Saturday, June 28, 2008

Review: El Italiano

Acabo de volver de almorzar en El Italiano. Hace tiempo quería probar este restaurante y recién hoy encontré la excusa perfecta: la hora de almuerzo de un curso que estoy llevando a 3 cuadras de ahí. El local es modesto, de perfil tan bajo que si no fuera conocido se acercarían sólo personas buscando menú de 4 o 5 soles.

Había chequeado con anticipación la carta online y ya había decidido qué pedir. Igual revisé la carta por si había algo distinto a la página, lo único era un inserto con el menú especial por un festival italiano. Hice mi pedido: bucatini all'amatriciana: pasta larga parecida al spaghetti pero hueca con salsa pomodoro con tocino. De cortesía me dieron una canastita con pan al ajo especial (con mozzarella). Luego llegó una generosa porción de pasta en un plato ovalado (tipo fuente) y una azucarera llena de parmesano rallado. De más está decir que la presentación es bastante casera, al igual que el sabor. En la salsa los cortes no eran parejos pero estaba muy rica y la pasta estaba al dente.

La atención es buena y rápida, los precios son económicos para el promedio actual de restaurantes de esta calidad. Pagué S/. 18 por la pasta más S/. 3.50 por una botella de agua mineral y salí completamente satisfecha. En la carta sólo hay tres postres: tiramisú, tiramisú de lúcuma y helados (supongo que D'Onofrio), lo cual me hizo sospechar que su tiramisú es realmente bueno. Lástima que no me quedó espacio para nada más.

El Italiano
Dirección: Jr. Enrique León García 376, Urb. Santa Catalina, La Victoria
Teléfono: 472-1281

Labels:

Thursday, June 26, 2008

Review: La Piccolina

El fin de semana los del centro estuvimos chambeando en las labores de mudanza y "puesta a punto" de la casa para la primera meditación oficial que fue el lunes. Alvaro estuvo en Pisco, así que el sábado mudé las cosas llevables en el carro con mi suegro. El domingo me dediqué a limpiar y ordenar el cuarto, los demás estaban ocupados con temas del centro, incluyendo la construcción del mueble para zapatos.

Hicimos un alto para almorzar, Alfonso sugirió ir a La Piccolina para comer "algo suave". El lugar no tiene letrero, aparentemente es porque se han mudado hace poco desde la acera del frente. Al entrar parece un sitio pequeño, la primera mirada se dirige a la vitrina de postres que se ven bastante provocadores.

Adentro, en el jardín techado de la casa donde funciona el restaurante, hay más mesas y una piscina pequeña. La carta es provocativa, tiene una buena variedad de pastas, pizzas y carnes. Los precios son un poco altos, aproximadamente entre 25 y 40 soles por plato, lo cual auguraba una muy buena comida.

El piqueo de la casa son aceitunas verdes en rodajas con aceite de oliva y ajo, las cuales devoramos mientras escogíamos los platos. Pedimos chicha y pan al ajo simple (en masa de pizza, no me gustó mucho) y de fondo: spaghetti a la carbonara con 350 gr. de lomo (no está en la carta) para el Sr. que quería comer algo suave, 3 lasagnas (de pollo, de la casa y bolognesa) y spaghetti al fruto di mare para mí. Mi plato estuvo bueno pero no espectacular, la salsa tenía un poco de tomate y mucho ajo, que me encanta. Un par de strikes clarísimos: la carbonara tenía crema de leche y las lasagnas tenían partes gratinadas de más (léase quemadas).

En conclusión, la comida es buena, pero no tanto la relación calidad-precio (la cuenta salió aproximadamente 40 soles por cabeza).

La Piccolina
Dirección: Jr. Simón Salguero 486 *
* El número podría ser incorrecto por la mencionada mudanza.

Labels:

Monday, June 23, 2008

Down under (Sydney días 11 y 12)

Llegó el día más triste del viaje: el regreso. Nos levantamos temprano y tomamos desayuno en el cuarto. El recepcionista nos había reservado un taxi pero no llegaba. Gladys llamó y le dijeron que no había unidades disponibles, así que salimos a la avenida a tomar uno. Felizmente no tardamos en encontrarlo, nos despedimos de mi hermana (hasta pronto, porque estará en Lima en setiembre!).

A pesar de los minutos de retraso llegamos a tiempo al aeropuerto. Quise comprar vinos pero no me dejaron por las regulaciones, así que sólo compré chocolates para los amigos. También quería comprar un six pack de cervezas australianas variadas pero Alvaro tuvo razón: para qué si en Lima hay Cusqueña.

En el vuelo Sydney - Auckland nos dieron desayuno: fruta, yogurt, pan con mantequilla y mermelada, jamones con queso, pavo ahumado, tomate, lechuga, pickles, salsa. El vuelo se hizo corto porque sabíamos lo que nos esperaba.
En el aeropuerto de Auckland compramos unos shortbreads de kiwi que habíamos visto en la escala de ida, estaban ricos.

