Tuesday, April 25, 2006

Scenes From Buenos Aires (scene 2)

Sábado 3 de Diciembre, 2005. Llegué al aeropuerto Ezeiza y conseguí un taxi que me llevó al hotel. Eran las 8 am y el alivio de ver que tenían mi reserva registrada duró sólo los segundos previos al anuncio de que tenía que esperar hasta las 11 para que se desocupe una habitación. Si hubiera podido dormir 8 horas me habría dado igual, pero estaba cansada. Dejé el equipaje en custodia y salí a reconocer el terreno. Lo bueno es que encontré tiendas abiertas, compré libros, alfajores artesanales, agua y una revista de Floricienta para Ale. Luego tomé desayuno (la "típica-típica" oferta de café con leche y 2 medialunas) y re-regresé al hotel (porque ya había vuelto antes para dejar algunas cosas) en el preciso momento en el que me llamó Daniel para confirmar la hora y lugar de encuentro. Me preguntó si había hablado con alguien más y le conté que aún no me había instalado. Subí al cuarto, me bañé y salí al hotel de Karinna y Mauricio.

Los esperé un rato en el lobby y partimos al obelisco. Me contaron que habían salido con Daniel y Oscar la noche anterior y que se habían encontrado con los ex Afonía (Alvaro, Christopher, Vali y Sergio). Llegamos al point, eran las 12 y algo pero no había nadie más. Después de un rato de esperar entre amagos de lluvia llegaron los otros 3 personajes en un orden que, la verdad, ya no recuerdo:
- Un boliviano que había viajado con su hermana y nos preguntó si podía unirse a nuestro grupo.
- Daniel y su ahora famosa bandera (una bandera del Perú con la leyenda "Victoria lives under Peruvian Skies" bordada primero por él y luego por un más talentoso sastre).
- Oscar con su polo de Scenes From A Memory y un cd mal grabado que había comprado el día anterior y quería cambiar.
Como era temprano (el concierto iba a empezar a las 8 pm) decidimos separarnos y volvernos a juntar a las 2 pm. Karinna, Mauricio y yo fuimos a almorzar y a comprar una casaca para Mauricio porque el cielo amenazaba con una buena lluvia. Volvimos al obelisco y nos encontramos con Daniel y Oscar quienes habían ido a cambiar el mencionado cd y dejarlo en el hotel de Oscar. El boliviano no llegaba y tras recordar hechos históricos relacionados con su país decidimos no esperar más y tomar un taxi que nos lleve al estadio Obras Sanitarias.

Llegamos aproximadamente a las 3, ya había cola pero poca. Lo que no había era rastros de la gente de Ticketek. Mauricio empezó a desesperarse por las entradas y tuvo la intención de comprar reventas pero Karinna se opuso. Mientras esperábamos Daniel y Oscar fueron al McDonald's del frente a almorzar. Luego se desató una lluvia de aquellas que en Lima nunca veremos. Vimos al boliviano, quien nos enseñó que su ticket estaba en blanco (no tenía el diseño de los demás) y Mauricio se desesperó más porque pensó que los nuestros podían ser iguales y todo el mundo sabe que parte de la experiencia de ir a un concierto es guardar el ticket de recuerdo.

Los chicos que estaban delante de nosotros en la cola fueron al grifo del frente a pedir bolsas para cubrirse. Oscar fue a su hotel para buscar un sweatshirt para abrigarse un poco y compró un paraguas. Mojados, angustiados y cansados (sobre todo yo, que casi no había dormido) escuchamos partes del Scenes From A Memory en la prueba de sonido. A Mauricio le dijeron que los de Ticketek llegarían poco antes de que comience el concierto. Nos pareció, por supuesto, una semejante estupidez hacerle eso a gente que tuvo la previsión de comprar entradas anticipadas. La lluvia seguía, algunas personas cruzaron la pista para arroparse bajo el techo del grifo y/o comer algo en la tienda del mismo. Nosotros seguimos sus pasos y entramos al McDonald's a pedir bolsas de basura para cubrirnos. Esperamos sentados en la vereda del grifo mientras pasaban los minutos. Cuando ya faltaba poco para que empiece el concierto cruzamos nuevamente la pista y fuimos directo a la boletería de tickets prevendidos, que seguía cerrada. La lluvia paró al poco rato. Eramos pocos los que estábamos en la misma situación de ver cómo la gente empezó a ingresar al estadio mientras esperábamos que los imbéciles que tenían nuestras entradas se dieran la molestia de llegar. Cuando llegaron pedimos nuestros tickets y entramos

