Friday, May 26, 2006

El nuevo cinturón vino con yeso

El camino del taekwondo es de longitud variable, dependiendo del interés de cada uno. Cada uno decide cuando termina, lógicamente lo más sensato es que no termine nunca y seguir entrenando fuerte toda la vida. Desde que empecé, en octubre del 2004, veía los grados avanzados como algo lejano, y eso no ha cambiado. Pero cada vez que llego a uno de esos grados me doy cuenta de que aún me falta mucho. Creo que esa es la mayor motivación para seguir adelante.

Hoy di el quinto examen, de verde punta azul para verde. Estoy fuera de forma (entrenar, trabajar y estudiar de lunes a viernes agota a cualquiera) así que me cansé un poco más que de costumbre. Pero el cansancio fue lo de menos hoy. Me llamaron para pelear contra Angela (quien estaba dando examen de punta roja para rojo) en pelea 2 a 1. Todo bien, algunos golpes pero nada que mi cuerpo no esté acostumbrado a recibir. Hasta que mi dedo gordo del pie derecho fue impactado por alguna parte muy dura del cuerpo de Angela. Dolió, así que bajé la vista y vi que el hueso se había salido de su sitio. Cojeé a un lado del dojang y el sabonim Ann (el juez del examen) jaló el hueso para intentar ponerlo en su sitio. Decidí aguantar el dolor (que no era mucho porque estaba sentada) y esperar al final del examen y la despedida.


El d?a del examen: yo, Sandra, Rosa, Melissa Posted by Picasa


Con Yoryi Posted by Picasa


Con Lucho y el saboni Ann Posted by Picasa



Cuando terminó todo bajé a bañarme. Bajando las escaleras me di cuenta de que me dolía más de lo que pensaba. Salí del gym y tomé un taxi a la Clínica Internacional, cuya sala de emergencias ya había visitado antes por otra lesión del tkd. Esta vez se demoraron mucho más y finalmente, cuando el médico vio mi placa me dijo que tenía una fracturaza en la primera falange. Era la primera vez que veía una fractura en una placa, así que no sabía que todas esas rayitas negras significaban que mi falange estaba en pedacitos. El doctor me puso yeso, una bota que me va a tener fuera de combate durante un buen tiempo. Tengo 21 días de descanso médico, que sé que no se van a hacer efectivos en el trabajo. Pero lo que más me preocupa son los exámenes finales en la escuela. No sé cómo diablos voy a cocinar en muletas. Espero que los chefs se apiaden de mí.

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