Luego vino lo más matador del viaje. Primer tramo: Auckland - Santiago. El A340 no tenía pantallas individuales y no tenía nada para leer. La cena estuvo decentona: yo comí pescado crispy con vainitas y papas, Alvaro pidió la pasta bolognesa. Además nos dieron los tradicionales pan con mantequilla, ensalada, keke, y chocolate. Estaba triste por lo de los vinos así que me tomé una copa de un chileno regularón.

La incomodidad y aburrimiento hicieron el viaje bastante largo. Esta vez sí nos levantamos para comer algo hacia la mitad del vuelo, había sandwiches de jamón y queso, keke de albaricoques y de zanahoria.

Hacia el final del vuelo, con el cuello destrozado y muriendo de sueño, llegó el esperado desayuno: fruta, yogurt, pan con mantequilla y mermelada, crossaint con jamón y queso.

Llegamos al aeropuerto de Santiago, en donde debíamos permanecer por 7 horas y media. Teníamos 2 opciones: pasar el tiempo mirándonos las caras entre las salas de espera y los restaurantes como la mayoría de los mortales o pagar un salón VIP y tener internet, bebidas y bocaditos con tarifa plana. Luego de deliberar un buen rato decidimos pagar los $25 por persona.

Le sacamos el jugo al precio en bebidas (tomamos, café, agua, vodka, chelas, Bailey's, jugo). Los bocaditos estaban misios, había galletitas, maní, sushi horrible y kekitos. Igual, comimos todo lo que pudimos. Estuvimos varias horas online chequeando correo y revisando algunas cosas que nos habían quedado pendientes. También había ducha con toallas pero no teníamos ropa limpia, así que nos quedamos resinosos.

Las horas pasaron más o menos rápido. Nos moríamos de sueño, cansancio y ganas de no volver a Lima. En el último tramo a casa nos sirvieron una comida ligera cumplidora.

Bajamos del avión en hora punta, tanto así que Manuel llegó de Colombia 15 minutos antes y Eckart llegó de Buenos Aires 15 minutos después y no vimos a ninguno. Sólo vimos al vocalista del Tri en la cola.

Así acabó este viaje fugaz al otro lado del mundo en el que pudimos conocer un poquito de nuestro futuro hogar.

Labels:

Down under (Sydney día 10)

Gladys pidió el miércoles libre en el trabajo para pasarlo con nosotros. Nos fue a buscar al hostel después del desayuno y fuimos una vez más a Darling Harbour (bajo la lluvia y protegiéndonos con nuestro paraguas destrozado). Alvaro y yo entramos al IMAX Theatre, Gladys nos esperó tomando un café mientras veíamos Space Station en 3D. La experiencia fue mostra, a pesar de que la sala estaba llena de escolares con sus "ooohhh" y sus gestos para tratar de alcanzar las cosas que parecían acercarse a uno gracias al truco de la tridimensionalidad.

Luego de la película tomamos un bus hacia Leichhardt. Gladys nos mostró los suburbios por los que pasábamos en el camino, para conocer darnos una idea de dónde buscar vivienda. En Leichhardt fuimos a la famosa placita italiana rodeada de tiendas carísimas y restaurantes. Entramos a uno llamado La Giara, al que Gladys ya había ido. Pedimos pancito al ajo para picar y de fondo penne a la sorrentina (yo), linguine puttanesca (Gladys) y mushroom risotto (Alvaro). Habíamos llevado un vino, Alvaro tomó un milkshake de fresa y plátano que fue lo único decepcionante del almuerzo (helado de vainilla con jarabe), lo demás estuvo muy rico.


A pesar de la llenura tuvimos que comer postre. Fue en una gelateria que queda en la misma plazuela, pedimos helados buenazos de Bailey's (Gladys y Alvaro) y de tiramisu con forest berries (yo). Caminamos un poco mientras comíamos los helados, llegamos a la estación más cercana y tomamos el tren a Newtown. Ahí tomamos un bus que nos llevó a Coogee, otra playa famosa de la ciudad. Llovía y había bastante viento así que sólo nos quedamos un rato.

Regresamos a Newtown y aprovechamos para hacer las maletas en el hostel, después salimos a Franklin's a comprar unos chocolates para traer a Lima. No teníamos mucha hambre pero igual había que cenar, así que caminamos por King Street buscando algo apetecible. Nos estacionamos en el Café C, pedimos un antipasto (turkish bread & dips: guacamole, berenjena, hummus; aceitunas, queso feta, tomate, lechuga) y tés (english breakfast para Gladys, chai latte para Alvaro, peppermint para mí). Luego pedimos unas tortas que se veían buenas y estuvieron riquísimas, una de tres capas de chocolate y un keke de naranja con icing y semillas de amapola.

Gladys se quedó a dormir con nosotros en el hostel para poder despedirse temprano.

Labels:

Friday, June 20, 2008

Down under (Sydney día 9)

El martes nos recibió con lluvia de nuevo. Luego de tomar desayuno volvimos a Darling Harbour y entramos al Maritime Museum. La verdad yo no estaba muy entusiasmada por ir pero Alvaro sí, y resultó interesante (incluso tenía computadoras con un jueguito de barcos mercantes).

