Scenes From Buenos Aires (scene 3)
Habíamos quedado en encontrarnos para ir al Sheraton a esperar a nuestros ídolos, cual quinceañeras. Ya habían ido antes sin suerte. El detalle era que habían ido a otro Sheraton (de eso nos enteramos el día anterior, conversando con unos chicos en la cola). Fui al hotel de Karinna y Mauricio y nos encaminamos al Sheraton de Retiro. En el camino nos cruzamos con el stage manager de DT. Al llegar vimos un grupo de fans argentinos y un grupo de fans de Ricky Martin, con obvias diferencias entre ambos. Estuvimos parados un buen rato, aproximadamente una hora, pero no había señales de los masters. En eso los argentinos rodearon a un suertudo que les mostraba en su cámara digital la foto que se había tomado con Jordan Rudess, poco antes, en el hotel. Karinna vio la foto, Rudess con gorra, lentes oscuros y un polo negro que tenía un chanchito rosado y decía Pink Floyd. El mismo Rudess que ella vio pasar caminando a pocos metros de nosotros cuando nos dirigíamos al hotel y al cual no había reconocido porque sólo le llamó atención su polo. Ni Mauricio ni yo lo habíamos visto así que estuvimos muy cerca de matar a Karinna por no habernos pasado la voz. Con la frustración encima, no nos quedó otra que seguir esperando. Teníamos planeado almorzar en Puerto Madero y empezamos a dudar si ir o quedarnos un poco más, por si había suerte. También pensamos en ir a buscar a Rudess pero no sabíamos exactamente por dónde podría estar. Y en un instante único, como para demostrar que existen las segundas oportunidades, vimos al gran Jordan Rudess cruzando la pista, de regreso de su caminata solitaria. Corrimos a alcanzarlo en la esquina, lo saludamos, nos tomamos fotos con él, le pedimos autógrafos (Karinna me regaló una hoja del cancionero que había impreso) y olvidamos preguntarle si los demás iban a bajar o cualquier otra cosa que se nos pudiera haber ocurrido, sólo Mauricio atinó a decirle que veníamos de Perú. Lo último que nos dijo fue "enjoy the show tonight" y entró al hotel. Así, en ese estado de no-creer-lo-que-acaba-de-pasar tomamos un taxi a Puerto Madero para almorzar.
Luego del almuerzo fuimos a comprar los regalos que nos faltaban, luego fui a mi hotel a dejar las bolsas y regresé a buscarlos para salir a Obras y llegar aproximadamente a la hora en que llegaría la gente de Ticketek para pedir nuestras entradas. Esta vez llevamos cámara así que nos tomamos unas fotos frente a los letreros del estadio. Una vez dentro, con menos gente que la noche anterior, pudimos ubicarnos frente al Petrucci spot con comodidad. La consigna era estar la mitad del concierto ahí, para las fotos y la otra mitad al lado izquierdo, frente a Myung y Rudess. Nos encontramos con la gente y tomamos unas fotos.
Empezó a llover, así que el personal técnico cubrió los equipos con plástico. A la hora indicada soltaron el track de La Naranja Mecánica que marcó el inicio de los dos shows y los DT subieron una vez más por la rampa de acceso.
The Glass Prison abrió este concierto (buena elección para empezar con algo contundente y técnico), esta vez, estando a pocos metros del escenario y sin la apretadera del día anterior, pudimos apreciar mejor todo, sobre todo a Petrucci quien se convirtió en el hombre más fotografiado de la noche.
Le siguieron un tema del Falling Into Infinity: Just Let Me Breathe (hubiera preferido Lines In The Sand) y The Mirror y Lie del Awake. No recuerdo exactamente cuándo pero Karinna me contó que Mauricio había presionado el botón de reset en su cámara, borrando todas las fotos de turismo en Buenos Aires, incluyendo las fotos con Rudess.
Luego continuaron con el Octavarium: The Answer Lies Within (la canción que menos me gusta del disco pero igual canté), These Walls (inicia con una desafinada de guitarra pero hay que reconocer que por más churro y capo que sea Petrucci, no se acerca a Tom Morello en estos menesteres, ya que al re-afinar no agarró la nota de la canción y estuvo desafinado al comienzo. Además, creo que debido a que el bajo no estaba definido por deficiencias de equipo, la canción no se escuchó para nada como debía. Finalmente, James, que casi nunca se equivoca en las letras, se equivocó varias veces en el coro. En resumen, mi canción favorita del Octavarium fue la peor de los dos conciertos, o mejor dicho, la única mal tocada).
Luego siguió Never Enough también del Octavarium y In the Name of God del Train Of Thought y los Dream se fueron al break.
