium disponibles en el mercado pero fácilmente superior a algunos de ellos.

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