Tuesday, August 14, 2007

Review: Andiamo

Cuando vivía con mis padres pasaba todos los días por la Javier Prado. A la altura del puente peatonal que está pasando Guardia Civil hay un restaurante que siempre me llamó la atención, no por su pinta, sino por su ubicación. Me parecía un lugar poco transitado para tener un comedero. En fin, pasaron los años y un buen día, revisando mi guía de restaurantes de cabecera (la de María Elena Cornejo), leí el nombre del establecimiento en cuestión: Andiamo. Figuraba como huarique. Fue agregado a mi guía de restaurantes y marcada en amarillito, color de los restaurantes que pretendo conocer en el corto o mediano plazo.

Finalmente se dieron las circunstancias para recalar por ahí: el domingo pasado, con resaca, habiéndonos levantado tarde y teniendo que ir a la casa de mi mamá después de almuerzo, no quedó otra que comer fuera y en algún lugar que estuviera de camino.

Entramos a Andiamo y la primera impresión fue buena, el lugar se veía acogedor y de categoría, imagen que no concuerda mucho con la ubicación y menos con la carta exhibida en la puerta (no es fashion). Me dieron una carta sin precios así que escogí de la que le dieron a Alvaro y me di cuenta que de huarique no tiene mucho. Es cierto, es un restaurante de perfil bajo donde se come muy bien pero los precios están en el rango del mercado.

Luego de hacer el pedido (risotto al azafrán con pechuga de pollo al tocino para Alvaro y conchitas con camarones en salsa de ají con pappardelle para mí) el mozo nos alcanzó una canasta con mini pancitos y palitos de hierbas. Después de una espera razonable llegaron los platos casi juntos y super calientes. Ambos estaban buenísimos, tanto que terminamos hasta el último bocado a pesar de, como siempre, estar repletos.

No pedimos postre porque desconfié de la relación calidad-precio (tiramisú con queso Philadelphia?). Menos mal fue así porque terminamos al borde del empacho.

El dueño del restaurante se acercó un par de veces a preguntar cómo iba todo, lo cual es un detalle que tiende a desaparecer en este negocio.

Con la barriga super llena y la esperanza de acelerar la digestión nos dirigimos a pie a la casa de mis padres.

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