Nosotros escuchábamos a Pipo & Elo mientras discutíamos qué disco clásico tocarían a continuación. Había muchos motivos para pensar que sería el Dark Side Of The Moon (el pedacito de Wish You Were Here en Peruvian Skies, el polo del chanchito de Rudess, aparte de que lo habían tocado en Europa). Pero también podía ser Yes o Queensryche o cualquier otra banda. Alguien dijo "que toquen el Scenes" y nos reimos. Cuando ya era tiempo del segundo round, soltaron una pista con retazos de canciones de todas las bandas imaginables de las que podían tocar covers. Luego de casi 3 minutos sonó el tic tac mágico del hipnoterapeuta y el "Close your eyes and begin to relax" nos dio la buena noticia: nos iban a regalar el Scenes From A Memory completito. Con una gran emoción y, en algunos casos, lágrimas en los ojos, todos participamos en la cuenta regresiva que forma parte de Regression y cantamos a coro "Safe in the light that surrounds me, free of the fear and the pain..." y las letras de todas las demás: Overture 1928, Strange Deja Vu (de nuevo, qué suerte la nuestra), Through my Words, Fatal Tragedy, Beyond This Life, Through Her Eyes (en el inicio Petrucci tocó un trocito de No Llores Por Mí Argentina para derretir al público), Home, The Dance of Eternity, One Last Time, The Spirit Carries On (también de nuevo, y esta vez grabé el solo en video), Finally Free y Overture 2000, durante la cual LaBrie agradeció y se despidió como si no fueran a volver. Pero siempre vuelven y esta vez no fue la excepción. El broche de oro fue un mix entre Pull Me Under y Metropolis I, confirmando que este concierto había sido demasiado, que el día anterior había sido sólo un calentamiento, que nadie en el mundo había tenido la suerte que nosotros (dos discos de Dream completos y temas de todos los demás), que la gente que había estado el día anterior y no había ido el domingo podían pegarse un tiro en el acto. Al final Mike recuperó su personalidad posera y jugó a tirarse las baquetas con el plomo mientras tocaba. Terminó el concierto, Mike se puso una bata de boxeador y los Dream se despidieron de nosotros prometiendo volver.
"As long as I could tell there's nothing more I need". Esos dos días habían sido demasiado. Definitivamente no me habría perdonado el haberme perdido ese super concierto de dos días. Pensé en todos mis amigos que hubieran querido estar ahí y no pudieron. Pensé en todos los argentinos que tuvieron la oportunidad de haber ido y la dejaron pasar. Nos reunimos todos y salimos de Obras, totalmente satisfechos. Karinna y Mauricio se tomaron fotos frente a los letreros del estadio, para recuperar alguito de las fotos borradas. Vimos los polos de los ambulantes, Karinna compró uno. Yo la verdad prefiero gastar más y comprar uno online. Teníamos un plan, ir al Sheraton a esperar a que los DT vuelvan de Obras e intentar fotografiarnos con ellos. Al llegar hicimos un pequeño grupo con unos argentinos y esperamos. Luego de un rato llegaron dos camionetas y corrimos hacia la puerta. Lamentablemente entraron rapidísimo mientras los de seguridad nos pedían que nos retiráramos. Me sentí como una quinceañera estúpida. Nuevamente decidimos ir a celebrar el fin de la velada, esta vez fuimos a un restaurante cerca del obelisco. Pastas, algo de vino y por supuesto DT. Luego nos despedimos, previas fotos del obelisco de noche, y partimos a nuestros hoteles.
Lunes 5 de Diciembre, 2005. Dormí poco, tenía que llegar al aeropuerto a las 5:15 am y tomar el vuelo que debía llegar a Lima a las 11, dejándome algo de tiempo para comprar mis insumos y estudiar para el examen final de Técnicas Culinarias. Ahí fue cuando el amigo Murphy (que en realidad no existe) entró a tallar. Por primera vez en mi vida Lan me falló. Me informaron que el vuelo se había retrasado y que no sabían a qué hora salía. Además, me aseguraron que a las 6 me darían un vale para el desayuno. Llegaron Mauricio y Karinna (que regresaban en el mismo vuelo que yo) y les conté lo que pasaba. No nos quedó otra que sentarnos a esperar. Empecé a leer para el examen pero la tensión me jugó una mala pasada en el estómago. Aún así tenía que estudiar. El tiempo pasaba y no había noticias del vuelo ni del desayuno. Finalmente nos dieron los vales y la hora de salida. Luego de comer algo y de esperar un poco más porque el vuelo no salió a la hora, estuvimos en camino a casa.
Llegamos, creo, a la una y pico de la tarde. Me recogieron mis padres y Alvaro, como siempre, fuimos a comprar mis insumos y fui a cambiarme para el examen. La falta de sueño y la tensión me hicieron fallar en el práctico, pero igual aprobé y la verdad no me interesaba nada más que no olvidarme nunca de ese fin de semana.
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