Luego caminamos unas cuantas cuadras y entramos a la Sydney Tower, ubicada dentro de un shopping. Nuestra intención había sido ir en un día despejado o de noche para tener la mejor vista posible de la ciudad pero se nos agotaba el tiempo y no nos quedaba otro momento. Subimos hasta el mirador ubicado en la cima, a pesar de la neblina se logra ver muy bien gracias a los telescopios (así se llaman? o binoculares gigantes?) que están alrededor de toda la torre. El pase que habiámos comprado incluía también el Oz Trek, un video acerca de los destinos turísticos más importantes, pero no estaba funcionando ese día.

Al bajar de la torre fuimos al food court del shopping, compramos en distintos lugares: un pie de macadamia y pecanas (estaba más o menos), un sandwich "gourmet" (pavo ahumado, palta y salsa de arándanos... los ingredientes eran buenos pero no tenía sabor), una ensalada caesar fea y un berry smoothie (buenazo).

Ya almorzados y con el tiempo ajustado tomamos un bus hacia Alexandria, donde queda el trabajo de Gladys. Conocimos a la recepcionista y a su compañera de oficina, nos enseñó el showroom, lleno de camas con los cojines y edredones que producen.

Saliendo de ahí tomamos un bus (casi nos atropellan por cruzar corriendo una pista sin semáforo para alcanzarlo) hasta la estación y un tren hasta Kings Cross, uno de los points para la juerga, los night clubs y las trabajadoras de la calle. Ahí nos encontramos con Marcelo y Sergio, fuimos a The Bourbon Bar por recomendación de una amiga de Gladys. El sitio estaba bueno, sobre todo porque tenían happy hour. Ahí, como en muchos bares, pubs y restaurantes, pides en la barra pagando por adelantado; las bebidas te las entregan en el momento, para la comida te entregan una especie de control remoto que llevas a tu mesa para que te anuncie mediante luces y vibraciones que tu pedido está listo. Probé tres marcas de chela más (Tooheys Old era una, las otras no recuerdo), pedimos para picar wedges (trozos de papa "dorada") con salsa dulce de chile, sour cream y ketchup.


Luego llegaron Marlene y su novio Jaime, quien también cocina y va a estudiar con miras a poner un negocio.


Marcelo tenía que levantarse temprano para el trabajo, así que se fue temprano con Sergio. Nosotros nos quedamos un poco más, pedimos pizzas y nachos para acompañar las chelas y la conversación, que estuvo bastante entretenida. Finalmente nos fuimos los 5 a la estación y calabaza.

Labels:

Down under (Sydney día 8)

Todos los días pasábamos por una panadería cercana al hostel que estaba abierta muchas horas al día y que olía buenazo: Crispy Inn. Habíamos decidido no irnos de Sydney sin probar algo de ahí, así que compramos: una pizzeta de tocino y queso, una tajada de pan de plátano, un pie de albaricoques, un cheesecake de frambuesas y dos tés con leche. Nos empujamos todo entre la panadería y la estación mientras esperábamos el tren; en realidad sólo nos gustó el pan de plátano, lo demás tenía muy buen look pero el sabor era mediocre, incluso peor que el de los postres de panadería misia limeña.

Bajamos en la estación de Town Hall y nos dirigimos bajo la lluvia al Wildlife World en Darling Harbour. Es como un zoológico pequeño pero cerrado, igual de interesante que el acuario y Taronga zoo. También había canguros y koalas :)

Una vez terminado el recorrido volvimos a la estación de Town Hall para encontrarnos con Marlene Miyashiro, de mi promo del colegio, quien por esas casualidades de la vida también está viviendo en Sydney y tiene amigos en común con Gladys. Marlene llegó a la hora (peruana... jaja). Empezamos a caminar y conversar, poniéndonos al día de todo lo que había pasado en tantos años de no vernos.

Marlene quería pasearnos pero no sabía a dónde llevarnos, dado que ya habíamos conocido varios sitios. Mencionamos que Thomas había sugerido los Botanical Gardens así que fuimos para allá. Los jardines están cerca a Circular Quay, son inmensos y tienen una gran variedad de especies. Como dice Alvaro, nosotros no somos muy fanáticos de las plantas (a menos que se coman) pero se siente bien caminar entre tanto verdor.

Cuando ya empezábamos a tener hambre volvimos a Darling Harbour y comimos en el food court. Gracias a la gran cantidad de inmigrantes asiáticos existen muchas más opciones de fast food que hamburguesas, pizzas y pollo frito. Compramos en un sitio de comida oriental variada, buena y barata.

Salimos de Darling Harbour con dirección a la estación y paramos en Gloria Jeans para el postrecito. En nuestra segunda visita a una tienda de la cadena comprobamos que es uno de los pocos lugares donde se puede encontrar postres realmente ricos en Sydney. Ya eran las 6 y pico de la tarde, habíamos hablado un montón y ya era hora de regresar, así que nos despedimos y quedamos en comunicarnos para encontrarnos otro día.


