Phowa en Colombia (6/6)
2 de marzo 2009
Nos despertamos el lunes con el día más o menos planificado. Bajamos con la intención de salir a buscar desayuno pero la empleada había preparado arepas, huevos revueltos y jugo de mora (de pulpa congelada). Desayunamos con Iván y salimos con él en un taxi camino a su oficina. De ahí fuimos al cerro Monserrate, famoso lugar de peregrinación y recogimiento católico. Por supuesto, nosotros ni entramos a la iglesia que está en la cima. Subimos en funicular y estuvimos mirando la ciudad desde arriba. Tomamos una chelita, paseamos por la feria artesanal (Ingrid desató su personalidad de compradora compulsiva), hicimos el recorrido de las estaciones y antes de descender en el teleférico compramos una arepa con queso y una empanadita de carne. Estuvieron regulares.
Una vez abajo caminamos hasta el centro, donde encontramos otra feria artesanal. Ingrid compró unos lentes de abeja y quiso unas botas pero no había su talla. Yo compré aretes para mi hermana y mi sobrina. Después seguimos avanzando hasta la plaza principal. Luego de la foto de rigor tomamos un taxi hacia una zona donde pudimos cambiar dólares en pesos (resulta que las casa de cambio están en oficinas dentro de edificios, son difíciles de ubicar).
Luego tomamos otro hacia el barrio de La Macarena, por la plaza de toros, en donde está el restaurante El Patio. La novia de Iván nos había recomendado este lugar para comer buena comida colombiana. Preguntando llegamos y nos dimos una desagradable sorpresa cuando nos entregaron las cartas: italiana, francesa y mediterránea. Salimos despavoridos y algo apurados, no teníamos mucho tiempo para perder. Tomamos un taxi a la zona T, el sector ficho de Bogotá, donde están los centros comerciales más caros.
Caminamos un momento buscando dónde almorzar y terminamos en Club Colombia (marca equivalente a nuestra Cusqueña), bien apodado "el José Antonio de Colombia", es decir, restaurante ficho de cocina lugareña. El local es enorme, nos sentamos en una terraza cercana al bar. De beber pedimos una Club Colombia (Manuel) y jugo de frutos rojos (Ingrid y yo). Para comer le pedimos recomendaciones al mozo, nos sugirió armar una fuente con tres piqueos: yuquitas rellenas de queso y con relleno de carne (tipo papa rellena), empanaditas de carne mechada con arracacha (un tubérculo) y chicharrón de cerdo con arepas. Todo acompañado por una especie de pico de gallo y crema (creo que era simple y no agria). Todo muy rico, a excepción del chicharrón, muy difícil de masticar para mi gusto.
Manuel se pidió otra chela y yo un jugo de feijoa, me dijeron que era como la guayaba pero la verdad no me gustó, era un poco amargo.
De fondo habíamos pedido una bandeja paisa para compartir, ya con los piqueos nos habíamos llenado un poco pero de todos modos queríamos probar un plato representativo Colombiano. Felizmente no fue taaan abundante y pudimos terminar. Nos trajeron un plato hondo con frejoles a cada uno, al centro había un plato con frejoles, chicharrón, carne molida, plátano cocido y palta. Todo rico (aunque de nuevo el chicharrón no me pareció la gran cosa) y con eso sí terminamos repletos.
Luego de pagar la dolorosa fuimos caminando a chequear algunas tiendas. En un centro comercial Manuel preguntó por camisas, yo me espanté con los precios. En la calle Ingrid no resistió y le compró unos aretes de cáscara de naranja a un ambulante que le dijo que se veía churrísima. Después entramos a una especie de "local ferial", tipo polvos rosados chiquitos, en donde Ingrid por fin encontró unas botas similares a las que vio antes.
Saliendo de ahí fuimos a Beer Company, en donde tomamos unas chelas "hechas en casa". Yo no pude terminar la mía, iba a reventar. El tiempo se nos acabó y tuvimos que volver a casa de Iván por las cosas. Ahí estaba su novia, nos despedimos y partimos al aeropuerto.
Antes de migraciones aproveché para comprar caramelos de café. En migraciones tuve otra experiencia rara con "la justicia": me preguntaron mi ocupación, revisaron mi pasaporte y me llevaron nuevamente con el supervisor. Felizmente no me retuvieron ni nada. Antes de abordar el avión compramos algunas cosas más, tomamos unas cervezas más y finalmente dijimos "hasta luego" al país del café y las arepas.
Labels: Budismo
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