Monday, June 16, 2008

Down under (Sydney día 3)

Arrancó el tercer día en Oz. Como suele suceder, ya tenía yo el itinerario armado para el día (en realidad para todo el viaje) pero no contaba con la evolución de la enfermedad de mi esposo. La fiebre se había ido pero dejó en su reemplazo un cuadro estomacal raro, tipo virus. Igual bajamos a la cocina y tomamos desayuno, luego volvimos al cuarto para que Alvaro vaya al baño cada 10 minutos aproximadamente.

Pasó el tiempo y llegó la hora de almuerzo. La idea era ir a un sitio en King St donde pudiéramos comer algo ligero. Dimos un par de vueltas y llegamos a Simply Noodles, bueno, bonito y barato. Yo comí un special: beef & black bean sauce with fried rice y Alvaro una wonton & noodle soup. Además tomé un agua con sabor y vitaminas de esas que está de moda. Todo por $20, una ganga en comparación a otros restaurantes.

El plan era ir a la estación para dirigirnos al centro de la ciudad pero Alvaro estaba super mal y tuvimos que volver al hostel. Se pasó la tarde entre la cama y el baño. Yo fui a chequear mi mail (con suerte encontré una de las 3 PCs del hostel libres) y a llamar a Gladys para coordinar lo que haríamos ese día. Además compré Gatorade, galletas y un libro usado de Richard Branson para monito.

Gladys fue al hostel saliendo del trabajo, estuvimos un rato en el cuarto y luego dejamos descansar a Alvaro y partimos a buscar vinos. Cerca del hostel hay 3 licorerías, fuimos a Vintage Cellars porque tiene más variedad. Compramos un shiraz y caminamos un poco buscando un restaurant BYO (bring your own [vino, usualmente]). Entramos a un lugar libanés llamado El Bahsa café. Pedimos un piqueo: El Kafka platter (turkish bread, carnes, hummus, ensalada) y una ensaldada griega. Con eso y media botella del vino que llevamos tuvimos más que suficiente. De regreso en el hostel nos dimos cuenta que habíamos dejado la botella de vino en el restaurante, volvimos y, felizmente, aún la tenían.

A estas alturas del viaje ya nos habíamos maravillado con muchas cosas del día a día en ese país. La limpieza, orden y respeto eran cosas que ya dábamos por sentadas, así como también el transporte limpio y eficiente. Pero no habíamos pensado en cosas como el agua en dos de sus usos comunes:
1) para beber: se puede tomar agua de caño y nosotros como cojudos compramos 5 litros de agua embotellada, en los restaurantes generalmente te dan agua de caño en una botella de vidrio y así no tienes que gastar en bebidas
2) para desaparecer al inquilino que se acaba de desalojar, es decir en el baño: los sanitarios tienen normalmente 2 botones, uno para medio tanque y otro para tanque completo. Además, según le enseñaron a Alvaro, por tratarse de una zona alejada del Ecuador, la fuerza del agua es suficiente para arrasar con todo lo que haya en la taza.

Con estas profundas reflexiones en mente (mentira!) nos acostamos, esperando que Alvaro estuviera completamente recuperado a la mañana siguiente.

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