Llegamos a Newtown a tiempo para ir al centro a escuchar otra conferencia de Wojtek, igual de divertida que la primera.

Después de la conferencia nos quedamos conversando con la gente, Thomas me invitó una chela (Pure Blonde, baja en calorías, muy rica), alguien llegó con una botella de cachaça y limones, Ifka nos alcanzó un shot a cada uno de manera tan sorpresiva que Alvaro no pudo negarse. Yo sentí el trago suave (mucho más que un tequila) pero Alvaro se mareó. Estuvimos conversando un poco más con la gente hasta la medianoche, cuando nos fuimos a descansar.

Labels:

Down under (Sydney día 7)

Habíamos escogido el domingo para hacer un almuerzo en el depa de Gladys con sus amigos chilenos. Luego del desayuno chapamos nuestras bolsas de ropa sucia (que no habíamos podido lavar en el hostel porque las máquinas estaban ocupadas hasta las 3 p.m. todos los días) y partimos a Carlton.

Dejamos las cosas en el depa y salimos apurados bajo la lluvia para tomar el tren hacia el supermercado más cercano. Primero paramos en Dan Murphy, una licorería super variada, donde compramos un par de botellas de shiraz y un vino con botrytis, luego fuimos por los comestibles.

De vuelta en el depa, Gladys nos hizo un pequeño tour y arrancamos con las labores de lavandería (ella) y de cocina (yo). Para picar hice tres dips de queso crema para ser untados en pan pita: uno con espinaca y tocino crocante, otro con aceitunas kalamata y otro con salmón ahumado. Mientras preparaba todo llegaron Marcelo y Sergio con un vino.

De fondo cociné polenta (la que siempre hago con tomates confitados, tomillo y parmesano) con camarones y pescado blanco salteados en aceite de oliva. Para acompañar, una ensaladita de espinaca, peras y queso azul con vinagreta dulce (vinagre, aceite de oliva, miel y mostaza). Gladys hizo el postre: arroz con leche, siguiendo la receta del clásico "Qué cocinaré?" de Nicolini. Comimos y tomamos rico. Aunque dejamos una botella de vino sin abrir, a Gladys se le bajó un poco la presión, lo cual demuestra que ya no es la misma de antes! También conversamos bastante, sobre todo acerca de la vida en Australia como para ir formándonos una idea más completa.


Después de que se fueron Marcelo y Sergio nos quedamos un rato más conversando. Nos retiramos a una hora prudencial para tomar el tren y dejar a mi hermana descansar para un nuevo día de chamba.

Labels:

Thursday, June 19, 2008

Down under (Sydney día 6)

Llegó uno de los días más esperados del viaje: el día del zoo (ya sé, somos unos niños). Luego del desayuno fuimos en tren a Circular Quay, en donde nos encontramos con Gladys. Ahí tomamos el ferry respectivo y después de un corto viaje con una espectacular vista (y un monito piloto irónicamente mareado) llegamos a la zona del zoo. Ahí se toma un bus que en pocos minutos llega a la puerta principal de Taronga.



De más está decir que el zoológico es mostro, super limpio, con animales lindos y bien cuidados, lleno de información acerca de las especies, muy lejos de la imagen del Parque de Las Leyendas de los ochenta forma parte de mis más tempranas impresiones (visuales y olfativas). Definitivamente los animales locales acapararon nuestra atención: koalas, canguros, ornitorrincos, puercoespines, marsupiales diversos, cocodrilos, etc. Otros que se lucieron fueron los gorilas, pandas rojos, jirafas y elefantes.



El recorrido completo bien podría durar un día, pero teníamos planes para la tarde. Volvimos a Circular Quay y tomamos otro ferry que nos llevó a Manly, una de las playas más famosas de la zona. Al bajar nos dimos con la sorpresa de que justo ese fin de semana se estaba llevando a cabo el Food & Wine Festival. Nos encontramos con Lily, amiga y ex compañera de chamba de Gladys, super buena gente. Nos llevó una cajita con postres como regalo de bienvenida a su país. Caminamos por la calle peatonal que lleva al malecón y por el malecón mismo, todo estaba lleno de gente y puestos de comida y vinos. Había copas para colgarse al cuello y comprar vino, tanto la copa como el refill costaban $5. Nos pareció un poco caro así que sólo comimos. Los platos (de todo tipo, desde oriental hasta paella) costaban $10 o $12, nosotros escogimos comida thai, estuvo decentona.

Lily ya había almorzado, después de que comimos nos propuso ir por un café. Aparte de los cafés (té para el monito) Lily pidió un postre para compartir, un bizcocho con salsa butterscotch y helado de vainilla, riquísimo. Conversamos un buen rato, cuando oscureció retornamos a Newtown en el carro de Lily, nos dejó cerca del hostel.

En la habitación comimos los pastelitos que nos había regalado con un tecito, Gladys se despidió luego de coordinar los planes para el día siguiente.

