Navidad conceptual

Hace bastante tiempo empecé a sentirme frustrada por la religión. Para mí, "gracias" al ir y venir entre la parroquia y el colegio evangélico, las opciones eran sólo dos. Años después vino el proceso de entender que no tenía que una creencia de ese tipo no era pre-requisito para existir y me encuentro en el camino de llenar el vacío que dejó la desilusión de haber intentado un acercamiento a un dios sin resultado alguno.

En fin, dejando los detalles de lado, llegué a la Navidad de este año sin saber bien qué esperar. Los regalos quedan descartados desde el momento en que uno está demasiado viejo para recibir y tiene que gastar. Para eso está la grati ¿no? Al final es una ilusión. Ilusión, precisamente es lo que ha ido decayendo con el pasar del tiempo. La Navidad definitivamente ya no es lo mismo que antes. Ya no es una fiesta religiosa. Ya no es una tonelada de regalos. Ya no es armar el arbolito. Ya ni siquiera es pasar el día con la familia completa porque mi hermana mayor está en el extranjero. Debe ser por eso que me di cuenta que para mí la Navidad llegó y se fue el 17 de diciembre, en la chocolatada para los niños de Zapallal. 29 años para que el concepto de la Navidad se sacuda de los "superficialismos" que uno sabe que no deberían estar ahí pero están.

El 24 y 25 con la familia fueron, como siempre, momentos gratos. Nos agarró el sueño más rápido que de costumbre (comprensible... estamos todos un año más viejos que la Navidad anterior) pero lo importante estar reunidos una vez más.