La alpaca que se ganó mi estómago
Ayer en la clase de cocina peruana probé algo que jamás imaginé que me iba a gustar tanto: cazuela de alpaca. No tanto porque sea alpaca, sino por ser carne. No es que sea vegetariana pero en los últimos años ha disminuido mucho mi consumo y mi gusto por las carnes rojas y el pollo. El pescado y los mariscos son otra historia.
La alpaca, como muchos sabrán, es un camélido de la puna que en la capital era conocido sólo por su lana hasta hace algunos años empezó a difundirse su consumo gracias al boom de la cocina novoandina. Lo bueno es que es una carne muy nutritiva, baja en colesterol y rica en proteínas. Además su carne tiene la fibra más corta que la de la res, por lo cual tras una cocción larga es super suave y fácil de masticar. Por supuesto que en el caso de la cazuela ayudó el resto: el aderezo (cebolla, ajo entero, tocino, pasta de ají panca, zapallo loche, etc.), la olla de barro y la mano del chef.
La alpaca, como muchos sabrán, es un camélido de la puna que en la capital era conocido sólo por su lana hasta hace algunos años empezó a difundirse su consumo gracias al boom de la cocina novoandina. Lo bueno es que es una carne muy nutritiva, baja en colesterol y rica en proteínas. Además su carne tiene la fibra más corta que la de la res, por lo cual tras una cocción larga es super suave y fácil de masticar. Por supuesto que en el caso de la cazuela ayudó el resto: el aderezo (cebolla, ajo entero, tocino, pasta de ají panca, zapallo loche, etc.), la olla de barro y la mano del chef.
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