Monday, March 15, 2010

Viaje corto a Canberra - día 1 de 2

Incluyendo reviews: Gus' Cafe, Babar Cafe & Bar, Kistchen, Brasserie, Debacle

El viernes pasado, después de haber dormido pocas horas después de una buena fiesta en el centro budista, Gladys y yo nos levantamos y partimos hacia la estación Central para agarrar el bus de las 9 am hacia Canberra. Escogimos esa hora porque a) era más barato y b) queríamos aprovechar el tiempo al máximo en nuestra corta estadía en la ciudad capital. Seguimos la sugerencia de un amigo que vive ahí y escogimos Murrays, y tengo el placer de reportar que es una muy buena compañía de transporte.

El propósito de nuestro viaje era asistir a la exhibición Masterpieces From Paris en la Galería Nacional de Australia. Se trataba de una gran oportunidad para ver obras maestras originales de Van Goh, Toulouse-Lautrec, Gauguin, Monet y otros, por sólo $25. El precio de nuestras entradas estaba incluido en el paquete de hotel que compramos.

Nos encontramos con una amiga del centro en el bus, quien amablemente se ofreció a moverse a otro asiento porque ya no quedaban más filas con dos asientos juntos. Habíamos empacado nuestro desayuno para comerlo en el bus, sánguches que yo había preparado con pan multigranos de Rise, jamón y queso suizo de The Deli on King, lechuga y mermelada de cuatro frutas sin azúcar. Adicionalmente, llevé una manzana y almendras y Gladys una tajada de keke de plátano. Leí un poco, dormí un poco y observé el paisaje con harto verde, montones de árboles, algunas vacas, etc.

El terminal del bus estaba a pocas cuadras del hotel que habíamos reservado: Mantra on Northbourne. Caminamos ahí, sorprendidas de la limpieza, tranquilidad y cantidad de árboles que hay en Canberra. Respirando ese aire frío, seco y no contaminado nos sentimos como si estuviéramos en las montañas del Perú.

Llegamos al hotel a las 12:30 pm. La recepcionista nos informó que nos habían "subido de categoría" de la suite que habíamos reservado a un departamento y nos dio las llaves del cuarto. Me olvidé de confirmar si el cuarto tenía dos camas separadas como había pedido en el formulario de reserva, y cuando llegamos al cuarto encontramos sólo una cama tamaño queen. Gladys llamó a recepción, en resumen le dijeron que el sofá en la sala era un sofá-cama y que tendríamos que esperar si queríamos que nos "bajaran de categoría" a un cuarto con dos camas. Debido a que estábamos cortas de tiempo, nos quedamos ahí.

Después de dejar nuestras cosas y revisar una guía de entretenimiento buscando lugares donde comer, fuimos a chequear las instalaciones del hotel: piscina temperada, sauna y gimnasio. El acceso a ellos era a través de las escaleras para incendios, llegar ahí le da a uno la sensación de ir a un estacionamiento subterráneo, con todo ese concreto y falta de luz natural.

La piscina se veía limpia, no vi el interior del sauna porque no tenía intenciones de usarlo, pero sí estaba muy interesada en el gimnasio. Era pequeño, como la mayoría de los gimnasios de hotel en los que he estado (a excepción del que está en el Intercontinental de Nueva Delhi), con unas cuantas pesas (que llegaban sólo hasta 10 kilos), máquinas, un aparato combinado para hacer barras/dips/silla romana, un par de fajas para correr, una máquina de remo, una máquina elíptica y una colchoneta. Todo era bastante viejo y la alfombra estaba realmente sucia, como si no la hubiesen aspirado por lo menos en el último mes. (Dicho sea de paso, cuando caminamos del ascensor hacia la escalera para incendios nos dimos cuenta de que la alfombra del primer piso estaba toda manchada a causa de una inundación o algo similar). También había un televisor viejo en un rack, aire acondicionado y agua en botellón que preferimos no tomar, por si las moscas.

