Chaos in motion (part 3/3)
Después de aproximadamente 30 o 45 minutos estuvimos dentro del estadio. A pocos metros de la entrada vimos a Alexis y Roberto, quienes nos indicaron dónde estaban los demás y dónde era el punto de encuentro acordado. Carlos, Arturo, Mauricio, Guillermo y su novia estaban justo delante de la consola. Julio andaba por las primeras filas y de Oscar nadie tuvo noticias. El estadio estaba lleno y seguía entrando gente. Alvaro y yo decidimos ir más a la izquierda y un poco más atrás, justo delante de los kioskos de comida (posición estratégica). Más tarde Mauricio se unió a nosotros previendo el aplastamiento del que serían víctimas los que estaban delante de la consola.
El concierto arrancó a las 20:30 (media hora después de lo estipulado en el ticket) con la banda de la hija de Harris. Arturo nos había dicho que era como Avril Lavigne pero más suave. Yo agregaría: con menos talento. Cuando por fin terminó su intervención bajaron los telones que cubrían la escenografía de Maiden y las palabras de Winston Churchill dieron inicio a Aces High. Era difícil ver, aun por la pantalla gigante, y más difícil aún mantenerse en un solo sitio. Esperamos un poco más y decidimos movernos más a la izquierda, exactamente frente a una de las pantallas. Este fue el setlist:
Para muchos fue el setlist ideal y coincido con eso. Pero preferí el concierto del 2004 en Santiago porque pude apreciarlo mucho mejor. Debieron haber elegido un estadio más grande y un escenario más alto.
Finalizado el concierto nos encontramos con todos en el punto de encuentro. Los que tuvieron la osadía de ir adelante aprendieron por experiencia propia que el público argentino no es como el peruano. A Arturo le robaron su billetera y cadena de oro. Salimos caminando con el mar de gente con polos de Maiden de los más variados diseños y calidades. El subte estaba cerrado, así que no quedó más opción que caminar con la espesranza de encontrar un bus que nos lleve al centro. Caminamos más de 20 cuadras parando ocasionalmente para tomar algo o esperar en alguna parada de bus hasta que por fin eramos los únicos metaleros a la vista y los taxistas nos acogieron en sus vehículos. Mauricio, Franc, Alexis y Roberto se fueron, para variar, a Plaza Serrano. Arturo, Carlos, Guillermo y su novia a sus hoteles y nosotros al hostel. Comimos unos sanguches y, dado que ya no me podían vender chela en el hostel por la hora, salimos un toque en busca de una Quilmes negra para saciar mi curiosidad (el veredicto fue el mismo que para la rubia). Alvaro comió una empanada medio fea y volvimos para descansar.
El sábado nos despertamos muertos pero mantuvimos los planes de ir al Parque de la Costa. Era mi quinta vez en Buenos Aires así que habría sido un crimen no conocerlo finalmente. Tomamos el tren en Retiro y llegamos sin problemas. Subimos a las dos montañas rusas "de verdad" y luego, cancheritos nosotros, a un juego que daba vueltas sobre su propio eje y sobre el eje de los brazos que lo sostenían. Bajamos con la presión en el suelo, sudando frío. Tuvimos que sentarnos un rato para reponernos y luego... fuimos a almorzar :) Comimos en un fast food de pastas que no estaba nada mal. Después entramos al laser shots que es igualito al laser quest del Daytona Park. Luego fuimos a los carros chocones e hicimos cola para los botes chocones y otra montaña rusa pero por la lluvia y la hora decidimos volver. Habíamos tenido la intención de ir al centro para hacer ngondro pero se nos hizo super tarde. Así que agotamos nuestros últimos pesos en comida (incluyendo por supuesto helado de Peppino di Nápole) y fuimos a descansar.
El domingo a las 3:30 nos despertamos para alistarnos y partir al aeropuerto. Llegamos a Lima a las 10:10, un par de horas después estábamos en nuestra ex casa, empacando todo para mudarnos a casa de mis suegros.