Saturday, June 23, 2007

Review: Mi Causa

Finalmente hoy pudimos comer en Mi Causa. Había querido ir desde hace tiempo pero mi lista de restaurantes por visitar es grande y no como fuera todos los días. La semana pasada fuimos a eso de las 2 de la tarde pero no había mesa libre, así que terminamos comiendo en Mavery (que merece un review aparte por sus empanadas, pero lo dejo para otro día).

Había leído ya varios reviews de Mi Causa y había escuchado varios comentarios de personas allegadas sobre el restaurante. La expectativa era grande y, felizmente, fui advertida con respecto a la lentitud del servicio.

De entrada el mozo se demoró unos buenos minutos en acercarse a nuestra mesa y cuando lo hizo fue para solicitar nuestro pedido sin habernos dado antes la carta. Strike one. La carta tiene una pésima presentación. El diseño del papel, tipo de letra, alineación, orden, etc., puede ser bueno, pero entregar un conjunto de papeles engrapados definitivamente no es fashion. Strike two.

Elegir la causa fue un poco difícil como lo imaginaba, debido a la variedad existente. Una sola cosa tenía clara: tenía que tener pescado y/o mariscos. Opté por la cauchi: camarones, salsa de ají y queso paria. Alvaro, para mi sorpresa, escogió la alemana, con salchicha alemana y salsa de pickles dulces. Después de un rato llegó la cortesía de la casa: pancitos y escribano (masa de papa con ají y aceite de oliva). Muchos minutos después llegó nuestro pedido. La que yo pedí viene en una especie de plato hondo de barro. Ambas estaban muy buenas y fueron contundentes. La chicha también es buenísima.

Terminamos de comer en la cuarta parte del tiempo que demoraron en atendernos y a la hora de la cuenta se produjo el strike three: la cuenta nunca llegó a la mesa, así que tuve que acercarme al dueño, quien estaba en el counter, para pagar. Con tres strikes normalmente no volvería a comer ahí pero la verdad es que la parte gastronómica está bien lograda y tengo una enorme curiosidad por probar muchas más opciones del menú.

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Día de los padres

No, no quise hacer un paralelo a lo que en México se conoce como el "día de las madres" (según lo aprendido del Chavo del Ocho). Este año, para cambiar un poco la tónica de las celebraciones típicas familiares, y para subsanar el hecho de que estaba con roche por no haber invitado a mis tías a conocer mi casa (el centro), decidí invitar a mi familia y la de Alvaro a celebrar juntos el día del padre con un almuercito. A Alvaro se le ocurrió invitar también a Javier por ser también padre y no tener planes para el almuerzo.



Para tratar de complacer a todos los paladares opté por hacer chifa. Parecía buena idea hasta que me di con la ingrata sorpresa de que sin la ayuda de mi mamá el trabajo se hace exponencialmente más pesado. Igual, yo como siempre, feliz estuve en la cocina toda la noche del sábado y la mañana del domingo. Y como siempre no todo salió como esperaba. El chaufa y los wantanes sí cubrieron mis expectativas, pero me cojearon los demás platos. La salsa del chijaukay estuvo buenazJustificar a ambos ladosa, pero el pollo estaba muy grasoso. El pollo con piña estuvo bien pero faltó pollo. Al tallarín saltado le faltó salsa y también pollo. Hice un montón de nabo encurtido y me olvidé de servirlo, así que le regalé a mi mamá la mayor parte. La otra sigue en mi refri.

El postre tenía que ser oriental, así que opté por algo fácil que no tiene pierde: tapioca con lúcuma. Todos repitieron y se acabaron los casi 4 litros que Alvaro me ayudó a preparar.

Todos quedaron satisfechos y sobró comida para un par de días más. Ya en la nochecita hicimos un lonche para no romper la tradición Mora Gondo, con panes variados y quesos untables de tres sabores distintos.

Friday, June 22, 2007

Ser o no ser kagyu

El martes de la semana pasada nuestro querido amigo Javier, quien vive con nosotros en el centro, fue a Plus TV para grabar una entrevista en el programa Fulanos y Menganos. Lo entrevistaron junto a otros dos señores (el actor Carlos Victoria y un español que tenía algo que ver con la revalorización del centro histórico de Lima). El martes de esta semana salió al aire el programa y la respuesta fue casi inmediata. Aproximadamente 30 personas han llamado para pedir la dirección y averiguar más datos del centro y las reuniones de meditación.

Ayer llegaron 10 de esas personas a la reunión de los jueves, quienes pudieron experimentar la confusión inherente a todo primer encuentro con un grupo budista. Cuando recién llegas todas los sonidos no son precisamente mantras (la gran mayoría ni siquiera sabe qué es un mantra). Escuchas términos rarísimos y la gente habla de ellos como si fueran castellano. Eso frustra a algunos e incentiva a investigar a otros. Supongo que así es como funciona la selección natural... si te sentiste cómodo y quieres saber más, probablemente seas kagyu y seguirás viniendo no-matter-what.

Ayer, cuando se fueron los nuevos, estuvimos analizándolos un poco, viendo quiénes probablemente repetirían el plato. Hubo un caso en particular en controversia. Hasta se habló de apostar plata. Sea como sea, lo sabremos en las próximas reuniones.

A veces el vínculo es clarísimo, a veces es difícil de detectar. En mi caso, todo lo que escuché desde el primer momento tenía completo sentido. Sin embargo me demoré como dos años en empezar la práctica y aún ahora, meses después, me cuesta mucho avanzar, pero por factores externos al budismo en sí.

La gente sigue llamando al centro y preguntando cosas que a veces suenan sospechosas. Seguramente seguirán llegando nuevos en las próximas reuniones e irán quedando pocos, los que sientan el vínculo con la escuela porque seguramente en vidas anteriores han sido también parte de la sangha.

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