Monday, September 10, 2007

Review: La Forquilla

Cada sábado de reunión de coordinación con la sangha es una buena excusa para comer fuera, porque no queda tiempo para cocinar. Disponíamos de un par de horas para el almuerzo, así que pudimos salir del circuito de chifas de varias cuadras a la redonda de la casa y fuimos a La Forquilla, ese restaurante mediterráneo a pocos metros del Ovalo Gutiérrez del cual ya había leído cosas buenas, siendo una de ellas el precio de los platos, que sospecho se refería a los menúes de día laborable porque no me pareció ninguna ganga.

Cuando llegamos estaba totalmente vacío; aparentemente es un restaurante de almuerzo de oficinistas con algo de solvencia. El ambiente me recordó al MYO que queda a la vuelta de mi ex trabajo. Bonito, elegantón, medio yuppie. El mozo era medio sordo y la información que nos dio fue pésima pero cumplió su chamba de llevar y retirar los platos.

Luego de un riguroso examen a la carta (todavía necesito alimentos blandos por la extracción de la muela) me decidí por la única sopa: chupe de lenguado. Alvaro pidió rigatonis al pesto con baby beef, una opción bastante rara para él. De tomar: jugo de fresa (yo) y limonada (él). De cortesía nos sirvieron unas bolitas de papa fritas con salsa huancaína en las clásicas cucharas orientales para sopa. Además nos trajeron pancitos integrales (yeeee) y blancos en tajadas con mantequilla, así que no hubo necesidad de entrada.

Mi chupe estaba buenísimo, aunque no traía habas ni langostinos, ingredientes anunciados en la carta. A cambio de eso, dos super filetes de lenguado y arvejas, además del tradicional huevo frito y arroz para agregar contundencia. El plato de Alvaro estaba rico, la salsa inocentona como para él y la carne super suave.

Una vez más no hubo estómago para postre, así que emprendimos el regreso a casa, caminando hasta Pardo para bajar la comida.

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