Friday, March 10, 2006

El culantro y yo

Tengo un par de dudas existenciales con respecto al culantro. La primera: ¿por qué demonios le decimos "culantro" aquí si en todos los demás países es "cilantro"? La segunda: ¿qué hace que yo, que soy totalmente mediocre en cocina criolla, pueda producir un plato más que aceptable con sólo añadir un poco de culantro?

En mi opinión, uno debe saber darse cuenta de sus limitaciones y evitar cruzar la línea. Saber para qué sirve y para qué no, no perder tiempo y perfeccionarse en lo que realmente puede hacer bien. En cocina, como en todo en la vida, cada persona tiene su especialidad (aunque algunos no tienen ninguna y deberían dedicarse a otra cosa) y generalmente esa especialidad proviene de los gustos personales o de la experiencia de trabajo. Mi caso es el primero. Mis primeros acercamientos a la cocina (fuera de las ensaladas de lechuga y tomate que le preparaba a mi tía) fueron, como para la mayoría de niños, a través de la repostería. Siempre me han gustado los dulces, así que rápidamente aprendí a hacer los panqueques de mi abuelita, además de bizcochos, tortas y galletas. Más adelante, más o menos a los 12 años, mi tía (la misma de las ensaladas) me presentó al plato que se convirtió en mi favorito y aún sigue teniendo un lugar especial para mí: la lasagna. Creo que fue entonces cuando recién empecé a disfrutar de verdad de la comida salada. Me encantaban el cebiche, el chicharrón de calamar, el pescado a la meunier y todo tipo de pastas. Al poco tiempo llegó otro descubrimiento: el Palachinke, que es hasta ahora uno de mis restaurantes favoritos.

A medida que me iba interesando más probar nuevos sabores me fui atreviendo a preparar platos salados: spaghetti a la bolognesa, a la carbonara, cebiche de pescado, pescado a la meunier, lasagna y pude comprobar con alivio que me salían muy bien. Pero además del cebiche nunca hice algún otro plato criollo, así que el curso de Cocina Peruana I ha sido todo un reto para mí. No tengo la sazón de la ama de casa promedio (en este caso mis genes peruanos fueron los recesivos), casi todos mis platos le dejan a uno con la sensación de que falta algo. A excepción de los verdes. Creo que hasta ahora mis únicos platos realmente buenos en el curso (en sabor, no en textura) han sido la causa verde de langostinos (pero una causa rica la hace casi cualquiera), el aguadito de pato y el tamal verde. Y qué tienen en común los últimos dos? El culantro. Así que he llegado a la conclusión de que el secreto infalible es el rehogado de cebolla, ajo, ají amarillo en pasta y culantro licuado. Al menos funciona para mí.

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