Labels:

Review: Tabla (toma 2)

Ayer fuimos nuevamente a Tabla para conversar con la Sra. administradora (quien nos invitó unos jugos) y aprovechamos para comer algo. Con el ánimo de pedir algo ligero y sin mariscos (según Alvaro, para evitar recaídas gripales), elegimos la ensalada de prosciutto con lechugas, mozarella, tomate confitado y pecanas acarameladas y los rollitos de berenjena con carne y salsa de tomate (concassé, no licuado). Todo eso acompañado por los crocantinis de cortesía que vienen con chimichurri y salsa de tomate, una copa de malbec Salentein y limonada para Alvaro.

Por supuesto que el chiste de comer algo ligero era tener espacio para el postre, esta vez elegimos la tarta crocante de higos y manzanas salteadas con helado de miel de maple y la terrina de almendras tostadas, rellena de trufa de chocolate acompañada de frutos rojos. En general todo estuvo riquísimo pero tal vez un poco caro para el tamaño.

Rollitos de berenjena S/. 14
Ensalada de prosciutto S/. 25
Limonada S/. 6
Vino tinto Salentein reserva S/. 22
Cubierto S/. 10
Tarta de higo con manzana S/. 17
Café cortado S/. 5
Terrina de almendras S/. 18

Tabla
Dirección: Calle Elías Aguirre 698 Miraflores

Labels:

Wednesday, June 18, 2008

Down under (Sydney día 5)

El viernes Alvaro seguía con gripe y tos, que se hicieron constantes hasta el día de hoy. Hicimos lo de siempre (meditar, algo de ejercicios y un duchazo antes de que llegara el chico de limpieza) y después del desayuno intentamos llamar a Thomas. Su celular estaba apagado, cosa que no nos sorprendió porque seguramente se la habían pegado la noche anterior. También traté de llamar a Gladys para coordinar las actividades del día pero estaba en una reunión.

A eso de las 11 y pico logré comunicarme con Thomas, recién estaban tomando desayuno, así que teníamos tiempo de sobra para ir y esperar a que estuvieran listos. Dicho sea de paso, era un desayuno mucho más saludable que los que se ven por estos lares: porridge, frutas y miel. Nos invitaron pero como estábamos llenos, sólo tomamos té verde. Además de la gente del centro estaban un pata y una chica de Perth, también en su primera visita a Sydney. Parece que Wojtek tenía un problema de salud porque Thomas lo llevó al hospital donde trabaja (es médico) para que le hagan un chequeo. Mientras los esperábamos nos pusimos a meditar. Cuando llegaron, mientras se ponían de acuerdo en el destino y el medio de transporte, aproveché para llamar a Gladys.

Finalmente salimos (creo que era como la 1 pm) y tomamos un bus a Circular Quay. Ahí vimos de nuevo el Opera House, nos tomamos una foto, esta vez con sol y nos despedimos de la gente porque no teníamos tiempo para ir a Manly con ellos.



Caminamos con dirección al centro de la ciudad y almorzamos en Bodhi's, un restaurante de estilo dim sum vegetariano. La mesera se acerca con varios platos de 3 o 4 bocaditos, los presenta y los comensales escogen cuáles quieren comer. Al final te cobran sólo por lo que consumiste. En nuestro caso consumimos bastante y la cuenta salió cara (como $72) pero estuvo muy bueno.

Como quien baja la comida caminamos a Paddy's Market en Chinatown, el "polvos azules" de Sydney, que está abierto de jueves a domingo. Ahí compramos los souvenirs y volvimos a Newtown.

Luego de dejar los paquetes en el hostel nos encontramos con Gladys en la estación del tren. Esperamos a Alinda y Salvatore, quienes nos recogieron y nos llevaron al restaurante griego Pericles, ubicado en otro suburbio. Pedimos un set menu para 5, traía ensalada (griega, por supuesto), bandejas de piqueos fríos (queso, calamares, pulpo, pan pita con dips, etc.) y bandejas de piqueos calientes (carnes, arroz, papas). Además tomamos un par de shiraz, todo estuvo buenísimo y lo pasamos mostro.



Alinda y Salvatore nos llevaron de regreso a Newtown y nos despedimos esperando volver pronto.

Labels:

El nuevo centro ya es totalmente nuestro!

Anoche nos entregaron las llaves de nuestra nueva casa y sede del Centro Budista Camino del Diamante, la casa es mostra y estamos esperando con ansias que empiece la mudanza.

Labels:

Tuesday, June 17, 2008

Down under (Sydney día 4)

Alvaro amaneció mejor el jueves... en realidad mejor del estómago, pero con gripe y dolor de garganta. Lo bueno es que eso no le impedía salir para continuar con el itinerario. Luego de tomar desayuno tomamos el tren y bajamos en Circular Quay, uno de los puntos turísticos más famosos de Sydney. Caminando por el muelle, con una impresionante vista del Harbour Bridge y las embarcaciones, se llega al Opera House. A diferencia de los días previos no había salido sol, el cielo estaba cubierto de nubes negras, pero igual tomamos las fotos de rigor.

