Tuesday, January 05, 2010

Navidad 2009

Trabajé el 24. Acá no es medio día feriado, como en Lima, pero igual la gente en mi oficina empezó a fugar a la 1 pm. Yo me quedé avanzando algunas cosas como hasta las 3 y me fui a despedir de los pocos que quedaban tomando chela en la cocina o terminando con su trabajo antes de las vacaciones (la mayoría no trabajó toda la siguiente semana). Conversando con un pata en la oficina, me di cuenta de que sería la primera Navidad que pasaría con Alvaro. Mucha gente no entiende cómo podíamos pasarla cada uno con su familia, mientras para nosotros es totalmente lógico. No tiene sentido sacrificar un día familiar tan importante sólo por estar casados.

Fui a la casa, ayudé a Alvaro a terminar de limpiar la casa y partimos al depa de Gladys con algunas cosas para la cena: tapenade y dip de queso de cabra con albaricoques secos, galletitas, aceite de oliva, etc. Una vez ahí empezamos a preparar la cena, con sus respectivos piqueos y vino espumante (normalmente tomamos algún tinto pero había que estar a tono con el ambiente festivo).



Nos habíamos propuesto comer sano en Navidad, la comida en sí era sana pero no la cantidad. Para variar terminamos super llenos, pero felices. El menú fue:
- pechuga de pavo al horno rellena de arándanos secos y nueces
- ensalada caprese con bocconcini
- ensalada de papa, menta y pistachos
- ensalada de espárragos, brócoli, rabanitos, piñones y parmesano
- triffle crumble, capas de queso mascarpone azucarado, manzanas horneadas, cerezas y fresas, y crumble







Ibamos a comprar un rosé para acompañar la cena pero nos recomendaron un pinot grigio, así que decidimos probar. El maridaje resultó bueno, pero honestamente no soy muy aficionada a los vinos blancos.

Después de la cena intercambiamos regalos y cuando ya se nos apagaba la tele fuimos a acostarnos.

Al día siguiente nos levantamos a las 9 para empezar a preparar el postre para el almuerzo, que necesitaba refrigeración. Luego de dejarlo enfriar tomamos desayuno (lo que quedó de frutas y crumble del postre, plátano, yogurt y café con leche) y llamamos a la casa de mis papás y mis tías para los respectivos saludos navideños. Luego fuimos a tomar el tren a mi casa.

Apenas llegamos metí el chancho al horno. Había estado marinándose desde la noche anterior con polvo 5 especias, azúcar, sillao claro, sillao oscuro, pisco y salsa de char siu. Como teníamos bastante tiempo hasta que el chancho estuviera listo aproveché para preparar jarabe de goma y pecanas acarameladas para la cena en el centro (sí, el 25 no fue nada light). Cuando faltaba poco para que el chancho estuviera listo empezamos a preparar la mise en place para el chaufa y el tallarín saltado. No salieron tan bien por la falta de hornilla de alta presión a gas, pero hice el intento. El chaufa tenía chancho asado picado, aparte preparé salsa de tamarindo (con tamarindo, no como las de los chifas baratos) para acompañar el resto del chancho asado. El tallarín saltado tenía pollo, jolantao, pimiento, champiñones, frejolito chino y hongos secos. Y por supuesto, hice nabo encurtido. Faltaba la Inca Kola nomás. El postre, lamentablemente, no estuvo rico. Era un mousse de limón con fresas y frambuesas frescas pero no me gustó. Ya borré la receta de mi archivo.


Gladys tenía un compromiso en la noche, así que la acompañamos a tomar su tren. Teníamos la intención de caminar hasta Broadway (queda como a 1.5 km de la casa) pero estaba lloviendo, así que desistimos. Descansamos un rato y fuimos al centro para seguir comiendo, como buenos cerdos que somos. Ya estaban ahí todos los demás: Matt, Andrey, Markus, Niels, Julia, Guillaume y varias alemanas. La comida estaba casi lista, me tomé un ron & tonic preparado por Matt mientras me las ingeniaba para hacer pisco sour con poco hielo y sin coctelera ni licuadora. Usé una licuadora de inmersión, el trago salió decentón, aunque muy dulce. Igual a la gente le gustó.

Cuando ya faltaba poco para que el cordero de Matt estuviera listo (2 piernas de cordero con ajo y romero incrustado, condimentadas con sal, pimienta y aceite de oliva y cocinadas a baja temperatura durante 4 horas en el horno), empecé a preparar las ensaladas. Una tenía lechugas mixtas, espinaca bebé, vainitas, tomates cherry, queso feta, avellanas tostadas y aderezo de sour cream, limón, echalotte, aceite de oliva, sal y pimienta. La otra tenía lechugas mixtas, espinaca bebé, champiñones, pecanas acarameladas y aderezo honey mustard. Julia preparó dumplings polacos rellenos de papa (a primera vista parecían gyozas), no sé si ella misma preparó albóndigas, también había panes (el de aceitunas estaba buenazo). Comimos hasta el hartazgo, tanto así que no me provocó tomar más alcohol.



Estuvimos conversando con los anglo e hispanohablantes, escuchando de fondo conversaciones y bromas en alemán. La digestión se llevó casi todas nuestras energías y cuando menos lo esperábamos apareció más comida. Era la hora del postre, sobre la mesa habían galletas Tim Tam, pies rellenos de puré de fruta hiper azucarado (los venden empaquetados), keke de Navidad alemán y una jarra de leche con toda su grasa. Comí un par de tajadas de keke alemán y un pie (prefiero mil veces los pies de manzana que venden los carretilleros de panadería), no sin sentir un intenso remordimiento por los miles de calorías poco nutritivas consumidas.

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