Review: La Antojería
El viernes en la tarde/noche visitamos la nueva sede de este restaurante, muy conocido por su local original de Magdalena. Invitamos a comer a María (la señora que trabaja en la casa) por su cumpleaños y resultó ser una experiencia "interesante".
Llegué temprano y mientras esperaba a Alvaro y María le di un par de leídas a la carta y miré los postres que había en vitrina. Cuando llegaron conversamos acerca de la poca claridad del menú. Al comienzo se anuncian las sugerencias de la casa por rubros, las cuales ocupan 2 páginas, y después las opciones "normales", también por rubros. De manera que para buscar una bebida o un postre debes buscar en los sugeridos y en la sección regular, la cual además debería ser proporcionalmente mucho más amplia que la otra.
Luego de pensar como el Chavo: "qué será bueno pedir", nos decidimos por un tamalito criollo para picar, tacu tacu con lomo saltado (Alvaro), ñoquis a la huancaína con asado (María), fettuccini verdes con asado (yo) y una jarra de chicha para todos. Mientras esperábamos los platos sucedió algo que pensé que nunca iba a ver de tan cerca: estábamos conversando y yo tenía mi celular de la chamba en la mesa, al costado de mi mano izquierda. De pronto apareció un pseudo vendedor de caramelos por atrás mío, al cual nunca vi entrar por la puerta, quien puso su bolsa de caramelos sobre mi celular. En un par de segundos me di cuenta de lo que estaba pasando, agarré mi celular, el cual ya estaba en la mano del choro y me paré con intención de pegarle pero sin saber bien qué hacer (en dónde pegarle, con la mano, con el pie...). Alvaro también se paró pero los mozos ya lo tenían sujeto y se lo llevaron afuera. El personal del restaurante se acercó a preguntar si todo estaba bien, después el mozo nos contó que se estuvieron mechando afuera con el choro y sus cómplices.
Todavía estábamos un poco agitados con lo que había pasado cuando llegó la chicha y el tamalito. Después llegaron dos de los platos: el de Alvaro y el mío. El mozo se disculpó porque había sucedido un "percance" con los ñoquis, aunque era bastante claro que había comandado mal la orden. Finalmente llegó el plato de María cuando nosotros ya estábamos casi terminando. Trataron de disculparse por ambas eventualidades con una jarra extra de chicha.
En líneas generales los platos estaban bastante buenos, es una versión fast-food muy bien lograda de la comida criolla. Los precios tal vez son un poco excesivos para tratarse de un local de comida rápida, especialmente cuando no cuentan con los controles necesarios para evitar robos dentro del establecimiento.
A pesar de estar llenos pedimos postre sólo para llevarnos una idea completa de la oferta del lugar... mentira... en realidad somos unos golosos de mierda. María pidió tres leches, Alvaro tarta de limón y yo un alfajor, todos muy ricos.
Este es el detalle de la cuenta:
Ñoquis a la huancaína S/. 26.90
Jarra de chicha S/. 9.90
Tamal criollo S/. 3.90
Asado con fettuccini verdes S/. 18.50
Tacu tacu con lomo saltado S/. 26.90
Alfajor S/. 2.50
Tres leches S/. 5.50
Tartaleta de limón S/. 4.50
Total S/. 98.60
La Antojería
Dirección: Angamos Oeste 691, Miraflores
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1 Comments:
Los serranos diaz de la rejita chiclayana son unos miserables y evasores de impuestos a la SUNAT, ais como violadores de derechos laborables y respeto a las vedas marinas.
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