Paseamos un rato por la zona y luego nos dirigimos al otro extremo del muelle, donde está The Rocks, una zona con negocios fichos y construcciones bacanes, mayormente en ladrillo, algo así como Puerto Madero. Pasamos por Rockpool (fish), el famosísimo restaurante de Neil Perry, pero luego de ver la carta decidimos comer ahí en otra ocasión, cuando ganemos como australianos.

Caminamos un poco más, llegamos a la base del Harbour Bridge y cambiamos el rumbo hacia el centro de la ciudad, compramos más dólares australianos y buscamos, bajo la lluvia, un sitio donde comer algo no tan pesado, pensando en la convalescencia de Alvaro. Entramos a un pub, el Edinburgh Castle Hotel (a estas alturas mi hermana ya nos había despejado la duda acerca de la palabra hotel en el título de tantos establecimientos, se trata nada más y nada menos que de pubs). Ambos comimos algo simple y barato: bangers & mash (salchichas de res y puré de papas), un clásico de Inglaterra super popular en Australia.

Una vez satisfechos nos dirigimos una vez más a Darling Harbour, esta vez para visitar el Aquarium. Compramos un pase triple con acceso para el Wildlife World y la Sydney Tower, a los que dejamos pendientes para otro día. El Aquarium es mostro, pequeño comparado con Sea World y similares, pero muy variado e interesante por la gran cantidad de información que se puede encontrar sobre las especies que alberga. Lo mejor fue la caminata bajo los tiburones y rayas, alucinante. Después de casi dos horas terminamos el recorrido y tomamos el tren de regreso a Newtown.


Días antes, pasando por un bar, Alvaro había notado un clásico afiche de nuestro linaje. Resulta que justo en esa semana estaba en Sydney Wojtek Tracevsky, un dharma teacher polaco, dando una serie de conferencias. Comimos algo rápido en el hostel (pan con queso y chocolate relleno de kiwi) y salimos hacia el local de la conferencia, la biblioteca de Newtown, que queda a pocas cuadras del hostel. Ahí conocimos algunas personas de la sangha. La sala que habían reservado estaba cerrada y nadie tenía la llave, así que se decidió aplicar el plan B: hacer la conferencia en el centro. Caminamos unas cuantas cuadras y ya estábamos ahí, en el centro en el que esperamos pasar mucho tiempo en un futuro cercano.

La casa es bien bonita, aunque no muy grande. Viven ahí 4 personas (esperamos que haya sitio para más!) y la cocina es típica de todo centro karma kagyu: está bien abastecida de vino y cerveza. La conferencia de Wojtek ("Buddhism for busy urbanites") estuvo buenísima, super amena, con hartas historias. Terminada la conferencia conversamos un poco con la gente, con unos vinitos y galletas, hasta la medianoche. Al despedirnos Thomas nos preguntó si teníamos planes para el día siguiente y nos propuso juntarnos con ellos para ir a Manly. Me dijo que lo llame entre 9 y 10 am para coordinar. Caminamos las pocas cuadras que nos separaban del hostel y dormimos plácidamente.

Labels:

Monday, June 16, 2008

Down under (Sydney día 3)

Arrancó el tercer día en Oz. Como suele suceder, ya tenía yo el itinerario armado para el día (en realidad para todo el viaje) pero no contaba con la evolución de la enfermedad de mi esposo. La fiebre se había ido pero dejó en su reemplazo un cuadro estomacal raro, tipo virus. Igual bajamos a la cocina y tomamos desayuno, luego volvimos al cuarto para que Alvaro vaya al baño cada 10 minutos aproximadamente.

Pasó el tiempo y llegó la hora de almuerzo. La idea era ir a un sitio en King St donde pudiéramos comer algo ligero. Dimos un par de vueltas y llegamos a Simply Noodles, bueno, bonito y barato. Yo comí un special: beef & black bean sauce with fried rice y Alvaro una wonton & noodle soup. Además tomé un agua con sabor y vitaminas de esas que está de moda. Todo por $20, una ganga en comparación a otros restaurantes.

El plan era ir a la estación para dirigirnos al centro de la ciudad pero Alvaro estaba super mal y tuvimos que volver al hostel. Se pasó la tarde entre la cama y el baño. Yo fui a chequear mi mail (con suerte encontré una de las 3 PCs del hostel libres) y a llamar a Gladys para coordinar lo que haríamos ese día. Además compré Gatorade, galletas y un libro usado de Richard Branson para monito.

Gladys fue al hostel saliendo del trabajo, estuvimos un rato en el cuarto y luego dejamos descansar a Alvaro y partimos a buscar vinos. Cerca del hostel hay 3 licorerías, fuimos a Vintage Cellars porque tiene más variedad. Compramos un shiraz y caminamos un poco buscando un restaurant BYO (bring your own [vino, usualmente]). Entramos a un lugar libanés llamado El Bahsa café. Pedimos un piqueo: El Kafka platter (turkish bread, carnes, hummus, ensalada) y una ensaldada griega. Con eso y media botella del vino que llevamos tuvimos más que suficiente. De regreso en el hostel nos dimos cuenta que habíamos dejado la botella de vino en el restaurante, volvimos y, felizmente, aún la tenían.

