Friday, September 28, 2007
Monday, September 10, 2007
Review: La Forquilla
Cada sábado de reunión de coordinación con la sangha es una buena excusa para comer fuera, porque no queda tiempo para cocinar. Disponíamos de un par de horas para el almuerzo, así que pudimos salir del circuito de chifas de varias cuadras a la redonda de la casa y fuimos a La Forquilla, ese restaurante mediterráneo a pocos metros del Ovalo Gutiérrez del cual ya había leído cosas buenas, siendo una de ellas el precio de los platos, que sospecho se refería a los menúes de día laborable porque no me pareció ninguna ganga.
Cuando llegamos estaba totalmente vacío; aparentemente es un restaurante de almuerzo de oficinistas con algo de solvencia. El ambiente me recordó al MYO que queda a la vuelta de mi ex trabajo. Bonito, elegantón, medio yuppie. El mozo era medio sordo y la información que nos dio fue pésima pero cumplió su chamba de llevar y retirar los platos.
Luego de un riguroso examen a la carta (todavía necesito alimentos blandos por la extracción de la muela) me decidí por la única sopa: chupe de lenguado. Alvaro pidió rigatonis al pesto con baby beef, una opción bastante rara para él. De tomar: jugo de fresa (yo) y limonada (él). De cortesía nos sirvieron unas bolitas de papa fritas con salsa huancaína en las clásicas cucharas orientales para sopa. Además nos trajeron pancitos integrales (yeeee) y blancos en tajadas con mantequilla, así que no hubo necesidad de entrada.
Mi chupe estaba buenísimo, aunque no traía habas ni langostinos, ingredientes anunciados en la carta. A cambio de eso, dos super filetes de lenguado y arvejas, además del tradicional huevo frito y arroz para agregar contundencia. El plato de Alvaro estaba rico, la salsa inocentona como para él y la carne super suave.
Una vez más no hubo estómago para postre, así que emprendimos el regreso a casa, caminando hasta Pardo para bajar la comida.
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Monday, September 03, 2007
El otro cachete
La recuperación ha requerido analgésicos por vía intramuscular, lo cual fue bueno porque el dolor no ha sido tan intenso como la última vez. Lo que sí es intensa es la hinchazón, pero dada la experiencia calculo que durará entre 7 y 10 días, tiempo en el que tengo que privarme de 2 de mis actividades favoritas: hacer ejercicio y cocinar :(
Review: El Limón
Han pasado muchos años (tal vez unos 15 o 20) desde que abrió este restaurante a pocas cuadras de la casa de mis padres. Se hizo conocido pronto y mantiene su popularidad, todo el año se ve carros estacionados afuera y, generalmente en verano, gente esperando mesa. Tuvo que pasar toda esa barbaridad de años para que por fin fuera a comer ahí.
La excusa fue la visita que les hicimos a mis padres el jueves pasado. Llegamos temprano y teníamos que almorzar en algún lado, así que el sitio elegido (o más bien impuesto por mí) fue El Limón. El ambiente es similar al de todas las cebicherías de regular a buen nivel. Pedimos unas conchitas a la parmesana para compartir, una jarra de chicha, pescado al ostión con langostinos (Alvaro) y tacu tacu de mariscos (yo). Las conchitas estuvieron ricas, la chicha también. El plato de Alvaro estuvo muy bueno, el mío bueno pero muy "inocente", le faltó criollismo a la salsa. No hubo espacio para postre y la cuenta estuvo bastante acequible, así que el restaurante quedó fichado para los próximos almuerzos en los que tengamos que recalar cerca de la casa de mis padres.
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Review: Como Agua Para Chocolate
Finalmente se dio la oportunidad de apaciguar mi curiosidad la semana pasada. Mi amigo Víctor y su esposa Vivi andan de visita en Perú (viven en España) así que fuimos a almorzar al susodicho restaurante. Los precios de los platos a la carta son como los de cualquier restaurante de regular categoría, aunque tienen menús a veintitantos soles que se leen llenadores. Pedimos (a la carta) totopos con guacamole y pico de gallo para compartir (buena señal que los llamen totopos y no nachos), chile para Víctor, fajitas para Vivi y cazuela marina para mí. El mozo me informó que no había más mariscos que langostinos, así que la cazuela (que imaginé tipo guiso pero era como un arroz con mariscos a la mexicana) sólo vino con pescado y langostinos. Ellos tomaron margaritas y yo agua con gas (para variar). De postre panqueque con cajeta (dulce tradicional, sabe entre manjarblanco y natilla) para ellos y panqueque con plátanos flambeados al tequila para mí.
En conclusión, el restaurante es bueno porque es auténticamente mexicano, pero me recordó que la comida mexicana me deja un cierto vacío de sabor difícil de explicar. Tal vez es mi apego a la comida peruana.
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