Friday, May 26, 2006

Hell's Kitchen, 1 mes después

Un poco más de un mes ha pasado desde la primera venta de postres de este pequeño proyecto que lleva como nickname "Hell's Kitchen". Creo que la incepción se basó en varias cosas. Por un lado, mis ganas incontenibles de probar recetas de postres que luchaban contra mi bolsillo y mi estado físico. Por otro, mi ego gritaba desde adentro "los míos son mejores" cada vez que veía los postres de Erika, la chica que vende sánguches y postres en el edificio donde trabajo. Finalmente se sumaron los motivos-excusa (o motivos-floro): practicar más las técnicas de pastelería y sentar las bases para un futuro negocio. No importa por qué, el hecho es que con unas cuantas recetas probadas y otras sin probar pero que se leían bien nació Hell's Kitchen, nombre que sólo yo conozco porque no sé qué tan buena acogida pueda tener un postre que tenga un sticker con esa leyenda en el gran porcentaje de gente que no sabe qué michi es Dream Theater o que no tienen idea de que Hell's Kitchen es un barrio en New York. De hecho, entre mis clientes actuales sólo sé de dos que entenderían el por qué del nombre, así que por el momento prefiero mantenerme en el anonimato de marca.

Tengo que confesar que me demoré un poco para decidirme y empezar con el asunto. Me daba palta pasar la voz acerca del pequeño negocio. Me daba palta que se entere algún jefe y me haga roche. Me daba palta llevar algo que no guste. Pero un buen día, en complicidad con mi hermana, me lancé a la piscina. Empecé probando una receta de brownies (que dicho sea de paso, ya ha sido reemplazada por otra marcadamente superior) que se vendieron en el trabajo de mi hermana. Estuvieron más o menos y los envases no eran los ideales, pero los compraron. Lo siguiente fue tres leches con durazno. Se vendieron en la oficina de Gloria y llevé 4 a la mía para degustación gratuita. Tuvieron buena acogida aunque los envases seguían siendo inapropiados, sobre todo por tratarse de un postre tan húmedo. Luego, tratando de ordenar el proceso, hice una encuesta. No tanto para saber qué vender y qué no vender, porque ya tenía las posibilidades más o menos acotadas, sino para que me dijeran cuáles de las opciones preferían. La mandé a algunos de la oficina - los primeros en entrar en mi lista de "El postre de hoy" - y respondieron. Así me di una idea de qué hacer primero, qué combinar con qué (porque hago dos postres cada vez) y qué días llevarlos.

No ha pasado mucho tiempo pero creo que Hell's Kitchen va por buen camino. Mejores envases, ingredientes de la misma calidad a menor precio, mayor eficiencia, una lista de destinatarios de los mails que sigue creciendo (aunque las chicas han pisado el freno por el aumento de calorías). Pero vale la pena el esfuerzo cada vez que se acaban los postres entre las 9:30 y las 11 de la mañana y celebro el éxito de una venta más escuchando Hell's Kitchen.

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