Buenos Aires y Montevideo (día 3 de 5)
El domingo nos levantamos temprano para llegar a tiempo a la primera sesión. Nuevamente aproveché para postrame y tomé un desayuno saludable (plátanos, mandarina y leche) gracias a que Hubert y Alvaro arrasaron con las facturas que había comprado Benjamín. Antes de iniciar la sesión, Axel comunicó que al finalizar el día habría un casamiento de 3 parejas y nos apuntamos como lo teníamos planeado desde hace tiempo. El curso prosiguió igual de intenso e interesante.
A la hora del break alguien dijo "vayamos a almorzar a San Telmo". Supusimos que había algún lugar realmente bueno y partimos en varios taxis. Encontrarnos allá demoró un poco, así que algunos aprovechamos para recorrer la famosa feria.
Cuando finalmente estuvimos completos caminamos a la pizzería Pirilo, una especie de Mortal en versión italiana. El sitio es antiguo, se come de pie y las pizzas son bastante grasosas, pero valió la pena probar algo típico. Alvaro y yo escogimos el tradicional "sandwich", una porción de fainá (especie de pizza con harina de garbanzos) y una porción de pizza, en este caso de muzzarella. Además pedimos una porción de pizza de cebolla para compartir. Comimos rápido porque ya faltaba poco para el inicio de la segunda sesión y volvimos a la Galería Pacífico, más específicamente al patio de comidas. Alvaro, Carlos y yo comimos helados de la Abuela Goya, que es una tienda de dulces patagónicos muy buenos pero ligeramente caros. Hugo comió un helado de Freddo y convencimos a Lucy de que coma uno de la abuela. El yuppie de Manuel se tomó un café.
Tanta comida me dio sueño durante la primera parte de la segunda sesión. Afortunadamente el café y el mate estaban ahí para salvarme y no me distraje mucho. El curso en sí fue mucho más de lo que esperaba, encima de eso al final vino la mejor parte. Las 3 parejas que se iban a casar se convirtieron en 11, Alvaro y yo incluidos. Ole condujo el casamiento "masivo" hablando primero de la pareja en el sentido budista, de la compasión y la sabiduría. Después nos describió las formas búdicas en unión que debíamos visualizar y nos bendijo pareja por pareja (incluso casó a una pareja de espectadores que se sentaron cerca de las demás).
Luego del casamiento Ole hizo el lung, el permiso para iniciar la práctica, que yo no había recibido aún. Después hicimos el buda de la medicina, el voto del boddhisatva y finalmente el lama nos bendijo, primero a los que no habíamos tomado refugio ni recibido nuestros nombres dármicos. Hice la cola 2 veces, primero para el refugio y después con Alvaro, para que nos bendiga juntos y para aprovechar en preguntarle algo muy importante con respecto a nuestras vidas juntos. Como siempre, los peruanos decidimos hacer un poco de alboroto y nos juntamos para una bendición comunal del lama.
Esa noche fue la fiesta de fin de curso en la casa de Sebastián. Había vino, chela, gaseosa y una cantidad descomunal de empanadas, la gran mayoría de carne y unas cuantas de pollo, jamón y queso y verduras. Las de jamón y queso estaban buenísimas, lamentablemente no llegué a probar las de verduras porque las pocas que había estaban destinadas a los vegetarianos.
Ole y su mancha cenaron algo especialmente preparado para ellos en el comedor. Cuando terminaron empezó la música y el baile (menos mal que no son cumbieros). Yo me moría de cansancio y frío, pero era difícil conseguir un taxi por ahí así que tuvimos que esperar a que llegara alguno de los que habíamos llamado. Compartimos el transporte con Elena (una uruguaya) y Carlos. Al poco rato de que llegamos a la casa llegaron Diana, Benjamín y Hubert.
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