Thursday, June 19, 2008

Down under (Sydney día 6)

Llegó uno de los días más esperados del viaje: el día del zoo (ya sé, somos unos niños). Luego del desayuno fuimos en tren a Circular Quay, en donde nos encontramos con Gladys. Ahí tomamos el ferry respectivo y después de un corto viaje con una espectacular vista (y un monito piloto irónicamente mareado) llegamos a la zona del zoo. Ahí se toma un bus que en pocos minutos llega a la puerta principal de Taronga.



De más está decir que el zoológico es mostro, super limpio, con animales lindos y bien cuidados, lleno de información acerca de las especies, muy lejos de la imagen del Parque de Las Leyendas de los ochenta forma parte de mis más tempranas impresiones (visuales y olfativas). Definitivamente los animales locales acapararon nuestra atención: koalas, canguros, ornitorrincos, puercoespines, marsupiales diversos, cocodrilos, etc. Otros que se lucieron fueron los gorilas, pandas rojos, jirafas y elefantes.



El recorrido completo bien podría durar un día, pero teníamos planes para la tarde. Volvimos a Circular Quay y tomamos otro ferry que nos llevó a Manly, una de las playas más famosas de la zona. Al bajar nos dimos con la sorpresa de que justo ese fin de semana se estaba llevando a cabo el Food & Wine Festival. Nos encontramos con Lily, amiga y ex compañera de chamba de Gladys, super buena gente. Nos llevó una cajita con postres como regalo de bienvenida a su país. Caminamos por la calle peatonal que lleva al malecón y por el malecón mismo, todo estaba lleno de gente y puestos de comida y vinos. Había copas para colgarse al cuello y comprar vino, tanto la copa como el refill costaban $5. Nos pareció un poco caro así que sólo comimos. Los platos (de todo tipo, desde oriental hasta paella) costaban $10 o $12, nosotros escogimos comida thai, estuvo decentona.

Lily ya había almorzado, después de que comimos nos propuso ir por un café. Aparte de los cafés (té para el monito) Lily pidió un postre para compartir, un bizcocho con salsa butterscotch y helado de vainilla, riquísimo. Conversamos un buen rato, cuando oscureció retornamos a Newtown en el carro de Lily, nos dejó cerca del hostel.

En la habitación comimos los pastelitos que nos había regalado con un tecito, Gladys se despidió luego de coordinar los planes para el día siguiente.

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