Salieron las fechas para DT!!!
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Desde hace meses, cuando íbamos al cajero del Continental que está en 28 de Julio, a pocas cuadras de la casa, o cuando pasaba por ahí en taxi, veía que en la esquina se construía algo con pinta de restaurante. Tiempo después vimos que teníamos razón, abrieron Sweet Garden y como toda novedad, anduvo lleno las primeras semanas. Alvaro y yo por x motivos (falta de tiempo, falta de estómago) pero poco a poco fueron llegando los comentarios de gente del centro: Javier, Rashid y Carlos. Rashid, con su experiencia de trabajo en el rubro de A&B nos hizo un review de varios aspectos del local e intentó hacernos adivinar el origen de la franquicia, el cual por supuesto no atinamos: Taiwan. De más está decir que los comentarios no favorecieron mucho al local (vino a mi mente la comparación de una guitarra made in USA y una made in Taiwan) pero de todos modos decidí comprobar por mí misma. A Javier tampoco le pareció la gran cosa lo que probó en sus varias visitas. Carlos fue más directo y dijo que el local era malo.
Finalmente, el sábado pasado, después de una cena super saludable, quedaba un poco de estómago y le sugerí a Alvaro quitarnos el clavo y "probar para creer". El lugar es bonito y acogedor. Los postres fríos están dispuestos en vitrinas y los productos de panadería en estantes de madera como los de cualquier supermercado. Hay unos azafates redondos en los que uno pone todo lo que quiere comer antes de ir a la caja, en la que se piden las bebidas. Los postres que están en vitrina se piden a alguno de los solícitos empleados del local. Los postres se veían ricos, la presentación está bastante cuidada. Los panes se ven artificiales, como los artículos de plástico que se exhiben en algunos restaurantes.
Optamos por un postre cada uno: Alvaro escogió el pudín japonés y yo el mousse de sauco. De tomar té verde para mí y un té con leche y tapioca (no recuerdo el nombre) para Alvaro. El único empleado poco cortés fue el que entregó el té de Alvaro, ya que no le dijo "aquí tiene su orden" ni nada. Es la única observación que tengo acerca del servicio.
Comimos en el segundo piso, donde además de mesas con sillas "normales" hay muebles tipo sala. Evidente copia taiwanesa de Starbucks. La decepción empezó con el pudín japonés, que no era más que una triste imitación de un flan Royal que costó S/. 5.80. La consistencia del mousse de sauco no denotaba frescura ni fineza. Tanto el biscuit como el mousse estaban duros y la crema chantilly era topping vegetal. Encima del postre había una uva y no un sauco. En suma, parecía un postre de pastelería misia. El té verde sabía como cualquier té verde que se compra en cualquier tienda de artículos orientales (no como un machá, precisamente) y el té infantil (viene cubierto con un plástico transparente con un dibujo tipo anime y un sorbete grueso para que pasen las bolas de tapioca) estuvo bien al principio pero después nos empalagó hasta la náusea.
Salimos sintiéndonos estafados y mal del estómago. En serio. Alvaro se levantó de madrugada a depurar su sistema digestivo. Hemos acordado que la próxima vez que se nos antoje un postre caminaremos un poco más e iremos a T'anta. O Maga. O Wong.
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