Nos fuimos del hotel y caminamos unos cuantos cientos de metros hacia el centro de la ciudad, que realmente está compuesto de unas cuantas cuadras con tiendas, cafés y restaurantes. Decidimos tomar un café en uno de los sitios recomendados en la guía: Gus' Cafe. El lugar estaba lleno, así que parecía una buena alternativa. Los cafés no estaban baratos ($3.80 por un latte y $4.70 por un cappuccino con leche de soya), así que esperamos lo mejor. El latte de Gladys era realmente pequeño. Mi cappuccino tenía un tamaño promedio pero estaba demasiado caro para lo que era. Unos pocos minutos después vimos a Matthias y Niels pasar con sus mochilas; acababan de llegar de Sydney. Nos acompañaron con té y café, y conversamos un rato.

Debido al tamaño del latte, Gladys aún necesitaba cafeína, así que cuando se fueron los chicos cruzamos la pista para buscar un lugar más económico donde tomar un segundo café. Encontré otro lugar recomendado: Babar Cafe & Bar. Se veía un poco como un restaurante de comida rápida, había una familia en la mesa de al lado comiendo pizza y pasteles. Los cafés estaban un poco más baratos: $3.20 por un cappuccino normal y $3.60 por el de soya. Desafortunadamente el sabor no era bueno: estaban amargos. Miré a los baristas y me di cuenta de que eran super jóvenes (probablemente demasiado jóvenes para tomar café), así que sugerí buscar baristas mayores la próxima vez.

Hasta el momento no teníamos un muy buen concepto de la escena gastronómica de Canberra, comparada con Sydney parecía sobrevalorada y de menor calidad (comparada con Lima, a uno le hace pensar seriamente en vivir a punta de pan con mantequilla).

Fuimos de regreso al hotel y nos pusimos la ropa de ejercicio: era tiempo de usar las instalaciones del hotel y "sacarle el IGV" a la plata que habíamos pagado por el cuarto. Entrenamos por una hora, luego fuimos de regreso al cuarto para ducharnos y ponernos nuestras ropas de baño. Bajamos de nuevo a la piscina, el agua no estaba helada pero tampoco tibia. Nadamos un poco, pero nos aburrimos rápido (estoy segura de que estar atrapadas en un sótano tuvo mucho que ver con ello) y regresamos al cuarto para otra ducha. Nos vestimos con ropa más abrigadora esta vez, debido a que la temperatura había empezado a disminuir, y partimos con el rumbo opuesto esta vez, buscando más sitios recomendados.

Esa área de Canberra es más "industrial", con algunos distribuidores de vehículos, etc. Chequeamos cuatro restaurantes y decidimos quedarnos en Kitschen, que tiene un menú de comida australiana moderna con influencias italianas. Pedimos "pan de hierbas" de entrada, más Penne Chorizo con pollo y salsa napoletana para Gladys y una torre de vegetales a la parrilla con polenta para mí. El "pan de hierbas" llegó y lo comimos sólo porque nos moríamos de hambre (ya eran las 5:30 pm y no habíamos almorzado realmente). Una mejor descripción en el menú debió haber sido: "cuatro tajadas de pan blanco remojado en mantequilla con unas cuantas hojas de hierbas secas encima". Pagamos $5.90 por eso.

Kitschen - "Herb bread": White bread slices soaked with melted butter and a very little herbs on top.


Un rato después llegaron los platos de fondo. La pasta de Gladys se veía bien, con escamas de queso parmesano encima, pero la porción parecía un poco pequeña para el precio ($16.90).

Kitschen (Canberra) - Penne with chorizo.


