Friday, January 08, 2010

Hunter Valley

Pero eso no fue todo. El 26 tratamos en lo posible de descansar y volver a nuestra rutina saludable. Pero el 27 teníamos otra cita con la gula: un tour a Hunter Valley, una de las tantas regiones vitivinícolas de Australia, que queda a sólo 2.5 horas de la ciudad.

El minibus nos recogió a las 6:30 am en la estación de Erskineville. Tanto nosotros como el conductor (un señor mayor llamado Keith) llegamos 10 minutos antes de la hora estipulada, así que estuvimos en el segundo punto de recojo media hora antes de lo previsto. El día estaba nublado y ligeramente lluvioso, así que esperamos dentro del minibus. Susy y José llegaron puntuales, después de los respectivos saludos e intercambio de novedades (José tenía poco más de una semana en Sydney), fuimos a la tercera parada donde después de unos minutos aparecieron Virginia, Eduardo (su esposo), Isabella e Ignacio (los niños) y Alejandro (papá de Virginia). Geoffrey, el coordinador de la agencia me había asegurado que tendrían asientos para los niños pero el conductor no tenía idea de eso. Sentí como mi sangre negra empezaba a calentarse y subir a mi cara pero no lo puteé. Le dije nomás (mucho más calmada de lo que solía ser en Lima) que si podía llamar a Geoffrey para encontrar una solución. Luego de conversar con él me dijo que la única solución era pasar por una automotriz en Hunter Valley y comprar un asiento para Ignacio. Eduardo dijo que no era necesario, pero el asunto quedó un poco en el aire.

Keith hizo una última parada en Chatswood para recoger un grupo de 5 chicos y chicas (aussies, alguien de Alemania y alguien de Croacia, creo). Después de un rato, paramos nuevamente en uno de esos grifos de carretera que salen en las películas, con casas rodantes estacionadas y un par de restaurantes. Ahí aprovechamos para comer algo (nosotros las nueces y manzanas que habíamos llevado), tomar café e ir al baño.

Llegamos al primer viñedo, Savannah Estate, en donde nos sentaron junto a otro grupo para empezar a tomar ¡a las 10 de la mañana!. Felizmente los vinos estaban suavecitos y nos dieron galletas y queso para limpiar el paladar (y no emborracharnos tan rápido). Ahí probamos la exhorbitante cantidad de 11 vinos: Sauvignon Blanc espumante, Semillón 2007, Verdelho 2008, Traminer cosecha tardía 2006, Moscato espumante, Durif espumante (tinto), Merlot 2005, Shiraz 2007, Shiraz reserva 2007, Semillón Botrytis y Moscato. Me gustaron todos los dulces y el semillón, el espumante tinto me pareció espantoso. El merlot también estaba bueno, pero siendo el primer viñedo que visitábamos no sabía si habrían otros mejores (y más económicos) después, así que no compré nada.

El segundo viñedo fue Ernest Hill, creo que para todos nosotros el mejor de los que visitamos. Ahí probamos: Semillon 2009, Verdelho 2009, "Cracklin´" Rosé 2009, "Shareholders" Shiraz 2008, "The Dam" Merlot 2008, Semillón dulce ligeramente espumante y otro Semillón dulce. Otra vez los dulces nos gustaron, tanto así que compramos un paquete de 3 que incluía los 2 últimos vinos que probamos más un shiraz dulce. Los estamos guardando para empezar a consumir mañana con el postre.


La siguiente parada fue en la tienda de quesos Smelly Cheese Shop. Lamentablemente teníamos pocos minutos disponibles, por lo cual sólo pudimos probar 5 quesos: feta con pesto, feta con tomates secos y ajos, feta marinado en dukka (especias orientales), queso crema con hierbas y duetto (mascarpone y gorgonzola). El consenso general fue que los dos primeros fetas y el duetto estaban exquisitos. Dejamos las compras para más tarde, ya que de regreso pasaríamos por la sucursal de la tienda.

El tercer viñedo fue Blueberry Hill, según Keith el mejor del día. A nosotros no nos parecieron nada espectaculares los vinos, aunque su merlot haya ganado el premio al mejor merlot del mundo en 1996. Eso sí, fue el viñedo más caro del día. Probamos: Sauvignon Blanc 2009, Chardonnay 2009, Rosé 2009, Cabernet/Merlot 2008 (con la peculiaridad de que la mezcla era 50%-50%), Merlot 2008, Pinot Noir 2009, Port de Noir 2006 (porto hecho con uvas pinot noir). El merlot y el pinot noir tenían poco tiempo en botella, estaban bastante desbalanceados. Una vez más el vino dulce fue, para mi gusto, el mejor de los que probamos, y no es porque tenga afición por los vinos dulces, en realidad casi no los consumo.


Visiblemente afectados por la cantidad de vino ingerida y cada vez con más hambre, nos dirigimos al restaurante San Martino, que es parte del Hunter Resort. Habíamos contratado el tour con almuerzo gourmet, que estuvo muy bueno y valió la pena (el almuerzo ligero que consistía en pizza o pie costaba sólo 15 dólares menos por cabeza). Todos los platos eran para compartir:
- Bruschettas con pesto, tomate y cebolla.
- Antipasto con jamones, tomates secos, pepinillos encurtidos, cebollitas encurtidas, alcachofas, betarraga, arúgula y durazno.
- Ensalada de roast beef con aderezo de mostaza en grano.
- Potato wedges, la "papa dorada" de estos lares.
- Penne con tomates, aceitunas y alcaparras.




Además, el almuerzo incluía más vino: una copa de blanco y una de tinto. Había la opción de probar 6 cervezas en vasos pequeños y pedir un vaso grande con una de ellas por $12 pero no tenía sentido tomar cerveza después de todo ese vino (y con más vino por venir).

Al salir del restaurante conversamos un rato con Claudio, el guitarrista chileno que toca latin jazz en el restort. Se gana la vida tocando 2 días a la semana. ¡Eso es vida!

Con la barriga llena y el corazón contento nos dirigimos al último viñedo de la tarde: Tintilla Estate. A estas alturas el paladar y la memoria ya no servían mucho para análisis críticos y/o comparativos. Nos sentaron en una mesa cuadrada enorme y probamos: Spitzanti Semillon Lizzie 2009, Hunter Semillon Angus 2009, Spitzanti Rozzie 2009 (rose dulce), Catherine d´M Sangiovese/Merlot 2007, Pinot Noir Four 2008, Justine Merlot 2004, Reserve Shiraz 2004, John Basil 2004 (otro tinto espumante), Shortland Fortified Shiraz 2007, Edwardo Fortified Semillon 2005. Una vez más, me gustaron más los dulces, pero no compré ninguno. En este viñedo también venden aceitunas, aceites de oliva, vinagres, etc. Compré un aceite de oliva con lima (nuestro limón) y una botella de vin cotto (se usa para ensaladas, reducciones y salsas, y contiene: mosto de uvas, higos, vinagre de vino tinto, cáscara de naranja, canela y nuez moscada). También había aceites de oliva con limón (nuestra lima), ají, ajo, etc.

Antes de regresar a la ciudad pasamos por una tienda de chocolates (probamos varios pero no compramos nada) y la sucursal de la tienda de quesos, donde compré un frasco de feta con pesto, uno de feta con tomates secos y ajos, y una mermelada de frambuesa y manzana. También vendían gelato y Alvaro no pudo con su genio, compramos una porción de una bola "para el camino".

Espero volver pronto para visitar algunos de los muchos viñedos a los que no fuimos.

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