Thursday, October 26, 2006

Nueva chamba!!

Hace un par de semanas me llamaron de Alfresco (para los desubicados que no lo conozcan, como la doctora de la muni de San Isidro) es una de las primeras cebicherías "fashion" que empezaron a sonar gracias a varios premios al mejor cebiche de Lima y, por supuesto, al comercial de "Alfredo, más arroz". El hecho fue que la llamada no era para prácticas en alguno de sus restaurantes sino en una concesión que tienen en la feria de toros de Acho. No fue difícil conseguir las prácticas, de hecho sólo tuve que ir a dejar mi cv, un par de fotos y copia del DNI y luego ir a la susodicha muni de San Isidro para tramitar mi carnet de sanidad. By the way, a pesar de que ir a San Isidro me pareció mejor opción que San Luis, el distrito en el que vivo, porque parecía más organizada y seria la cosa, me salió el tiro por la culata. La información que le dieron a mi madre por teléfono fue que atendían desde las 8 am y todo el asunto se terminaba en 30 minutos. Llegué a las 8, al igual que las personas de laboratorio, recepción de muestras, etc., pero la persona de caja llegó a las 8:15 aprox. En el primer paso del flujo (muestra de sangre) me informaron que no me podían dar el carnet sin examinar mi muestra de heces (cuyo resultado entregan después de 24 horas) y sin asistir a una charla de manipulación de alimentos de hora y media. What!!??? Después de quejarme con las personas del laboratorio (bastante menos agresivamente que antes... parece que las artes marciales están surtiendo efecto) pasé por el resto del flujo (chequeo médico, chequeo dental, toma de fotos) y partí a la oficina. Obviamente llegué tarde, encima tuve que ir el día siguiente a dejar mi muestra de heces y el martes siguiente para asistir a la charla donde intentaron condensar todo lo que aprendí en 3 meses de bromatología en una especie de clase para niños de primaria. O heladeros.

En fin, con mi carnet y uniforme de la escuela me dirigí el domingo 22 de octubre a la Plaza de Acho. Hacía más de 15 años que no iba y no tenía idea de qué micro tomar, así que fui en taxi. Llegué rápido, tuve que preguntar para ubicar la puerta que me habían indicado y ahí estaba Jennifer. Yo sabía que habían convocado a la gente del instituto pero no sabía si alguien más se había metido. En total fuimos 5 personas del HMS (3 chicas en cocina y 2 patas en bar), un pata de Expro y 2 chicas de Monte Catini también en cocina.

Entramos tarde porque no había fotochecks y se demoraron en sacar la lista de gente con permiso para ingresar. Una vez adentro caminamos por los arcos de la plaza hacia el local y recordé claramente mi niñez. El salón comedor está situado en una especie de terraza, adentro está la cocina y en el sótano, el almacén. Como era de esperarse, no es muy higiénico el lugar, cosa que hay que atribuirle a la Plaza en sí y no al restaurante. En fin, el trabajo estuvo duro pero no tanto, estresante en la hora pico (entre 2 y 3 pm) pero bien pagado con un filete de mero en salsa chorrillana, una Inca Kola de medio litro, 20 solcitos y, por supuesto, lo más valioso: la experiencia.

Friday, October 13, 2006

Un año más

El 5 de octubre cumplí un año más... acá van las fotos de la despedida de los veintitantos.


La gente en mi cumple Posted by Picasa


Con Paty, Claudia y Silvia Posted by Picasa


Con Jos� Luis, Gloria, Alvaro y Jessica Posted by Picasa


Con Yosip y Jorge Posted by Picasa


Con mis pap?s Posted by Picasa

Wednesday, October 11, 2006

Pensando en proyectil

Ya han pasado 10 meses desde que "colgué la guitarra" por primera vez durante tanto tiempo desde que empecé a tocar. Dejar mi última banda habría sido una decisión muy difícil si no me hubiera sido físicamente imposible seguir con todas las actividades que tenía en pie en ese momento.

Así que ahora, después de haber terminado las clases y con más tiempo para extrañar la música, empiezo a animarme a armar otro proyectil. No tan fugaz como el cuarteto que armé sólo para grabar 3 temas, pero tampoco con tantas aspiraciones, al menos inicialmente.

El problema es que ahora estoy tan fuera de la movida que no sé cómo empezar. La lógica dice que con la gente, así que lanzo la propuesta al aire, a ver si algo pasa. Estoy pensando en algo inspirado por Tool y Dream Theater, ya no más festivales de 300 bandas punkekes, por favor. Así que... ¿alguien quiere tocar?

Tuesday, October 10, 2006

Volando

He volado un montón de veces. No es que me vaya de viaje todas las semanas, pero digamos que en los últimos años me he subido a aviones más seguido de lo que imaginaba. Me gusta harto volar, lo que no me gusta es esperar en el aeropuerto (lo que más detesto es hacer la cola de migraciones al llegar al Jorge Chávez), pero el vuelo en sí y todo lo que involucra (claro... hablaba de la comida) es una experiencia grata para mí, con dos únicas excepciones hasta el día de hoy: a los 8 años yendo o regresando de Iquitos con una empanada y una chicha chocolateándose en mi estómago; y en enero de 2003, regresando de Hong Kong, con tos, fiebre, la depresión de los 7 kilos y una escala extra porque no alcancé a hacer la conexión en Dallas.

Pero claro, el vuelo al que me refiero en este post es completamente diferente. Para empezar, no fue en un avión comercial, y el piloto era nada más y nada menos que Alvaro. Teníamos pendiente este paseo desde que regresó de Argentina con su licencia de privado. Ya se había cancelado varias veces por mantenimiento del avión, mal clima, etc. El domingo 17 nos despertamos temprano y Alvaro miró el cielo con algo de decepción. Como era de esperarse el día estaba gris y neblinoso, pero igual fuimos a San Bartolo. Esperamos cerca de hora y media hasta que milagrosamente el cielo se despejó y salió el sol. Poco después llegó el instructor y, previo reconocimiento del avión, nos subimos los tres (luego de media hora, el instructor nos dejó solos).

Todos me preguntan si tenía miedo. Para nada. Nunca me ha dado miedo volar y esta vez no fue diferente, por más de que se tratara de un avión chico, por más de que Alvaro no tenga tanta experiencia volando, por más de que, curiosamente, nunca me haya llevado a pasear en carro. Pero sí tenía miedo a sentirme mal, a que me traicionen las náuseas o la claustrofobia, o ambas. Felizmente sólo me mareé un poco y lo pasé tan bien que la hora se pasó realmente volando.


Alvaro piloteando Posted by Picasa