Mi plato también se veía pequeño, sobre todo considerando que costaba $19.90, pero el emplatado era interesante. En el fondo del plato había un portobello, luego un pedazo de polenta, luego berenjena, otro pedazo de polenta, más berenjena, más polenta, pimiento y zucchini, con una cucharada de queso fresco búlgaro encima. En los lados del plato había un poco de pesto y de salsa napoletana. Desafortunadamente, sólo las salsas y el queso tenían sabor. Había estado con antojo de polenta por algún tiempo pero ésta estaba totalmente desabrida. Los vegetales, idem.

Kitschen (Canberra) - Vegetable stack with polenta wedges, pesto, napoletana sauce and Bulgarian fetta.


Nos vimos tentadas a pedir postre pero decidimos que era muy riesgos. Nos fuimos y comenzamos a caminar en dirección a la casa Mahamudra (el centro budista en Canberra), hacia el noroeste de donde estábamos. Caminamos por 40 o 45 minutos, llamando a Matthias cada 10 para confirmar si iba a estar ahí. Nunca respondió, así que continuamos caminando. Recordé que Mark una vez dijo que la casa Mahamudra estaba en "el Newtown de Canberra". Mientras caminábamos pasando casas grandes con jardines enormes y sin gente nos preguntamos si era cierto o si se trataba de una estrategia de marketing.

Finalmente llegamos a la zona "movida" del suburbio. Menos de una cuadra con unas cuantas tiendas, un café, un pub, una oficina de correo, un restaurante grande, una farmacia y un centro médico. Ah sí, y una pared con graffiti. La casa Mahamudra estaba cerrada, así que nos sentamos en una banca para esperar a que fueran las 8 pm, la hora oficial de meditación. Estábamos a unos cuantos metros de la puerta del centro, de manera que no podíamos ver si las luces estaban prendidas o no, chequeamos a las 8:10 aproximadamente y estaban prendidas. Cuando entramos saludamos a Wanda y su hija Mika, Rob y Maika. Meditamos con ellos y aceptamos la generosa oferta de Rob y Maika de llevarnos de vuelta al hotel en su carro.

Todavía era temprano, alrededor de las 9:30 pm, y se nos antojó un vaso de vino tinto y algo para picar, para combatir el frío. Revisamos el menú en el restaurante del hotel, pero no tenían piqueos, así que regresamos al centro de la ciudad. Nada ahí nos llamó la atención y regresamos al otro lado del hotel, cerca a donde habíamos cenado antes.

El primer sitio por el que pasamos fue Delissio Brasserie. Tenía vinos por copa y piqueos, así que entramos y nos sentamos en la barra. Meseros ocupados y no tan ocupados pasan por nuestro nado, ninguno nos miró, ninguno nos alcanzó un menú o nos dijo que esperemos para ser atendidas. Ahí fue cuando tuvimos la certeza de que el servicio al cliente en Canberra simplemente no existe. Nos pusimos nuestras casacas y salimos para buscar otro lugar.

Un poco más allá estaba Debacle, que es más un pub que un restaurante. También tenían vinos por copa, pero desafortunadamente la cocina estaba cerrada. Igual nos quedamos y tomamos una copa de vino cada una (las botellas no estaba apropiadamente selladas o refrigeradas, así que el vino no sabía tan bien). En nuestro camino de retorno, aún con un poquito de hambre y un gran antojo por un piqueo, compramos una bolsa de Doritos.

Regresamos al hotel, armamos el sofá-cama y nos acostamos. No pude dormir muy bien porque tenía mucho frío, y estábamos tan cansadas que nos olvidamos por completo de prender la calefacción.


Gus' Cafe
Shop 8 Garema Arcade
Bunda Street
Civic ACT 2601
(02) 6248 8118

Babar Cafe & Bar
9/20 Allara St
City ACT 2601
(02) 6248 6446


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Kitschen
18 Lonsdale St
Braddon ACT 2612
(02) 6247 2946


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Delissio Brasserie
Elouera St
Braddon ACT 2612
(02) 6257 5733


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Debacle
30 Lonsdale St
Braddon ACT 2612
(02) 6247 1314


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