El hecho de ingresar cuando todo el mundo ya estaba adentro no nos impidió poder acomodarnos adelante y a la derecha del escenario (el lugar de Petrucci). Poco después llegaron los Afonía. Nos lamentamos de que ninguno de nosotros había llevado cámara fotográfica, porque estaba permitido su ingreso. Habríamos podido retratarnos con nuestras bolsas bajo la lluvia. Pero no importaba mucho porque teníamos una oportunidad más al día siguiente. Nos dispersamos: los Afonía se fueron por atrás, Daniel y Oscar se perdieron hacia el centro del escenario, Mauricio , Karinna y yo nos quedamos casi frente al Petrucci spot. Ubicamos un lugar donde encontrarnos si nos separábamos. La hora de inicio se acercaba al igual que la gente al escenario. El que piense que los que van a conciertos en Argentina son iguales a los peruanos, está muy equivocado. En primer lugar, por raza, son más altos. También son más fuertes, pero sobre todo más bestias y resistentes. Una masa compacta de ches avanzaba atropellando todo lo que había en su camino a pesar de que según nosotros no había espacio para pasar. Tuvimos que salir más a la derecha. Luego llegó el momento, uno a uno los DT salieron del camerino y subieron al escenario por una rampa que estaba justo frente a nuestros ojos. La gente enloqueció, todos saltaban mientras empezaba The Root of All Evil, que la verdad no pudimos apreciar bien porque salimos despavoridos hacia atrás hasta encontrar un lugar donde pudiéramos ver algo sin ser masacrados. Lo encontramos hacia el centro del escenario, varios metros adelante de la consola.

Al principio teníamos que saltar. Era inevitable porque el movimiento compacto del mar de gente nos jalaba hacia arriba y hacia abajo. Después ya fue cosa de cada uno, cosa de la emoción del momento que anestesió temporalmente el dolor (en mi caso de riñones y de cabeza por haber estado despierta y parada tantas horas). Ya con un poco más de calma pude dejar de lado el shock de ver a Mike, los 2 Johns, James y Jordan tocando a tan pocos metros de distancia y analizar un poco el recital con oído crítico. El sonido no era el mejor (mejores habían estado los de Maiden en Chile y Sepultura en Perú - increíble, lo sé), supongo que por motivos de presupuesto. Llamaba la atención que no había ninguna banderola en el escenario ni pantallas "gigantes" que suelen ser medianas. Pero los maestros se lucieron, sobre todo Jordan, quien le quitó el estrellato a Mike, y James, que cantó mejor que nunca (en parte gracias a que fue el primer concierto de la gira y en parte a sus agüitas mágicas). Siguieron con otra del Octavarium: Panic Attack (una de mis favoritas de ese disco). Luego volvieron a los inicios de DT con el clásico A Fortune In Lies con lo que empezó el paseo por cada disco cronológicamente: Under a Glass Moon, Caught in a Web (hubiera preferido otra del Awake pero bueno...), Peruvian Skies (excelente porque la combinaron con el arpegio de Wish You Were Here de Pink Floyd que, estoy segura, arrancó más de una lágrima, y la terminaron como ya lo han hecho antes con el riff de Wherever I May Roam de Metallica), Strange Deja Vu (increíble), Solitary Shell, About to Crash (Reprise) y Losing Time/Grand Finale. En ese momento la banda tomó un descanso en el que sonaron los covers acústicos de Pipo & Elo que nos estuvieron acompañando en los dos conciertos (buena jugada de los organizadores).

Terminado el intermedio aparecieron de nuevo en el escenario. James y Mike se habían cambiado de ropa. Siguieron avanzando en el tiempo con As I Am, Endless Sacrifice (mi favorita del Train Of Thought) y más del Octavarium: I Walk Beside You, Sacrificed Sons, Octavarium (simplemente alucinante, el intro magistral de Rudess con su nuevo juguete y James apoyándolo en las planchas de teclado y el tema, hay que reconocerlo, es un temaza, un verdadero tributo a las influencias progresivas clásicas), el inicio de Through Her Eyes seguido por The Spirit Carries On (el mejor solo del concierto, indiscutiblemente). Para no perder la costumbre, los Dream se despidieron y tras una breve espera regresaron (siempre regresan) y nos regalaron Learning To Live. Estábamos exhaustos, con lodo en los zapatos y pantalones pero con una felicidad que no cabía dentro nuestro. Nos encontramos con el resto de los dreamfriends y salimos para encontrarnos con los Afonía e ir a algún lado a comentar el concierto. Se nos acercaron un par de peruanos (nos reconocieron por la bandera, que Daniel había estado agitando desde dentro del mar de gente). Fuimos a un sitio en Recoleta a tomar unas Stella Artois (qué buena chela) y unos juguitos para los que se habían zampado una jarra de vino en el almuerzo. Hablamos del único tema que interesaba en ese momento: Dream. Luego de un rato partimos a nuestros hoteles para un sueño reparador.

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