A estas alturas del viaje ya nos habíamos maravillado con muchas cosas del día a día en ese país. La limpieza, orden y respeto eran cosas que ya dábamos por sentadas, así como también el transporte limpio y eficiente. Pero no habíamos pensado en cosas como el agua en dos de sus usos comunes:
1) para beber: se puede tomar agua de caño y nosotros como cojudos compramos 5 litros de agua embotellada, en los restaurantes generalmente te dan agua de caño en una botella de vidrio y así no tienes que gastar en bebidas
2) para desaparecer al inquilino que se acaba de desalojar, es decir en el baño: los sanitarios tienen normalmente 2 botones, uno para medio tanque y otro para tanque completo. Además, según le enseñaron a Alvaro, por tratarse de una zona alejada del Ecuador, la fuerza del agua es suficiente para arrasar con todo lo que haya en la taza.

Con estas profundas reflexiones en mente (mentira!) nos acostamos, esperando que Alvaro estuviera completamente recuperado a la mañana siguiente.

Labels:

Down under (Sydney día 2)

Alvaro amaneció con fiebre. Ya le había pasado en viajes anteriores, no sabemos si por el viaje o la diferencia de horario o nervios, pero asumimos que le iba a durar un día, hasta aclimatarse.

Nuestro cuarto era bastante completo para tratarse de un hostel. Era una habitación privada con 2 camas (una matrimonial y una simple), baño, balcón, tv, friobar y hervidor de agua. Además nos dieron vajilla para usar en la cocina común, té, café, azúcar y lechecitas. Tomamos desayuno en el cuarto: plátanos, cerezas, pan tostado con queso, leche, té. El pan tostado provino de la cocina, una de las áreas comunes del hostel, bien equipada y amplia.

A pesar de estar enfermo, Alvaro accedió a salir. Fuimos en tren a la estación central, al bajar levantamos la vista y adivinen qué vimos: el edificio de Ernst & Young. Caminamos según las instrucciones de Gladys a Chinatown, vimos algunas tiendas pero Alvaro no se sentía bien, así que luego de descansar un poco fuimos a almorzar. Entramos a BBQ King, uno de los lugares recomendados en Lonely Planet. Ambos comimos sopa y segundo: duck & mushroom soup + roasted duck & rice (Alvaro) y seafood & tofu soup + BBQ pork & rice (yo). Además nos dieron té jazmín de cortesía. La cuenta estuvo un tanto elevada pero valió la pena totalmente por el sabor. Además estuvo contundente, incluso fue demasiado para el monito que no tenía mucha hambre por el malestar.

Luego caminamos a un shopping donde había una oficina de Medicare, para averiguar algunos datos. La consulta fue breve, llamé a Gladys para coordinar dónde y a qué hora encontrarnos y nos vimos con bastante tiempo entre las manos y cero ganas por parte de Alvaro de hacer algo. Así que esperamos pacientemente a que llegue la hora.

Gladys nos llevó a Darling Harbour, ya estaba anocheciendo, la vista era espectacular. Caminamos un buen rato conociendo la zona, tomamos unas fotos y finalmente decidimos entrar a un restaurante que Gladys conocía: The Docks. Para la zona es un lugar con precios razonables. Yo pedí un tempura fish & chips (pescado frito con papas fritas y salsa tártara), Gladys steak & mash (bistec con puré) y Alvaro una tarta de pera y almendras. Pedimos dos chelas australianas para que yo pueda ir probando la oferta nacional: una Carlton y una Toohey's new. Ambas me gustaron, aunque la segunda más que la primera.


Alvaro estaba cada vez peor así que nos fuimos temprano a descansar.

Labels:

Saturday, June 14, 2008

Down under (Sydney día 1)

Todavía no me recupero del jet lag del último viaje, el más importante y chevere de todos, en el que nos convertimos en residentes permanentes de Australia y visitamos a mi hermana Gladys, a quien no veía hace casi 4 años y Alvaro ni conocía.
El viaje fue largo pero no tan traumático como mi primer viaje de casi un día. Nuestro vuelo estaba programado para las 15:15, así que fuimos temprano al aeropuerto (ya que el destino no admite check-in electrónico) y, luego de hacer los trámites respectivos, despedirnos de mis suegros y comprar piscos para Gladys, almorzamos en el aeropuerto. Sí, después de mucho criticar los escandalosos precios de la comida y bebida en el aeropuerto, decidimos gastar en esos lujos como quien se prepara para el costo de vida en Oz.

Comimos en Manacaru, el único restaurante disponible en la zona de embarque. Pedimos una ensalada primavera, un sandwich de queso, un pie de limón, un agua mineral y un jugo de piña. La gracia salió S/. 75.60, aunque he de reconocer que todo estuvo rico. Luego de la espera llegó el turno de embarcar el A320. El primer tramo estuvo bien, dormí un poco y comí bien (ensalada, roast beef, queso, jamón, lechuga, un pedazo de wrap, pan, queso crema, mantequilla, brownie Don Mamino y chocolate).

