Wednesday, February 14, 2007

El peso y sus caprichos

Recuerdo haber llenado una solicitud de póliza de seguro en la que preguntaban si uno había sufrido variaciones de peso significativas de al menos 5 kilos en los últimos años. Era una de esas preguntas a las que siempre se responde "No", a pesar de que, en mi caso, había sufrido variaciones y no habían sido para nada dramáticas. Uno puede perder o ganar 5 kilos con facilidad. Me volví experta durante mis viajes y ahora estoy luchando con mi metabolismo para hacerlo nuevamente.

En el 2003 perdí 7 kilos muy fácilmente. No hice dieta, no iba al gimnasio. Lo único que tuve que hacer fue deprimirme. Me dio la depresión de los 7 kilos, un tipo de depresión que da cuando uno termina con alguien después de mucho tiempo. Y siempre se bajan 7 kilos. No por nada es un número cabalístico.

Mi pérdida fue rápida, sin sacrificios, pero dolorosa. Me dolía la panza. Tuve una reacción emocional en el estómago instantánea y fulminante. Perdí el apetito y mi aparato digestivo se convirtió en un caño abierto. Estaba en Hong Kong, un lugar totalmente apto para indulgencias gastronómicas, pero no pude aprovecharlo como quería. Sánguches de Delifrance, french toasts y cereal en el desayuno buffet, spaghetti, arroz frito y otros platos típicos, sopa con pasta, las bolitas de pescado callejeras que saben a kamaboco, la cerveza San Juan, las galletas del 7-11, el inevitable McDonald's no tan malo como el local y el KFC increíblemente más malo que el local, todo eso entró por un lado y salió por el otro con cero por ciento de asimilación de nutrientes.

Bajé 7 kilos y los subí de nuevo recientemente (de hecho, llegué a sobrepasarlos), por la gracia de meterme a estudiar cocina. Y realmente no considero que haya sido un riesgo muy grave a mi salud.

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