Ser o no ser kagyu
El martes de la semana pasada nuestro querido amigo Javier, quien vive con nosotros en el centro, fue a Plus TV para grabar una entrevista en el programa Fulanos y Menganos. Lo entrevistaron junto a otros dos señores (el actor Carlos Victoria y un español que tenía algo que ver con la revalorización del centro histórico de Lima). El martes de esta semana salió al aire el programa y la respuesta fue casi inmediata. Aproximadamente 30 personas han llamado para pedir la dirección y averiguar más datos del centro y las reuniones de meditación.
Ayer llegaron 10 de esas personas a la reunión de los jueves, quienes pudieron experimentar la confusión inherente a todo primer encuentro con un grupo budista. Cuando recién llegas todas los sonidos no son precisamente mantras (la gran mayoría ni siquiera sabe qué es un mantra). Escuchas términos rarísimos y la gente habla de ellos como si fueran castellano. Eso frustra a algunos e incentiva a investigar a otros. Supongo que así es como funciona la selección natural... si te sentiste cómodo y quieres saber más, probablemente seas kagyu y seguirás viniendo no-matter-what.
Ayer, cuando se fueron los nuevos, estuvimos analizándolos un poco, viendo quiénes probablemente repetirían el plato. Hubo un caso en particular en controversia. Hasta se habló de apostar plata. Sea como sea, lo sabremos en las próximas reuniones.
A veces el vínculo es clarísimo, a veces es difícil de detectar. En mi caso, todo lo que escuché desde el primer momento tenía completo sentido. Sin embargo me demoré como dos años en empezar la práctica y aún ahora, meses después, me cuesta mucho avanzar, pero por factores externos al budismo en sí.
La gente sigue llamando al centro y preguntando cosas que a veces suenan sospechosas. Seguramente seguirán llegando nuevos en las próximas reuniones e irán quedando pocos, los que sientan el vínculo con la escuela porque seguramente en vidas anteriores han sido también parte de la sangha.
Labels: Budismo
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