En el aeropuerto de Santiago tuvimos una escala de casi 4 horas, en la que aparte de ver tiendas tomamos agua, un jugo de Boost (yo) y un chai latte (para variar, Alvaro). A bordo del A340 se iban agotando las opciones para soportar las largas horas de vuelo. El avión es incómodo para dormir y un lado de mis audífonos no funcionaba (el problema estaba en el jack y no en los audífonos) pero aún así logré dormir, leer, meditar y escuchar un poco de música. La cena estuvo mala (sorry amigos chilenos, pero realmente su comida no es muy sabrosa), yo elegí el salmón con puré de espinaca y verduras cocidas (le eché mantequilla a todo para que tuviera algo de sabor pero no tuve mucho éxito), Alvaro escogió la pasta (un formato raro con relleno soso) con una salsa que sabía a crema de leche sola. A esto se sumaron el pan con mantequilla que no tiene pierde, un tres leches con manjar de sabor químico y un chocolate. Anunciaron bebidas y snacks en la parte posterior de la cabina pero estaba tan cansada que sólo tomé varios vasos de agua cuando pasaban las azafatas ofreciéndolos. Poco antes de aterrizar en Santiago sirvieron el desayuno, de mucho mejor sabor que la cena: omelette (la otra opción era un sandwich de jamón y queso), pan, mantequilla, mermelada, yogurt y keke de plátano.

Llegamos a Auckland y bajamos para la escala técnica. Pasamos un buen rato parados haciendo cola para pasar por la revisión de rigor, porque la puerta estaba cerrada (asumo que la susodicha revisión tiene un horario determinado). Había cierto nerviosismo entre algunos de los viajeros por el corto tiempo de las escalas (una hora en nuestro caso), pero felizmente estuvimos a tiempo para reabordar el avión.

Nuevamente en el A340 y una vez alcanzada la altitud de crucero volvimos a desayunar, esta vez fruta (melón, piña, manzana, pepino), yogurt y un sandwich de queso y jamón en un pan raro pero rico.

Y llegó el esperado momento de desembarcar en Sydney. No me sentí mareada como cuando llegué a Tokio, pero si cansada y totalmente resina. En el aeropuerto la cola de aduanas es mucho más grande que la de migraciones (y está conformada en gran parte por tablistas) debido a las estrictas leyes que regulan el ingreso de productos de todo tipo al país. Pasamos la inspección sin problemas (tuvimos que eliminar del cargamento de comida para Gladys los sobres de alimentos que contenían leche porque es uno de los muchos ingredientes prohibidos). Mi hermana había ido a buscarnos y nos emocionamos mucho al vernos, ella soltó unas cuantas lágrimas; evidentemente para los que me conocen, yo no. Alvaro y Gladys se conocieron por fin en persona. Fuimos a tomar un taxi y vimos los primeros esbozos de Sydney, acostumbrándonos poco a poco al timón a la derecha y el sentido del tráfico.

Gladys guió al taxista hasta el hostel en Newtown. El recepcionista tenía la reserva registrada pero nos informó que podríamos usar la habitación después de la limpieza, a eso de las 11:30 o 12. Gurdamos las maletas en la custodia del hostel, Gladys nos explicó cómo movilizarnos a la oficina del agente y me prestó dólares australianos, luego se fue a la oficina.

Nosotros partimos a conocer la zona, caminamos por King Street, la avenida principal de Newtown que está llena de restaurantes de todo tipo y otros negocios. En el camino paramos en Franklin's, un supermercado cercano, en el que compramos un mix de fruta seca y semillas y beef jerky. Seguimos caminando hasta las 11 y pico, volvimos a Franklin's a comprar cosas para los desayunos, regresamos al hostel, nos acomodamos, comimos sandwiches (Alvaro de queso y yo de Vegemite, el famoso spread australiano que sinceramente no me gustó para nada) y nos dimos un baño.

Salimos a tomar el tren para nuestra cita con la persona de la agencia. De regreso tuvimos un pequeño percance, tomamos un tren con paradas limitadas, entre las cuales no estaba Newtown. Tuvimos que tomar otro tren en sentido opuesto y llegamos con las justas para encontrarnos con Gladys.

Después de conversar un poco en la habitación salimos a cenar. Quisimos arrancar nuestra estadía con comida tailandesa, así que fuimos al Thai Pothong. Pedimos para compartir: BBQ lamb cutlets, arroz jazmín, pad thai y una chela tailandesa de marca Singha. La comida y la atención estuvieron espectaculares. Los postres de la carta no nos provocaron mucho así que salimos en búsqueda de algo dulce.


En Oz los negocios cierran temprano, incluso los de comida, así que teníamos pocas opciones, pero afortunadamente Gloria Jeans estaba abierto. Esta cadena de cafés, el Starbucks australiano, tiene buen ambiente y buenos productos. Pedimos un cheesecake de maracuyá y uno de moras para compartir. Luego de ese primer agotador día nos fuimos a descansar.

Labels: