Caminando de nuevo

Ya pasó mes y medio de la fractura, hoy es el primer día en el que puedo caminar sin apoyo. Todavía camino chueco y lento, pero camino. Es un alivio poder disponer de nuevo de mis dos manos para llevar cosas y no para agarrar las muletas, es un alivio poder ser útil en la cocina de nuevo, aunque todavía no me atrevo a caminar trechos largos. Pero lo más importante es que finalmente voy a dar los sustitutorios del ciclo pasado. Nada más y nada menos que la próxima semana, junto con los parciales de este ciclo. Por supuesto (y no podría ser de otra manera), la brillante idea fue mía, resultado de una mezcla entre conveniencia (pedir una semanita de vacaciones para poder dar los sustis en la mañana y los parciales en la noche) y masoquismo. Para mí la comida es un gusto. No entiendo a las personas que comen por comer, porque en realidad no les gusta. Así como no entiendo a las personas que escuchan la música que pasan en el 99% de las emisoras de Lima, pero bueno, ese es otro tema. El asunto es que la comida no me alimenta tanto como la adrenalina, la presión. Nada mejor para esto que juntar todos los exámenes en una sola semana, la semana perfecta para la nerd que cuando estaba en el colegio iba a la casa de la miss Devoto para que me diera ejercicios de matemática sólo por el gusto de hacerlos. Ja.

Esta vuelta a caminar ha venido acompañada, extrañamente, de una vuelta a hacer de las cosas que solía hacer antes. El domingo tengo mi primer ensayo con GRimA después de 7 meses para un concierto en agosto. Estoy diseñando logos y afiches para el evento de mi promo del instituto. Voy a empezar a preparar secuencias de batería para mi amigo Mauricio (nota mental: reinstalar el secuenciador en la laptop). Mi pasado vuelve a mí y creo que se siente bien. Debe ser la adrenalina.